De alguna manera, la desaparición del PAC del escenario político nacional parece haber pasado del todo desapercibida este primero de mayo, día en que coincide la sesión en que anualmente el poder legislativo elige su nuevo Directorio (con la particularidad de que este año era también la primera sesión después de la elección de febrero anterior) y la marcha tradicional del Día Internacional de trabajadora, este año en su 136 aniversario, el primero “post-pandémico”. Pero un gobierno no desaparece así nada más, deja su vacío, que tiende a llenarse por vías nuevas a partir de los encuentros entre fuerzas diversas y vecinas de dicho vacío.
La primera e inmediata nueva relación, es la jefatura política del arco burgués a cargo de Liberación Nacional, que podría estar postulando un achicamiento del estado costarricense, y una suerte de comparsa neoliberal que cualquier militante frenteamplista denominaría vendepatrias, haciendo un juego un tanto perverso con Liberación.
La segunda es la disciplinada oposición que tuvo el Frente Amplio al postularse para diversos puestos legislativos, pues no había progresismo burgués alguno en el cual diluirse. Es que la disciplina de la fracción legislativa frente amplista no se condice con una mejor marcha del primero de mayo y no podría hacerlo. El domingo incluso algunos sindicatos como el SINDEU se dieron el lujo de no convocar.
Tal vez el nuevo gobierno y el nuevo parlamento podría intentar juntar toda su fuerza para lanzar una reestructuración del estado. Pero les detiene la incertidumbre del norte final al cual dirigirse y las arenas movedizas internacionales que les determinan y el miedo permanente por una posible rebelión.
Es que, en verdad, nadie conoce exactamente el plan del nuevo Presidente del Directorio, un viejo conocedor del mundo político del país, pero contrario de aquello que Laura Chinchilla señala como norte para Liberación. Fue una victoria política para los Arias, que las denuncias públicas contra el premio Nobel hayan desaparecido por completo, pero aún así este triunfo legislativo podría tener mucho más de aparente que de real.
Sucede que la realidad del país está cambiando constantemente con más rapidez que antes. La Costa Rica que inició una experiencia política con Luis Guillermo Solís no es la misma que termina la experiencia política de Carlos Alvarado. La única constante durante los últimos años es la pulverización de todos los salarios, públicos y privados, hecho que regocija a los mercados internacionales, en medio de incertidumbres políticas cada vez más grandes.
Los sindicatos por su parte han dejado pasar esta pulverización sin chistar. La pandemia cayó como anillo al dedo de las burocracias, que hoy están más enquistadas que antes en sus puestos. En consecuencia la base de las organizaciones es más débil, más dispersa y menos numerosa.
Sin embargo el valor del salario lo determina en buena medida la lucha de clases, de manera tal que toda esta parafernalia neoliberal bien podría decidir elevar el valor del salario si movilizaciones suficientemente fuertes los obligan. Pero esas movilizaciones hay que prepararlas y hay que preparlas bien.
Es necesaria una gran coordinadora contra el ajuste y el FMI, donde se reúnan las direcciones sindicales, las organizaciones de izquierda, una gran representación de delegados de centros de trabajo, desde donde se lance una campaña por un aumento salarial acorde a la canasta básica, por la jornada laboral de seis horas para que trabajen todos sin reducciones salariales, contra todos los recortes, contra la precarización e informalidad: contratos de trabajo colectivos y plaza permanente, contra posibles nuevos préstamos con el FMI y contra la renegociación: por el no pago de la deuda externa y el uso de esos recursos en las necesidades más acuciantes para la población pobre, crédito barato para las pequeñas y medianas empresas, así como otras que resulten justas. Invitamos al Partido de los Trabajadores, al Nuevo Partido Socialista y al Partido Revolucionario de Trabajadores a dar pasos en este sentido. Creemos que ya el NPS ha elaborado una posición llamando a construir un espacio similar. Además podemos invitar a compañeros y compañeras con presencia en sindicatos, en universidades, movimiento estudiantil, de mujeres, etc.
Contrario a lo que señalara una importante figura frenteamplista, el gobierno no da miedo. Pero ciertamente debe ser enfrentado pues de lo contrario las consecuencias pueden ser significativas. Es un gobierno débil, en el Ejecutivo y en el Legislativo. Podría fortalecerse en el camino si las y los trabajadores se mantienen en pasividad ante él.
Desde OSR este primero de mayo hemos participado en una columna conjunta con el PRT, por la libertad de los presos políticos del régimen de Ortega y contra las políticas del nuevo gobierno. Hemos alertado de manera conjunta sobre los peligros del nuevo gobierno. Esto demuestra que se puede trabajar de manera unitaria y que por tanto un acuerdo más amplio entre la izquierda obrera y socialista, la clase trabajadora y el activismo en general es posible y necesario.
Dirigentes de OSR y el PRT en la columna del 1 de Mayo, San José.
Como OSR hemos pasado la tarea de realizar nuestras tesis programáticas fundamentales en pandemia, en dos ocasiones. Contamos con un programa político compuesto por una visión común de diversos acontecimientos y por un sistema de consignas políticas, cuyas posibilidades de implementación tácticas hemos demostrado por ejemplo en la movilización unitaria de la izquierda costarricense ante el asesinato de George Floyd o nuestra intervención en el conflicto de becas en la UCR, ambos durante la pandemia.
Tenemos la tarea de que dicho programa gane adeptos y militancia. La salida de la pandemia, en medio de una profunda derrota para todas las organizaciones que han postulado la existencia de un nacionalismo burgués progresivo y una supuestamente necesaria unidad patriótica con algunos empresarios nacionales, deja el campo abierto para la emergencia de un discurso renovado en la izquierda, desde posiciones estratégicas revolucionarias refundacionales, que aporte en la reorganización de las fuerzas de las y los trabajadores.