Yanella vive en Ensenada, ciudad vecina a la capital provincial. Continúa sus estudios secundarios, a pesar de que la pandemia y el aislamiento social, dificultaron los procesos de aprendizajes de muchos pibes y pibas en todo el país.
Pero no fue solo la virtualidad y la falta de acceso a internet, el celular, la computadora y la nula respuesta del Gobierno; también fue y es la aguda crisis económica que obliga a que las y los adolescentes y jóvenes deban salir a buscar un laburo para ayudar a sus familias, y terminen dejando sus estudios para más adelante.
"Los bolsones de comida que se entregan en las escuelas, los comedores, no alcanzan. Muchos amigues, sobre todo de 4to, 5to y 6to año, salen a patear las calles para tirar curriculums en restaurantes, bares, algunos se la rebuscan como repartidores, cuidan niñes, otros hacen changas, cortan el pasto, son albañiles".
Según datos del Indec, en el mercado de trabajo la tasa de actividad de los jóvenes entre 14 y 29 años siempre es más baja que la tasa de actividad de la población en general. En el cuarto trimestre de 2021, la tasa de empleo de las mujeres jóvenes representó el 33,6%, esto es, 21,8 puntos porcentuales (pp.) menor a la tasa de empleo general que fue del 55,4%, mientras que la de sus compañeros varones alcanzó el 45,3%. Es decir, que la juventud tiene menos posibilidades de acceder a un puesto laboral, y entre las mujeres esa dificultad aumenta.
Con 19 años Yane trabajó siempre de manera no registrada, la mayoría de sus actividades están relacionadas con tareas de cuidado, como de niñera o en un geriátrico. Para las mujeres, el trabajo reproductivo no pago en el hogar, se transforma en trabajo precarizado fuera del mismo.
"En 2019 cuidaba niñes me pagaban $500 por día, a veces estaba desde las 8 de la mañana hasta las 18, a veces eran 2 horas, otros días no laburaba, no era algo fijo, simplemente cuando a ellos se les ocurría".
La inestabilidad es la marca registrada de la precarización laboral: No se sabe con certeza cuántas horas se trabajará cada semana, o cada mes. Tampoco hasta cuándo durará su trabajo, si la inflación sigue aumentando, cuánto valdrá su salario de una semana a la otra, de un día al otro.
"Trabajé cuidando a otros nenes a los que tenía que traer a mi casa, bañarlos, hacerle la comida, llevarlos a su casa y ordenarla. Eso era todos los días, pero iban variando los turnos, a veces eran de 8 a 17 horas o de 14 a 24, me pagaban un sueldo de $4.000 por mes".
Para muchos jóvenes el acceso al derecho al trabajo no significa acceder a un trabajo con derechos. Los números elaborados sobre la última base publicada por el Indec (tercer trimestre del 2021) arrojan que casi 4 de cada 10 jóvenes entre 14 y 29 años, tiene una ocupación (2,5 millones). Casi 8 de cada 10 jóvenes son asalariados (obreros/as o empleados/as) y 2 de cada 10 son cuentapropistas (changas, oficios, profesionales, desarrollan su actividad sin emplear personal).
Entre los asalariados y asalariadas, más de la mitad no tiene derechos: el 52% no recibe aportes para la jubilación, no perciben aguinaldo, no tienen licencia por enfermedad, vacaciones pagas, tampoco tienen cubierta la obra social. Las mujeres jóvenes precarizadas representan el 53% .
"El año pasado trabajé en un geriátrico, fue los horarios más extensos que tuve, laburaba toda la semana en turnos de 16 horas, en algunos casos entraba a las 6 y salía a las 22 y al otro día tenía que volver a ingresar a las 6 de la mañana, claramente en negro, con la promesa de que, pasando los tres meses, nos ponían en blanco. Algunas compañeras hacían turnos de 24 horas, llevaban meses y jamás la pusieron el blanco", continuó la joven.
En relación a los salarios percibidos, en rubros cómo gastronomía, son especialmente bajos, "una compañera trabajó en un bar en City Bell, hasta hace poco, el salario era menor a los 30 mil pesos por 8 horas de trabajo. Lo que dicen los dueños para ahorrarse plata, es que con las propinas podés ganar unos pesos más, pero la propina es muy variable, no se puede pagar un alquiler ni de un monoambiente con ese salario", aseguró Yanella.
El ingreso promedio de las jóvenes asalariadas, en el tercer trimestre del 2021, alcanzaba $27.968, apenas superando la Canasta Básica Total (CBT) -alimentos y otros bienes y servicios pero sin alquiler- valuada en $22.826, pero no alcanzaba al Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVyM) que en ese momento estaba en $29.160. El ingreso promedio de los varones asalariados era $33.628, apenas por encima de la CBT y el SMVyM.
Además, según cálculos realizados por La Izquierda Diario en base a datos del Indec, los ingresos de quienes tienen un trabajo informal representan menos de la mitad de los que tienen un trabajo formal. Entre las jóvenes, el promedio de ingresos de las precarizadas y las cuentapropistas, no llegan a la CBT ni al SMVyM. Y la brecha de ingreso por género se amplía mucho más, llegando al 26,9% entre los asalariados sin descuento jubilatorio.
Una amiga de Yane trabajó, hasta el mes pasado, de moza en un reconocido bar de comida mexicana en La Plata, "en un turno laboral de ocho horas cobraba 1.000 pesos, las propinas, que son cada vez más bajas, ahí se reparten entre todos los empleados. Además, la mayoría de las chicas que entraban duraban una semana, es tanta la desocupación que pueden echarlas y traer a otras, cómo puerta giratoria".
La inconstancia en los trabajos, así como entrar y salir constantemente del mercado laboral, afecta la posibilidad de las trabajadoras para poder planificar sus vidas personales y profesionales, trastoca el control sobre sus decisiones, por ende su libertad, salud y su bienestar.
Con respecto a la tasa de desocupación, entre las jóvenes llega a ser más del doble que la tasa de desempleo general. Por ejemplo, en el cuarto trimestre 2019, la tasa general de desempleo era del 8,9%, entre las jóvenes alcanzaba al 18,9% (10 pp.) y entre los varones el 16,9%. Dos años después, en el cuarto trimestre 2021, la tasa general fue del 7,0%, pero en los jóvenes varones del 13,5% y entre las jóvenes alcanzó el 16,2% (9,2 pp.)
En los últimos meses la llamada Generación U (por Union en inglés) comenzó un proceso de lucha que resuena a nivel internacional, a partir de la formación de sindicatos conformados por jóvenes precarizados/as en Estados Unidos, que se organizan por mejores condiciones laborales. Amazon, Starbucks y recientemente las y los trabajadores de la industria de la animación se sumaron a denunciar a las multimillonarias empresas y sus dueños.
Un ejemplo a seguir por los y las jóvenes del país, que ya están comenzando a denunciar las condiciones insalubres en las que trabajan, la existencia de listas negras, acoso laboral, bajos salarios, y se reúnen para exigir mejores condiciones laborales.
"Los jóvenes estamos cansados de que nos sigan robando derechos ya conquistados hace años por la clase obrera, por eso venimos organizando en las calles, en asambleas, en los barrios", afirmó Yane y agregó, "Desde la Red de trabajadores precarizados de La Plata, Berisso y Ensenada, le dejamos algo muy en claro, tanto al Gobierno como a los patrones: no les tenemos más miedo. Así lo demostramos marchando por mejores condiciones de infraestructura en las escuelas, y acompañando a las y los trabajadores de Charola, un Bar de La Plata, al que denunciaron por despidos arbitrarios, amenazas, sobreexplotación y condiciones paupérrimas de higiene en el local".
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Para finalizar, Yane aseguró "peleamos por el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, con salarios que cubran la canasta familiar, para que no haya quienes sufran la sobreexplotación laboral, mientras millones de personas no tienen trabajo. Porque la deuda fraudulenta e ilegal no se pague y esa plata se destine a salud, educación y la cultura, luchamos por disfrutar de nuestro tiempo libre, para estudiar, bailar, compartir con nuestros amigues, por ser libres y que nuestra creatividad esté puesta en función de crear un mundo mejor". |