Luego de dos semanas de juicio, el Tribunal absolvió por decisión de la mayoría y el beneficio de la duda a los policías Ricardo José Antonio Llaves, Ricardo Ezequiel López, Jorge Antonio Olea y Lucas Maximiliano Ozuna por el asesinato del joven Cristian Gallardo, ocurrido en agosto de 2019 durante el Gobierno de Juan Manuel Urtubey. Solo fueron condenados por vejaciones a 3 años de penas de ejecución condicional, e inhabilitación por 6 años.
Por su parte, el policía Elio Maximiliano Moya fue absuelto (también por decisión de la mayoría y el beneficio de la duda) de los delitos de falsedad ideológica y encubrimiento agravado. Y el civil Ángel Ismael Lozano, quien había denunciado el robo de un celular por parte de Gallardo, fue absuelto por unanimidad de los delitos de falso testimonio y encubrimiento.
"El hecho de que hayan absuelto por el beneficio de la duda, por lo menos llama poderosamente la atención porque la causa llega con pruebas contundentes, como ser una autopsia en la que se ha demostrado que Cristian tenía más de 16 lesiones externas y hasta con un video donde se escucha como grita a los alaridos mientras le están propinando vejaciones, torturas, en la camioneta de la policía", informó el abogado querellante Martin Plaza a Salta 12. También, manifestó que apelarán el fallo.
Los hechos
Cristian era trabajador, joven y pobre. Padre de dos pequeños. Vivía en Embarcación pero se encontraba en la capital visitando a su familia. El 26 de agosto de 2019, murió tras recibir una feroz golpiza en manos de efectivos de la Policía en la zona de Finca Independencia, de la zona sudeste.
Mayra Díaz, prima de Cristian, difundió en aquel momento una carta. Allí contaba que “el domingo Cristian salió a bailar y a la vuelta, durante la madrugada del lunes, se sentó en la vereda de la casa de un amigo a charlar y beber con él. Cuando vieron venir a un patrullero entraron rápido porque es una contravención tomar a esas horas en la vía pública de Salta y tenían miedo de los constantes malos tratos de las Fuerzas de Seguridad. Pero la policía entró a la casa pateando la puerta. Su amigo saltó una tapia y se fue, pero él no logró huir. Allí, la concubina de la casa pedía a gritos que lo suelten y por eso le pegaron con la cachiporra en las costillas. Ahí empezó lo peor, cuatro oficiales lo golpearon salvajemente. Hay un video que circula, filmado por una vecina, que es tan claro como estremecedor. Se escucha a Cristian gritando de dolor y pidiendo por su mamá. Les ruego que lo vean, pero mírenlo bien, observen las sombras y escuchen los golpes y los gritos. Me es imposible creerlo, ni los animales merecen que los maten así. Es muy fuerte, inventaron que había delinquido y que se murió al descompensarse en el trayecto a la comisaría porque tenía ataques de epilepsia. Mi primo no tiene ninguna enfermedad, no fue una muerte natural, ¡lo mataron a palos! Le reventaron un ojo, tenía el lado izquierdo del cráneo hundido, las muñecas marcadas por las esposas, tajos en la rodilla, en la panza y en los brazos. Parece una burla, pero en el acta de defunción figura “muerte indeterminada”.
Frente a este fallo escandaloso, desde el PTS en el Frente de Izquierda seguiremos en las calles la lucha por justicia por Cristian. Acompañando a su familia y a la comisión de familiares de víctimas de gatillo fácil de la provincia de Salta. Basta de impunidad. |