En el marco de la lucha contra el extractivismo y megaminería, se realizó la “Cumbre del Agua para los Pueblos” de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), con la participación de organizaciones y comunidades expusieron sobre las problemáticas socioambientales que provocan estos proyectos en los habitantes de Andalgalá, Fiambalá y todo el territorio de los cerros catamarqueños.
Denunciaron el accionar de la policía al intentar expropiar sus casas, sus pertenencias y su territorio, perjudicando sus recursos naturales, una resistencia que la vienen sosteniendo desde hace más de 50 años, junto a comunidades originarias de la provincia.
El biólogo y filósofo Guillermo Folguera asistió al encuentro y opinó sobre el rol de las organizaciones, lo que pueden aportar los profesionales desde el campo institucional y como se debería seguir firme en “las búsquedas colectivas” para enfrentar estas formas de dominio capitalista, en pos de preservar el bienestar de la naturaleza y las comunidades que la habitan. A continuación transcribimos sus opiniones:
“Los actores que tenemos acceso a la participación institucional, queremos darle el protagonismo que se requiere a la lucha de las comunidades, ya que hay toda una serie de engranajes que aun las personas bien intencionadas, no terminamos de poder desarmar, que nos ponen siempre como mediadores. Creo que tenemos un gran desafío en la actualidad, no solo en términos de diagnostico con lo que viene pasando y lo que sucederá con el planeta, sino que esas voluntades lleguen a la toma de decisiones que se requiere para lograr y concretar algo que beneficie la vida en general de todo lo que queda presente hoy en día. Que no sea simplemente un “mote” en torno a la democracia, sino una toma efectiva y directa de las comunidades en torno a la pregunta por excelencia ¿cómo queremos vivir?
La alianza que hay entre la UNT y el Proyecto MARA (Minera Alumbrera Agua Rica) reproduce mucho lo que sucede a lo largo y ancho de nuestro país, son el modo por el cual, instituciones pretendidamente públicas, se ponen al servicio de las empresas bajo diferentes formas. Como pueden ser los convenios públicos privados, por ejemplo en este mismo instante se acaba de aprobar “el trigo HB4” que es el acuerdo entre la empresa Bioceres (con figuras locales como Hugo Sigmann, Gustavo Grobocopatell y Huergo del grupo Clarín, junto a la Universidad Nacional del Litoral y Conicet. Es decir cuando desenfocamos y volvemos a enfocar, podemos ver a instituciones estatales poniéndose al servicio “bajo supuestos acuerdos colaborativos” cuando en realidad sabemos que son territorio para el servicio de exportación de commodities, considerando a Argentina como territorio de sacrificio y que en ningún caso responde para un fin de bien público.
Estamos viviendo un momento de dramatismo y explicitación brutal, porque estuvieron buscando a toda costa que este escenario con empresas y organizaciones sociales cierre un círculo y quede a total disposición de sus decisiones políticas e intereses económicos para beneficios propios. Por ejemplo la “Mesa de Megaminería” estaba compuesta por las empresas y organizaciones Ecohouse y Jóvenes por el Clima, o el acuerdo obscenamente explícito entre Grabois, el MTE y Gustavo Grobocopatell.
Y al ver por el otro lado a una franja extensa de personas, que están viviendo bajo la línea de pobreza, hay condiciones que hay que comenzar a discutir, y a pensar el rol de las organizaciones para que ayuden a encontrar la forma de que estos engranajes posibiliten invertir la situación frente a la destrucción territorial, social y cultural que pretenden los grandes capitales". |