El pasado 17 de Marzo fue un día histórico para las organizaciones feministas y LGTBIQ+: se dictó la absolución de Eva Analía De Jesús, más conocida como Higui. Claro que no fue un día más. El caso de Higui es un emblema. Y lo es por varias cuestiones. Primero, porque es muestra cabal de los alcances de una justicia patriarcal misógina y de clase, que no tuvo ningún prurito en dejar presa a una mujer por defenderse de un ataque de odio, motorizado por su orientación sexual. Pero además (y fundamental) porque mostró a las claras la fuerza de la organización y la lucha, que puso en agenda su caso y exigió con toda la energía su libertad y posteriormente su absolución.
Sin embargo, el Poder Judicial, vuelve a la carga: Liliana Nora Tricarico, Titular de la Fiscalía N° 21 de San Martin, presentó un recurso de casación en el cual solicita la anulación del fallo en el cual se absolvió a Higui. Argumenta, en dicho recurso, cuestiones de forma y procedimiento que hablan a las claras de la falta de perspectiva género para tratar la temática, por parte de esta fiscal, que además preside la Asociación de Fiscales de la Provincia de Buenos Aires.
Reprochable desde toda índole, el recurso presentado por la Fiscal muestra varias veces, en distintas partes de su desarrollo, el ensañamiento y persecución a Higui, sin mencionar en ningún momento las circunstancias en las que se encontraba al momento de los hechos, sin destacar lo más importante: que luchaba, ni más ni menos, que por su vida, contra un ataque lesbofóbico.
La historia de Higui
El 16 de octubre del 2016, Higui visitó la casa de su hermana en el barrio Mariló (San Miguel). Un grupo de hombres la esperó y atacó al grito de “te vamos a empalar, tortillera”. Intentaron violarla para “corregirla”, se defendió y murió uno de los agresores. Quien quedo presa fue ella, y se abrió una investigación plagada de irregularidades.
Estuvo ocho meses detenida, y esperó años para acceder a un debate oral, en donde se resolvió su absolución.
Higui fue clara cuando expresó que quería dejar de ser vista como una víctima. Quiso Justicia. Quiere Justicia. Es, en ese sentido, un ejemplo de fuerza y coraje. Y la organización que tomó empuje a partir de su caso no deja dudas de todo lo que se puede avanzar, luchando en las calles por nuestros derechos. Su causa es la nuestra. Seguiremos organizadas por la efectiva absolución de Higui, contra todos los crímenes de odio. |