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La Izquierda Diario
23 de mayo de 2022 Twitter Faceboock

Lucha de ideas
La izquierda lanza en la UNJu su cátedra libre: “La Imaginación al Poder”
Redacción Jujuy

La cátedra libre, “La Imaginación al Poder”, es una iniciativa de la agrupación estudiantil Oktubre y de los docentes del Partido de Trabajadores Socialistas en el Frente de Izquierda. El primer encuentro será el 3 de junio a las 18 horas en la facultad de y estará dedicado a la reflexión, ¿profesionales para qué?.

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Reproducimos el texto de presentación de la cátedra libre, “La Imaginación al Poder”.

Esta cátedra se propone como un espacio de recreación del marxismo, en una ida y vuelta entre estudiantes, profesionales y trabajadores. Una interacción teórico-práctica donde las experiencias pasadas recobren un sentido presente; pero también donde el presente adquiera su significado a partir de un futuro pensado en función de las necesidades de las mayorías.

La cátedra tendrá una extensión nacional en distintas universidades del país. En la UNJu su desarrollo adquiere un interés especial considerando la larga trayectoria de la lucha de clases protagonizada por la clase trabajadora jujeña, que ha sido vanguardia en distintos procesos tanto de ofensiva como de resistencia, aunque considerando las dificultades de no contar con una intelectualidad dotada de profesionales en distintas áreas (periodistas, economistas, abogados, antropólogos, psicólogos, filósofos, ingenieros, entre otros), que fusionara sus conocimientos con las y los trabajadores bajo un fin de cambiar de fondo esta sociedad. Si lo poderosos tienen sus periodistas, intelectuales, técnicos, ¿Por qué la clase trabajadora no puede tener los suyos?

Es entonces que ésta cátedra se propone como un estímulo al desarrollo de una “inteligencia colectiva”, donde el conocimiento, por un lado, brote de la crítica de las ideas dominantes que justifican los negocios de los poderosos. Ellos todos los días refuerzan desde la prensa, la escuela o la Universidad distintos sentidos comunes de un país que debe someterse a las ordenes del FMI, (aunque en las aulas se citen autores decoloniales), y de una sociedad donde el trabajador debe esperar que le “vaya bien al patrón” para poder progresar y, que a lo sumo, si esto no funciona del todo bien debe apelar a que el Estado intervenga. Cuando en realidad el problema de fondo está en que la riqueza que crea la clase trabajadora no queda en sus manos, si no que una parte es apropiada sin pago por los grandes empresarios que así se hacen de la ganancia. La contradicción entre quienes producen y quienes se apropian de una parte del producto, sin pago alguno, genera todo tipo de situaciones irracionales, cuyos efectos se expresan en todos los ámbitos de la vida humana y sobre la naturaleza. Las crisis económicas, las guerras, la pandemia y las convulsiones sociales son una expresión de ello.

Por otro lado, la emergencia de una intelectualidad en oposición al capitalismo, necesita articular la crítica de los sentidos comunes que imparte la clase dominante con una intervención en la realidad confluyendo con la vida de la clase trabajadora y sus problemas cotidianos en el ámbito laboral, en el barrio donde se pelea en la última trinchera del hambre, en su propia familia o como integrantes de las comunidades originarias. Es a partir de allí, donde se puede ir elaborando una praxis que abra paso a que la clase trabajadora conquiste su autonomía social y política, pasando de sus reivindicaciones parciales a constituirse en un sujeto que, por su rol de productor de la riqueza social, asuma su potencialidad de reorganizar esta misma producción bajo fines sociales y no de la ganancia capitalista, ligando su destino a las demandas del conjunto de los oprimidos. Solo así podremos iniciar la construcción de una sociedad libre de toda explotación y opresión (de género, diversidad sexual, étnica) y en un respeto con la naturaleza, un mundo donde la humanidad pueda vivir realmente libre.

En la Universidad también se recrean distintos sentidos comunes en pos de sostener el orden establecido. Tomemos uno, el rol de los estudiantes en la sociedad. Partiendo de una realidad de amplia precarización laboral en la juventud, desarrollan la idea del progreso individual, el esfuerzo o mérito, que incluso con cierta ayuda estatal, podría abrir paso a dos grandes destinos. Uno de ellos como “profesionales exitosos” atando sus vidas a prestar servicios en las grandes empresas (con quienes las autoridades universitarias firman convenios como son mineras o el ingenio Ledesma) o dentro del Estado. Otro, que no es completamente opuesto al primero, incluye una mirada crítica de las injusticias, donde se propone el “compromiso social” pero dentro de un horizonte donde no se puede transformar la sociedad, a lo sumo mejorar algunos aspectos desde la función pública dentro o fuera de la propia Universidad, sus espacios de investigación y extensión, donde por otra parte, cada vez más se hace sentir la presencia del sector privado.

Pero dado que los resultados de graduarse son bastante limitados, se fomenta una suerte de “sálvese quien pueda” combinado con ayudas económicas o becas que mantengan algún tipo de permanecer en la Universidad (y solo para pocos la “bendición” de acceder a un cargo en una cátedra o el Conicet), bajo lazos de dependencia de las y los estudiantes con las autoridades y/o sus agrupaciones estudiantiles. En muchos casos todo esto se hace bajo un discurso desde arriba donde se habla de “inclusión, diversidad y feminismo”, mientras se legitima un orden social basado en la desigualdad propia de la explotación y la opresión de una minoría sobre las mayorías.

Por todo esto, nuestra labor apuesta por una práctica crítica de la Universidad de clase (atada a los intereses de los poderosos), como parte de la crítica de la sociedad de clases. Nos inspiramos en los estudiantes y trabajadores del Mayo Francés, el Cordobazo o el Jujeñazo, muchos de ellas y ellos que unieron la pelea en las calles con la elaboración común de una crítica al capitalismo como fundamento de una nueva sociedad socialista.

Y esta cátedra se inicia en un país en crisis permanente y bajo condiciones de subordinación al capital financiero y sus Estados imperialistas, cuestión agudizada por el acuerdo con el FMI. Un país donde los grandes empresarios apuestan por una salida donde se profundicen los negocios de exportación basados en el campo y la minería, lo cual, va de la mano de profundizar la pérdida de derechos de la clase trabajadora (que ya viene fragmentada en ocupados, precarios, desocupados) como resultado de las políticas de los gobiernos durante los últimos cuarenta años. Además del costo ambiental de estas políticas extractivistas. Las diferencias entre las fuerzas políticas de los empresarios están en si lo hacen con un shock de tipo liberal arrasando con todo o lo hacen con cierto “control de daños” desde un “Estado presente”. Frente a su plan, la clase trabajadora necesita elaborar el suyo y organizar su fuerza social como superación de la decadencia de un país organizado a medida de los grandes empresarios. En este camino el aporte de estudiantes y profesionales se vuelve vital.

Esta cátedra como su nombre lo indica es un espacio abierto al debate, a la contraposición de ideas, a estar abiertos a criticar y a ser criticados, desarrollando un aprendizaje colectivo (a través de encuentros, talleres, foros, trabajos de campo), y es mediante esta práctica en común de estudiantes y trabajadores desde donde la imaginación se puede abrir paso, liberándose de todo tipo de trabas y así proponerse desafiar al poder.

 
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