Estas elecciones se dan en el marco de una degradación de nuestras condiciones de vida y de cursada, y de un aumento en el recorte del presupuesto a la educación en general y a las universidades en particular, producto del ajuste que el gobierno de El Frente de Todos lleva adelante a pedido del FMI. Las consecuencias las vivimos día a día: tenemos que abandonar materias o incluso hasta las cursadas, no llegamos a fin de mes por nuestros salarios que pierden todo el tiempo frente a la inflación.
Una vez más, estas elecciones contienen muchos aspectos antidemocráticos, propios de un régimen universitario que también lo es, y no van a solucionar ninguno de los problemas estructurales de los miles de jóvenes trabajadores que queremos empezar y terminar una carrera universitaria. Como si fuera poco, se realizan a fin de cuatrimestre, cuando muchos estudiantes ya desertaron y los que aún pueden seguir están con parciales y trabajos prácticos. Sin embargo, desde la izquierda nos presentamos en todos los institutos y en el consejo superior para ser una voz que represente la realidad de todos esos estudiantes. Sólo si conquistamos consejeros de izquierda independientes de la gestión de la universidad y del gobierno estaremos en mejores condiciones de organizarnos contra los ataques a nuestra universidad y nuestro derecho a la educación.
Un “nuevo” régimen universitario para que nada cambie
El Consejo Superior y los consejos de cada uno de los institutos de la universidad (ICI, IDH, IDEI e ICO) son los órganos de gobierno donde se debate y decide todo lo que hacen a la vida universitaria: desde la designación de docentes hasta la votación del presupuesto que baja desde el gobierno (esto último lo hace todos los años el Consejo Superior). Allí supuestamente está representada la comunidad universitaria, sin embargo no todo es lo que parece...
En el año 2017 la universidad coronó la tan prometida reforma del estatuto que la gestión vendió que venía a democratizar la universidad y en ese sentido solucionar varios de los problemas que atravesamos los estudiantes como la deserción, sin embargo después de casi 5 años nada ha cambiado. La reforma no modificó el carácter antidemocrático del régimen universitario. A pesar de algunas modificaciones en la representación estudiantil, y de ser la mayoría de la población universitaria, los estudiantes seguimos siendo excluidos de las principales decisiones que hacen al funcionamiento de la universidad y la calidad de nuestra educación. El nuevo estatuto garantiza que un puñado de funcionarios (esencialmente docentes investigadores y un Rector/a y Vicerrector/a que ofician de “poder Ejecutivo”) conformen una burocracia con salarios abultados y privilegios que gobierna la universidad, y que la mayoría de la representación en los órganos de gobierno sea propiedad del claustro de docentes investigadores, duplicando la de los estudiantes, reducidos a una minoría.
Otra expresión del carácter antidemocrático del régimen es el valor del voto de los estudiantes para elegir Rector y Vicerrector. Llamativamente nuestro voto es ponderado, es decir que sólo equivale a una fracción del voto docente. A su vez los estudiantes ingresantes no pueden votar ni tienen ningún derecho político. Paradójicamente, mientras a los 16 años podemos elegir a Presidente de La Nación sin restricciones, en la “elección directa” a Rector y Vice en la universidad un estudiante no equivale a un voto, mientras tantos otros ingresantes directamente no pueden votar ni siquiera a sus representantes estudiantiles. Vale mencionar que este cargo en la universidad es uno de los más codiciados: hasta el año 2021 la Rectora Gabriela Diker (actual funcionaria del Ministerio de Educación) cobraba un sueldo de $ 700.000, mientras gran parte de la clase trabajadora y jóvenes eran arrojados bajo la línea de pobreza producto del ajuste que aplicaba (y aplica) el Gobierno del cuál hoy es parte. ¿Cuál es el sueldo de los miles de estudiantes que todos los días trabajamos horas y horas para poder llegar a fin de mes y ver si podemos meter alguna materia? ¿Cuál es el valor de una beca para los estudiantes que no tenemos trabajo?
A pesar de ser los que pagamos los platos rotos en esta crisis, de ser parte del claustro que padecemos problemas tan estructurales como la deserción, y ser quienes les damos sentido a la universidad, no tenemos ningún peso real en los órganos de gobierno. Incluso se nos ponen trabas a los estudiantes para que podamos presentar listas libremente, con pisos restrictivos para candidatearse. Hasta hubo un intento por parte de la gestión y de la Junta Electoral de proscribir a la lista del Frente de Estudiantes de Izquierda Unidad (FEI-U) / La Izquierda al Frente, la única opositora e independiente de los gobiernos, que gracias a la organización y lucha de los estudiantes con el apoyo de muchos docentes finalmente tendrá un lugar en estas elecciones.
¿Consejeros para qué?
Cada universidad es autónoma, es decir que tiene su propio gobierno y puede decidir por sí misma su propio Estatuto, todas las normas y leyes que la rigen, hasta el propio presupuesto y cómo se van a utilizar los recursos económicos (escasos), siempre dentro de la Ley de Educación Superior (LES) que sancionó el gobierno de Menem en medios de las privatizaciones y que avanzó en la injerencia del mercado sobre la educación y el conocimiento, moldeando el contenido de las carreras en función del mundo del empresario y sus necesidades.
En estos espacios, los actuales consejeros de El Puente y el FUNyP, que son parte del Frente de Todos a nivel nacional, vienen votando el presupuesto a la baja frente a la inflación y garantizando el ajuste que exige el FMI. Esto tiene enormes consecuencias, como por ejemplo la aplicación de cupos para anotarnos a las materias, o que no haya plata para la apertura de comisiones, contratar más docentes, y el desarrollo edilicio. Además también impacta sobre las becas que otorga la universidad que no alcanzan para costear los gastos de una materia a las cuales sólo acceden algunos estudiantes. La plata que se debería destinar para acceder a una educación de calidad se utiliza para pagar la deuda externa y subsidiar distintos empresarios.
No sólo son los consejeros estudiantiles los que votan este presupuesto. También ha sido votado por la gestión universitaria, que a través de la Rectora Gabriela Diker, está integrada al gobierno nacional con un cargo en el Ministerio de Educación, y los investigadores docentes que integran el Consejo Superior. Esto sucede hace años, incluso bajo el gobierno de Mauricio Macri, a pesar del discurso contra sus políticas de recorte educativo, la gestión lo ha votado y avalado, trasladándolo al interior de nuestra universidad.
Sin embargo, además de denunciar el ajuste que llevan adelante en la universidad, en estas elecciones también queremos discutir qué tipo de universidad queremos, empezando por cuestionar a dónde está puesto el conocimiento que allí se produce. Es en el Consejo Superior donde también el FUNyP y El Puente, junto con la gestión universitaria, votan los convenios con multinacionales y grandes empresas nacionales que utilizan a los estudiantes en formación para abaratar sus costos a través de pasantías y “becas”. Esto facilita que cientos de jóvenes terminen trabajando para los empresarios por un salario por debajo de la canasta básica, con el argumento que sirve para su formación académica, sin convenio colectivo de trabajo, bajo un régimen especial que no encubre otra cosa que trabajo precario. Así es como la universidad pública se pone al servicio de por ejemplo una farmacéutica multimillonaria como Roemmers, cuyo dueño se enriqueció en plena pandemia y lucra con la salud, mientras se perdieron miles de vidas por el coronavirus, colapsaron los hospitales públicos, y millones de trabajadores perdieron sus empleos, e incluso mucho de ellos sus hogares.
¿Por qué tenemos que naturalizar que el contenido de nuestras carreras estén moldeadas por los intereses del mercado? ¿Por qué el conocimiento que se produce en las universidades públicas como la UNGS no puede estar puesto al servicio de las necesidades sociales? Un ejemplo pequeño pero muy significativo son las prácticas pre profesionales que estudiantes de distintas ingenierías han hecho en Madygraf poniendo su conocimiento al servicio de la gestión obrera.
Una universidad de y para los hijos de los trabajadores
A pesar de lo anti democrático que es el régimen universitario, y lo restrictivas que son estas elecciones, tienen que ser un gran mensaje contra la resignación, y contra aquellos que nos dicen que la realidad no se puede cambiar. En una elección donde muchos buscan acceder a lugares de privilegio en el rectorado, los decanatos y los institutos (que en muchas ocasiones sirve como trampolín político para cargos en el Estado), para tener los hilos de la universidad y manejar el presupuesto a su antojo, nosotros queremos transmitir qué tipo de universidad queremos y para quiénes.
Creemos que los consejeros tienen representar verdaderamente los intereses de los estudiantes, que peleen por terminar con la deserción, los cupos y los recortes en las becas que nos expulsan día a día; que defiendan el derecho de los trabajadores y los hijos de los trabajadores a poder acceder y permanecer en la universidad; que defiendan realmente la educación pública, como lo hicimos cuando Macri amenazó cerrar las universidades y recortó el presupuesto, como también denunciamos en pandemia cuando a espalda de miles de estudiantes las agrupaciones peronistas ligadas al gobierno de Fernandez votaban en el Consejo Superior un presupuesto de ajuste. Queremos llevar al consejo la voz de todos los estudiantes que alternan trabajos precarios con desocupación y que la crisis los amenaza todo el tiempo a ser expulsados de la universidad, como así también todas las luchas de la cual la juventud es parte como la defensa del medioambiente, contra el gatillo fácil que todos los días se cobra la vida los pibes en algún barrio del Conurbano, o el derecho de las mujeres y disidencias sexuales contra la desigualdad de género y el patriarcado.
Sabemos que en esos consejos donde somos minoría en comparación con el claustro de investigadores docentes no vamos a cambiar la realidad de los miles de estudiantes que padecemos la crisis, pero sí vamos a estar en mejores condiciones si los estudiantes conquistamos consejeros de izquierda e independientes de cualquier gobierno como de la gestión universitaria, que no tengan las manos atadas y que se planten contra el ajuste que vienen llevando adelante desde hace años. Queremos que esos espacios estén puestos al servicio de la lucha y la organización por nuestro derecho a la educación pública, por conquistar la reducción de la jornada laboral a 5 días y 6 horas a la semana para poder estudiar y poder vivir.
Del 13 al 16 de junio, vamos por consejeros de izquierda! Sumate a militar esta campaña con nosotros
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