Fundada en 1994 por Estados Unidos en el gobierno de Clinton, la Cumbre de las Américas fue el espacio ideal para acrecentar su influencia, y asegurar la continua implementación de las políticas neoliberales, luego del fin de las dictaduras y de las guerrillas a finales de los 90, esto ultimo con excepción de Colombia. Y que hoy EEUU reflota con fanfarria para ordenar lo que considera una área de su influencia.
Como señalan Santiago Montag y Omar Floyd para nuestra sección internacional: "Estados Unidos buscará como anfitrión, a través de los numerosos desafíos de la región como la crisis económica, la crisis climática y la polarización política, recuperar la hegemonía perdida en un territorio históricamente vital para proyectar sus intereses a nivel global. Por eso, aprovechará este escenario para intentar cambiar el enfoque de varios países sobre la guerra en Ucrania y limitar la influencia China en la región."
Y Estados Unidos en esto no exagera, sabe que su retroceso en la región significó el avance de China, que solo entre el 2015 y 2020, invirtió 74.850 millones de dólares, y en países donde EEUU mantenía supuestamente una relación de dependencia fidelizada con sus burguesías, como México, Colombia y Chile, a donde fueron a parar el 77% de esas inversiones chinas. [1]
Boric llega cuadrarse
Aunque la guerra en Ucrania desvía la atención de EEUU de lo que considera su principal contendor en la hegemonía planetaria, este no olvida cual es su principal desafío, como lo recalcan semanalmente los pensadores estratégicos de la política exterior estadounidense, donde China es y debe su verdadera preocupación. Y que en lo que consideró históricamente "su patio trasero", es el lugar que representa mas fielmente el debilitamiento de su hegemonía mundial ahora en cuestión, y que necesita recuperar.
Entonces EEUU llama y pasa lista a sus aliados, dejando fuera por supuesto a Cuba, Nicaragua y Venezuela, a los que considera gobiernos "no electos democráticamente", cinismo de un país que puso y mantuvo dictaduras asesinas en la mayor parte de la región por mas de 20 años.
Pero Boric llega en este momento donde también necesita a EEUU, sabe que mostrar gobernabilidad al gran empresariado nacional es mostrarse con Biden, es ir a hablar y reunirse con capitalistas gringos, como lo hico en Canadá ayer con los Ceo´s de empresas canadienses en Chile, en un momento del escenario nacional donde el gobierno se esta jugando el todo por el todo en la aprobación de la Convención, con un empresariado que esta dudoso de que posición tomar, y una derecha desatada por el rechazo.
Se llega a la situación entonces que Boric necesita a Biden, y Biden al país ex "mejor alumno" de la región, en el cual más profundamente se implemento el neoliberalismo, con la contradicción de que todo ese modelo fue cuestionado en las calles con una rebelión popular, donde Boric busca poner paños fríos partiendo por su presencia en la misma Cumbre, y mostrándose como un gobierno al que no le interesa ni tocar la ganancia de multinacionales gringas, en especial en la minería, ni menos al gran empresariado chileno. No por nada asistirá al Encuentro de la Cámara de Comercio de EEUU, como parte de su cronograma en Los Ángeles, donde será también la Cumbre.
Señales que a su vez reafirman una nueva Constitución que no asegura las demandas exigidas en las calles, donde nuevos derechos conquistados amenazan quedarse mal financiados o en nada, ante una Convención que no se atrevió a tocar las ganancias de los grandes empresarios ni extranjeros ni nacionales, que se enriquecen a costa de nuestro trabajo y de las riquezas del territorio, y que por lo mismo el financiamiento de esos derechos queda literalmente en el papel, y del que Boric parece ir a dar cuenta al corazón del imperialismo.
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