Hacia el final de la noche de este viernes, y cruzado por fuertes protestas, Guillermo Lasso declaró estado de excepción en las provincias Pichincha (donde se encuentra la capital, Quito), Cotopaxi e Imbabura, allí se concentran el grueso de las protestas, movilizaciones y cortes de carreteras.
Al mismo tiempo que lanzaba esta medida represiva donde no solo de coartan elementales derechos democráticos a la protesta, sino que permite abiertamente la represión, buscó lanzar algunas medidas de supuestas “concesiones” para buscar desmovilizar como, por ejemplo, que “no habrá alza del diésel, del gas y de la gasolina extra y ecopaís” o que “no habrá ninguna privatización de servicios públicos y sectores estratégicos”, entre otras medidas.
El estado de excepción estará vigente durante 30 días en la que “se prohíbe las aglomeraciones de personas en espacios públicos” de las tres provincias durante las 24 horas, en otras palabras, están prohibidas las marchas y manifestaciones. A esto se suma que en todo el Distrito Metropolitano de Quito hay toque de queda entre las 22:00 y las 05:00, a partir de este sábado 18 de junio.
Cerca de la media noche las organizaciones que están al frente del paro nacional declararon que “no quedaron conformes” con las medidas anunciadas por Lasso. La dirección de la Conaie se tomó sus horas para responder a los anuncios de Lasso, y en sus declaraciones se expresó cierto titubeo. Leonidas Iza declaró que “no había un documento que certifique que se iban a cumplir”. “Analizamos cuánto va a beneficiar a nuestra gente, saludamos los puntos que se avanza, aunque sean irrisorios, en algo ayudará”, dijo Iza.
Pero luego afirmaron que el estado de excepción “no nos va a detener”, y ratificaron la continuidad de las movilizaciones y las protestas. Es que el descontento es tan grande por abajo y frente a las medidas represivas les quedaba poco margen como insinuar levantar las protestas.
Desde el pasado miércoles, después de la liberación del líder indigenista Leonidas Iza, la movilización empezó a intensificarse. En la ciudad de Quito diferentes comunidades de los pueblos indígenas fueron llegando para engrosar las movilizaciones, y fueron recibidos con expresivo apoyo por parte la población. Los llamados barrios del sur de Quito se han convertido en una suerte de avanzada del movimiento indígena que desde el lunes último llegó al límite entre Quito y el cantón Mejía y se atrincheraron.
Así, desde las primeras horas de la mañana del miércoles, habitantes de las parroquias (división administrativa similares a los “barrios”. N.E.) de Guamaní y Cutuglagua salieron de sus viviendas con el objetivo de bloquear calles, impedir el funcionamiento de locales comerciales y no dejar pasar a ningún vehículo. Estas acciones están generando consecuencias que puede sentirse en la capital, por ejemplo, las gasolineras han anunciado un desabastecimiento de combustible por el bloqueo de las vías.
Así mismo, en el resto del país siguieron las diferentes acciones y bloqueos de carreteras en el marco del paro nacional llamado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE). En estos días se sumaron más sectores, el jueves los docentes iniciaron un paro en apoyo y para la semana que viene se sumarían otros sindicatos.
La Policía ha venido reprimiendo a los manifestantes e incluso se han dado decenas de detenciones, pero esto no hizo más que ampliar las protestas, extendiendo el paro nacional de la CONAIE a más lugares del territorio nacional.
En la ciudad de Quito el miércoles se realizaron movilizaciones, entre ellas una multitudinaria marcha en el sector del centro de la ciudad que culminó con fuerte represión de parte de la policía que dejó varios heridos. En el sector sur se realizaron caravanas y marchas en apoyo.
En la ciudad de Cuenca, se llevaron a cabo manifestaciones de diversos movimientos sociales y de la juventud estudiantil. Los estudiantes también han venido siendo reprimidos, ya el martes 14 las fuerzas represivas lanzaron bombas lacrimógenas hacia la entrada del plantel educativo de dicha ciudad, lo que fue repudiado por el conjunto de universitarios.
En la ciudad de Guayaquil, también se expresaron movilizaciones en apoyo al paro nacional. Ya el mismo martes la alcaldesa Cynthia Viteri ordenó cerrar la ciudad con volquetas y vehículos. En una clara actitud provocativa declaró: “A Guayaquil, si vienen a destruirla, nadie entra”, además dejó en claro cómo el ejército vigila el recorrido que hacen los manifestantes: “Tenemos comunicaciones con el Ejército y autoridades de control para poder saber por qué lado van pasando los camiones (con manifestantes de indígenas. N.E.). Nos dicen exactamente: ‘Llegaron a Quevedo, se fueron a La Maná, están a tantos kilómetros’”.
El jueves 16 Lasso hizo una cadena nacional donde llamaba al diálogo y comparó las actuales movilizaciones con las de octubre del 2019 expresando con cinismo que “esta vez no hay un detonante para las movilizaciones”. Además de que mencionó que se usará la “Ley del Uso Progresivo de la Fuerza” (ley aprobada en la Asamblea Nacional –parlamento- por partidos como CREO/Oficialismo, Partido Social Cristiano, UNES/Correísmo, Izquierda Democrática, PACHAKUTIK, entre otros) contra los manifestantes.
Lasso hizo esa comparación en su intento de justificar el uso de las fuerzas represivas. Sin embargo la situación no es similar, todavía, a la de fines del 2019 cuando la gran mayoría de los trabajadores, indígenas y el pueblo pobre de Ecuador salió a las calles contra el ajuste ordenado por el FMI, llevado adelante por su antecesor Lenín Moreno. La avanzada del gobierno en ese momento fue el paquetazo expresado en el decreto 883. Entre las principales medidas estaba la eliminación del subsidio a los combustibles, que provocaba un aumento descomunal del precio del gasoil y el diesel, que a su vez se trasladaba al precio de todos los componentes de la canasta básica.
En su momento, para intentar frenar las movilizaciones Moreno promulgó el estado de excepción, mientras la Policía reprimía con saña a los manifestantes. Pero eso no hizo más que fortalecer la lucha en las calles. Lenín Moreno tuvo que retroceder y derogar el aumento de los combustibles, pero estuvo planteado ir por mucho más, por la caída del gobierno para imponer una salida obrera y popular. Fueron las burocracias de las organizaciones las que se opusieron a esa política.
Este mismo jueves, en respuesta a la cadena nacional de Lasso, el dirigente de la CONAIE -Leonidas Iza- expresó que la protesta social está justificada, sin embargo, resaltó: "Usted dice que el diálogo es el mejor procedimiento para resolver los problemas, totalmente de acuerdo, pero el diálogo debe tener resultados. Ofrece el diálogo, pero a la vez amenaza con el uso progresivo de la fuerza". El decreto del estado de excepción en las tres provincias fue la respuesta de Lasso.
Hoy el pueblo trabajador y el movimiento indígena tiene planteado superar los límites que le impusieron las direcciones durante las jornadas de octubre del 2019 y no caer en todas las trampas que les fueron poniendo, intensificando las acciones hasta conquistar las demandas.
Un país inestable y en crisis
El país está sumergido en una crisis económica, con una canasta básica en $728,38, mientras el sueldo básico es de $425. Además el gobierno realizó un recortes de 213 millones de dólares a las universidades y escuelas politécnicas y hay recorte de personal y escasez de recursos en la salud pública, donde faltan elementos básicos para poder atender a pacientes. Esto se suma a la subida de precios de los alimentos y gasolina. Además 7 de cada 10 personas están desempleadas.
Las últimas acciones de los movimientos de las protestas dan una idea de lo que puede desarrollarse en los próximos días, y veremos si la dirección de la CONAIE cumple con su avanzada en Quito o simplemente lo está utilizando como mecanismo de presión. En Ecuador está planteado ampliar las protestas, las centrales sindicales del país deben llamar a un paro activo nacional para golpear fuerte y derrotar las políticas de Lasso. La unidad y movilización independiente del pueblo trabajador, pobre e indígena es el principal instrumento para poder imponer sus demandas. |