El hecho es que, durante su vida, cosechó la admiración y el respeto de su audiencia, y después la sorpresiva muerte, dimensionó más su gesto y su estampa, su calidad de cantor y compositor, y su resuelta cualidad histriónica.
Tuvo el talento para ser el arquitecto de su prestigio, de su fama, de su voz, de su música y hasta de su propio nombre.
La Última Gira
El 25 de marzo de 1935, en los estudios Víctor de Nueva York, Gardel realiza una grabación donde anuncia que acaba de filmar “dos películas Paramount” (“El día que me quieras” y “Tango Bar”) e informa que comenzará una gira el día 28 de ese mes, que incluirá Puerto Rico, Antillas Menores (Curazao y Aruba) y varias ciudades de Venezuela y Colombia, Antillas Menores (Curazao y Aruba) y que debía continuar hacia Panamá y Cuba para concluir finalmente en México antes de emprender el regreso a Nueva York. Interrumpiéndose en Colombia, por el trágico accidente.
El Accidente
Sucede lo inesperado, en Colombia Medellín, el 24 de junio de 1935, es una decisión equivocada y absurda del piloto, la que lleva a colisionar el avión trimotor Ford de ala alta F 31 modelo 5-AT-B, con un empuje de 420HP por Módulo, contra otro avión similar (Ford Mod. 5-AT-D) que se encontraba detenido pidiendo Pista a cierta distancia. Estas aeronaves podían elevarse con un máximo de 6.237 Kg de peso total. Y efectivamente el F31 de la Cia. SACO, luego de carretear algunos cientos de metros, le comenzó a fallar uno de los motores laterales, lo que hizo que este desviara su curso, 90 metros, y sin poder despegar, (aquí se debía abortar el despegue) ya que sumado al peso y la falta de potencia, había pocas posibilidades de lograrlo, es entonces que se estrellara contra el avión parado al final de la Pista.
El piloto debió desistir el despegue, al observar la falta de potencia, (como lo estipulaba el protocolo), pero su soberbia de piloto experimentado, fue más fuerte, y las consecuencias irreversibles para todos.
En el avión viajarían nueve pasajeros y dos tripulantes, once en total, de los cuales sobrevivieron cinco al momento del impacto, graves, pereciendo dos un par de días después, quedando dos vivos con importantes secuelas, falleciendo al final 16 personas entre ambos aviones.
Entre los fallecidos estaba: Carlos Gardel, Alfredo Lepera: compositor de las letras de muchas de sus canciones, como de los guiones de sus películas, Guillermo Barbieri: guitarrista y compositor, Ángel Domingo Riverol: Guitarrista. Además, Ernesto Samper Mendoza y Willys Benington Foster (Tripulantes, Piloto y Radio Operador). Como parte de la Comitiva: José Corpas Moreno, Alfonzo Azzaf, Celedonio Palacios (empresario), Henry Swartz (promotor de espectáculos).
¿Quién fue Gardel? El origen
Los Francesistas
Según consta en un acta de nacimiento, el 11 de diciembre de 1890, nace en Toulouse Francia, un niño, hijo de Marie Berthe Gardes, el cual llevaría como nombre, el de Charles Romuald, y como apellido, Gardes, el de su madre por no tener padre conocido.
Su madre Berta de 27 años con su hijo Charles, habrían llegado a Buenos Aires desde Toulouse, en Marzo de 1893 teniendo entonces el niño, 2 años y cuatro meses, donde según dice la versión oficial, la esperaba en el puerto, AnaÏs Boaux, francesa también, que estaba en estas orillas desde los 10 años, llegada en 1873 20 años antes que Berta. Berta había nacido en Toulouse en 1866 y desde los 7 años (1873) hasta los 14 vivió con su madre en Venezuela, volviendo a esa edad a Francia (1880).
¿Qué conocimiento y relación pudo tener Berta, con Anaïs, con menos de 7 años de edad, nacidas además de distintas ciudades de Francia?
Seguramente Berta, ya conocía a su coterránea, porque habría venido al Plata, antes de 1893 y vuelto a Francia para tener a su hijo.
Este niño Charles Gardes, iría a la escuela en Bs. As. Cursando la Primaria (siendo muy aplicado) y luego a partir de los 12 años, en la Escuela de Oficios, donde en los últimos registros lo encontramos con 14 años, de lo cual hay una foto (proporcionada por Berta a la Prensa en 1936), pero después de esa edad no hay más nada.
La foto que aporta Berta, donde lo señala, no tiene ningún parecido con otras imágenes posteriores del cantor.
Versión uruguayista
Todo comienza en Tacuarembó (Villa de San Fructuoso). En 1880 con el emprendimiento aurífero que se ubicaba, en las inmediaciones de Minas de Corrales, en las márgenes del arroyo Cuñapirú, se estableció una Empresa Francesa (Compagnie Françoise des Mines d’or de L’ Uruguay.), que generó el arribo de inmigrantes de distintas partes del mundo, atraídos por la posibilidad de trabajo, generándose una verdadera Fiebre de Oro, y de posibilidades laborales.
Fueron miles las personas que acudieron por estos parajes, predominantemente los italianos y los franceses. Brazos que se necesitaban para sacar el metal de la piedra, así como cumplir funciones en servicios diversos.
Por esos tiempos a ese creciente poblado de San Fructuoso (hoy Tacuarembó y parte de Rivera) le fue adjudicado luego del gobierno efímero de Francisco Vidal y asentada la dictadura de Máximo Santos, el cargo de Jefe Político, y Jefe de Policía a Carlos Escayola en 1886. Esta persona que tenía la característica de ser cruel y déspota con sus adversarios, era por otro lado un Don Juan, al que se adjudican más de cincuenta hijos no reconocidos. Siendo paradojalmente, también un cultor de las artes. El mismo hizo construir más tarde el Teatro de San Fructuoso, después Teatro Escayola, inaugurado en 1891.
Este personaje habría de casarse consecutivamente con tres hermanas apellidadas Oliva- Sghirla, siendo que, a medida que fallecían, por complicaciones de parto o causas no definidas, las iba desposando.
Escayola
Contiguo a la casa donde moraba Escayola, vivía la familia Oliva-Sghirla. Esta familia estaba integrada por Juan Bautista Oliva, de nacionalidad italiana, hijo de Marcos Oliva y de Clara Pittaluga, y su esposa Juana Sghirla, de nacionalidad argentina, hija de Juan Sghirla y Blanca Balestra, mujer agraciada para la época.
Juan Bautista Oliva y Juana Sghirla se casaron en 1846. El matrimonio concibe cinco hijos a saber: Clara (1847-1871), Blanca (1849-1886), Clelio, Juan, y María Leila (1870-1905).
Carlos Escayola se casó en 1868 con Clara Oliva (de 21 años), quien falleció 3 años más tarde en 1871, dejándole dos hijas pequeñas.
La segunda esposa fue Blanca Oliva en 1873 (de 24 años), quien a su vez falleció pasados 13 años en 1886, dejándole seis hijos.
Cuando nació María Lelia Oliva, en 1870, el Coronel Escayola fue su padrino de bautismo.
María Lelia Oliva nació en San Fructuoso Tacuarembó Uruguay en el año 1870, siendo la hija menor del matrimonio conformado por el cónsul italiano Giambattista Oliva y la argentina Juana Sghirla.
Siendo su padrino de bautismo y su cuñado, el Coronel Carlos Escayola, deja embarazada a la niña María Lelia, a la edad de 13 años (1884).
Ante tal circunstancia decide Escayola ante la familia, previendo la inminente condena social, disponer que los últimos meses de su embarazo permaneciera en la estancia “Santa Blanca”, donde dará a luz a un niño, el cual es entregado a la peona Manuela Bentos y a su esposo Marcos Suárez, casados legalmente por orden del coronel, intentando darle una familia al recién nacido de este modo. Tal pequeño sería conocido posteriormente como Carlos Gardel.
El prestigio social y político de todos los personajes que componen esta historia, hace que este hecho sea celosamente ocultado. Pero la ausencia de Blanca, esposa de Carlos Escayola, y de su hermana María Lelia de las reuniones sociales habituales, dan pie a que se difundan las infidencias entre el personal de la estancia y este hecho llega a conocimiento de los habitantes de la villa de San Fructuoso y sus alrededores.
Al cumplir 19 años Lelia, el Coronel, previa autorización de la Iglesia, (por haber sido Padrino ante Dios) se casó con ella en 1889.
María Lelia falleció en 1905, con 35 años de edad, dejando 5 hijos “legítimos” registrados, además de su primer hijo, Carlos que tuvo con 13 años, que nunca fue registrado.
Fotografía de María Lelia y Carlos Gardel a edades similares. Es notable la semejanza entre ambos.
Por aquellos años en que el descubrimiento de los yacimientos auríferos lograban incidir en la explosiva confluencia de inmigrantes, era frecuente la presencia de personas llegadas de España, de Italia, de Francia, etc. Y fue precisamente que de Francia llegó un número importante de inmigrantes en busca de trabajo. Porque además la empresa que extraía el oro era francesa, al mando de Víctor L’Olivier, quien después fuera el ingeniero que condujera la construcción del Teatro Escayola y su Club Nocturno (La Rosada).
En este contingente de trabajadores y trabajadoras para cumplir distintas funciones de mantenimiento y servicios, venidos de Francia, llegó precisamente a la Villa de San Fructuoso (Tacuarembó) Marie Berthe Gardes. Este paraje se había convertido en un lugar de mucho movimiento y “prosperidad” con miles de pobladores que fundaron pueblos como Santa Ernestina (hoy desaparecido). En este estado de situación fue que el Coronel Escayola pasa el cuidado de su hijo no reconocido, a manos de Berta Gardes. Y le da una cierta cantidad de dinero para que lo saque de Tacuarembó.
Al morir las dos primeras esposas, Escayola encargó a un escultor italiano la confección de los dos bustos que están ubicados en el Panteón del Cementerio de Tacuarembó. Cuando falleció María Leila en 1905, Escayola encargó a un escultor uruguayo un medallón, que está en la urna ubicada en el escalón central, lo que demuestra también la decadencia económica del coronel para entonces. Es de destacar el parecido fisionómico de nuestro cantor con su madre y sus tías.
Entregado a Berta
Carlos Gardel nació de una relación forzosa entre Carlos Escayola y María Lelia Oliva, su cuñada de 13 años de edad en 1884, no sabiéndose en realidad el mes y el día, que dio a luz.
Las circunstancias que rodearon el alumbramiento, hacían imposible la inscripción legal de un nacimiento que transgredía las normas sociales, los principios religiosos y morales y hasta la legislación uruguaya.
El niño Carlos, hijo de María Lelia Oliva, fue alejado de su madre biológica y entregado a Berta Gardes para su crianza.
Carlos Gardel con Francisca Franchini en 1894
Por otro lado, existe abundante información sobre el posible padre de Charles Romuald Gardes, el hijo francés de Berta Gardes.
La “historia oriental” sostiene que cuando Berta Gardes quedó embarazada en Tacuarembó de un tipógrafo llamado Romualdo López (trabajador de la Imprenta de Escayola, donde se imprimía el Heraldo), decidió retornar a Francia para tener a su hijo en su patria cerca de su familia.
Pero tiempo antes se le había encomendado la tenencia de Carlitos (o sea de Carlos Gardel), nacido de la relación entre el coronel Escayola y su cuñada-ahijada y más tarde tercera esposa, María Lelia Oliva, como ya contamos.
Para que cumpliera con dicha “tarea”, a Berta Gardes se le habrían otorgado 300 pesos fuertes, “una real fortuna para la época, operación que llevó a cabo el yerno de Escayola, Dr. Mateo Parisí”.
No está claro si Berta Gardes dejó al pequeño Carlitos en el Consejo del Niño, de Montevideo, o en manos de una compatriota suya (cuyo nombre era Anais Beaux), o ambas cosas. Ya que se registra su presencia en Montevideo, en una fotografía escolar con 6 años de edad, proporcionada por Berta a la revista “La Canción Moderna” en 1936, la que no hace mucho, pudo corroborarse corresponde a la Escuela N°27, que estuvo ubicada en la calle Durazno 337 esquina Médanos, padrón que corresponde hoy a Durazno 1476 esquina Javier B Amorín. En esta fotografía aparece Carlitos señalado con un círculo, vistiendo un delantal que entregaban a los niños internaos en el Asilo Dámaso A. Larrañaga, y que concurrían a esta escuela.
Berta se embarca a mediados de 1890 finalmente hacia Francia, donde según acta, el 11 diciembre de ese año, ocurre el nacimiento de su hijo Charles Romuald, quedando reconocido el día 21 de ese mes, por su madre.
Charles Romuald GARDES, fue anotado como hijo de padre desconocido, como consta, en la partida de nacimiento proveniente de Toulouse.
Las imágenes de la izquierda y de centro corresponden a Gardel. Las dos de la derecha arriba y abajo corresponden a Charles Romuald.
En la versión uruguayista, Romualdo López es el único padre que se ha atribuido siempre a Charles Romuald Gardes. Aunque otros investigadores mencionan en cambio que en la "Historia Oficial Argentina" se le ha adjudicado al niño francés cinco padres diferentes a lo largo del tiempo, con diversos nombres.
A raíz de su nacimiento oculto, Carlitos se encontró indocumentado hasta que pudo regularizar su situación, ya con 35 años de edad, el 8 de octubre de 1920, obteniendo su documento legal expedido por el Cónsul de la República Oriental del Uruguay en la ciudad de Buenos Aires, República Argentina. Documento del que derivaron todos los demás documentos oficiales del cantor, incluyendo su nacionalización argentina.
Este documento, como los demás expresa que su nombre es Carlos Gardel nacido el 11 de diciembre de 1887 en Tacuarembó Uruguay. Lugar de nacimiento que afirmó durante toda su vida el Cantor y que está reflejado en todos sus documentos.
Como dijimos más arriba, el rastro del niño francés se pierde a partir de 1904, cuando éste tenía 14 años. Para ese entonces Carlos el cantor, ya tenía 20 años.
Es a partir de entonces, al estar indocumentado, toma la identidad del hijo de su madre adoptiva: Charles Romualdo. Aunque se presume que el referente uruguayo, siempre fue llamado, y llevó el nombre de “Carlos”.
Esta especial situación hizo que el cantor, imposibilitado de revelar quiénes eran sus verdaderos padres, pero sabedor a la vez de que muchas personas conocían los lazos que lo ligaban a la familia Escayola, fuera tantas veces evasivo o contradictorio al verse forzado a explicar la relación que lo unía a Berta Gardes. Sin embargo declara en 1920 ser hijo de “María y de Carlos ya fallecidos”, que para entonces, tanto Carlos Escayola y María Lelia, eran difuntos.
Hasta la obtención de una identidad propia, utilizó la del hijo francés de su madre adoptiva, circunstancia que aprovechó su último apoderado, Armando Defino, al aconsejar la redacción de un testamento ológrafo en el que además se lo nombraba albacea testamentario (vale decir, encargado de administrar sus bienes). Que se dijera francés e hijo de quien aparecía públicamente como su madre biológica, permitía que Berta Gardes heredara. De otra manera no hubiera podido heredar a nadie, por tener un apellido ficticio, que hoy nos suena tan familiar: Gardel.
Su vida
Las primeras grabaciones las realiza en 1911 solo con su guitarra, poco después conoce a José Razzano, que a pesar de llamarlo el Oriental, lo habían llevado sus padres a vivir a la Argentina cuando tenía sólo 2 años. Con este formó un dúo que duro hasta 1925, siendo este su representante, algunos años hasta que lo sustituye Armando Defino. Quien rápidamente después de la muerte del cantor arma una biografía para heredar su importante patrimonio, usando a Berta para el artilugio.
Es impresionante, y cuesta creer como una persona como Carlos Gardel, después de una infancia en orfandad y carencias, en la que estuvo en el comienzo de mano en mano, haya podido construir una personalidad, sin reproches ni resabios. O acaso sea por eso que logró poseer una calidad ser humano solidario y lejos del egoísmo, cosechando tantos amigos que sólo han hablado de su afabilidad y su don de buena persona.
Pero además de su profesionalismo, cultivó su insuperable voz y su estilo original y su presencia inmaculada. Siendo además el arquitecto de su forma de cantar, de su cualidad histriónica y hasta de su apellido.
Gardel grabó más de 1200 placas discográficas, en las que incursiona múltiples géneros que van desde zambas, chacareras, estilos, tangos, foxtrot, habaneras, etc.
También intervino en alrededor de 10 películas, filmadas en Argentina, Francia, y Norteamérica. De las que se destacan: Luces de Buenos Aires, Tango Bar, Melodía de arrabal, El Tango en Broadway, El día que me Quieras.
A pesar de su nacionalidad controvertida él siempre se sintió porteño. Pero lo importante es que a pesar que un día las llamas del destino apagaran su voz, él seguirá estando con su emoción sonora y vibrante en nuestro oído y nuestro corazón, para nuestro regocijo y el de los siglos venideros.
Bibliografía:
1) Erasmo Silva Cabrera: Carlos Gardel, el gran desconocido -1958.
2) María Selva Ortiz : El silencio de Tacuarembó -1995.
3) Nelson Bayardo: Dos rostros para Gardel -1998.
4) Eduardo Paysse Gonzalez: Páginas Abiertas- 2004
5) Martina Iñiguez: Gardel Uruguayo - 2010. |