La Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) y otras agrupaciones promotoras de las protestas contra el Gobierno se reunieron este lunes con representantes del Ejecutivo, aunque sin la presencia del presidente Guillermo Lasso, y otros poderes del Estado.
La Iglesia católica, junto al presidente de la Asamblea Nacional (parlamento) sirvieron como intermediarios para la reunión.
El presidente de la Conaie, Leonidas Iza, junto a los líderes de las otras organizaciones que impulsan el paro nacional, que comenzó hace 15 días contra el aumento de los combustibles y del costo de vida, encabezó la comitiva que se reunió con las autoridades. El encuentro comenzó alrededor de las 15:30 (hora de Ecuador) con la intervención de Iza, quien recordó detalladamente los 10 puntos planteados por el movimiento indígena como condición para cesar la movilización nacional.
Luego de varias horas de reunión, los representantes del Gobierno fueron convocados por el presidente Lasso para evaluar lo intercambiado y buscar la forma de llegar a un acuerdo. Desde la dirección de la Conaei dijeron que esperaban un avance en las negociaciones, pero que mantendrían las manifestaciones en Quito hasta llegar a un acuerdo.
Leonidas Iza, dirigente de la Conaei aseguro que "hemos reconocido el esfuerzo del gobierno nacional" y agregó "hemos insistido en dos puntos, si como pueblos y nacionalidades insistieramos con el resto de los puntos, estaríamos siendo irresponsable con el momento actual". También afirmó que estaba dispuesto a negociar al decir "hemos propuesto en el primer punto (en relación al aumento de los combustibles) reducir 40 centavos, el Gobierno propone 10 centavos. Por eso pedimos que hagan aun esfuerzo para que haya un intermedio, y que de parte a parte podemos ganar y perder".
El encuentro se da luego de que el presidente de Ecuador anunció un recorte en los precios de la gasolina y que dejaba sin efecto el estado de emergencia que se había impuesto en seis provincias, dos medidas mínimas en el contexto de los reclamos que motorizaron las manifestaciones.
La reducción de precios anunciada el domingo baja el valor del combustible en 10 centavos por galón, por debajo de la demanda de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) de reducir el precio en dólares de $2,55 a $2,10 el galón y el diésel de $1,90 a $1,50.
La mesa de negociación se produce después de que el Gobierno y los líderes del movimiento indígena tuvieron los primeros contactos el sábado, en un marco de tensión producto de la represión, que según organizaciones de derechos humanos, registra al menos 6 fallecidos y más de 200 heridos.
"Por decisión colectiva de las estructuras de la Conaie, Feine (organización de los indígenas evangélicos en Ecuador) y Fenocin (Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras) aceptamos la invitación hecha para la reunión con los 5 poderes del Estado", señaló la Conaie.
La dirección indígena, sacó un comunicado previo a la reunión diciendo que si bien pelean por los 10 puntos originales de su programa inicial, ya consiguieron algún tipo de acuerdo en 5 de ellos. Que si bien los 10 centavos son insuficientes, demuestra que la movilización sirvió. Esa concesión en las demandas originales que llevaron a las protestas, se confirmó durante la negociación.
Mientras tanto también llaman a mantener acciones solidarias y “en paz” acorde al pedido del gobierno represor de Guillermo Lasso.
Los líderes indígenas también han exigido controles de precios en los productos agrícolas y un mayor presupuesto para la educación, aunque se han mostrado flexibles en la negociación con los representantes gubernamentales.
Durante dos semanas las protestas han paralizado el transporte en Ecuador, con bloqueos de carreteras establecidos en 19 de las 24 provincias del país rico en petróleo.
El pliego original de diez demandas incluía la exigencia de la baja del precio de los combustibles, moratoria para las deudas de los pequeños agricultores y la garantía de precios mínimos para sus productos. Pero la Conaie también tuvo que recoger demandas sentidas por la sociedad que incluyen poner fin a la flexibilización laboral y garantizar mayor presupuesto para la educación y la salud, que se encuentran en una crisis grave.
El Gobierno de Lasso, que sigue los dictados de un acuerdo con el FMI, no está dispuesto a ceder sobre estas últimas demandas que considera estructurales, y como se demostró en el encuentro de este lunes, busca limitar la negociación a algunas de las tres primeras demandas hechas por la Conaie.
La rebelión que comenzó por el pedido de las organizaciones indígenas por los precios de los combustibles, como sucedió en 2019 cuando el expresidente Lenin Moreno había decretado la quita de subsidios, se extendió en los principales centros urbanos y las distintas regiones, a la que se plegaron miles de jóvenes de las barriadas populares de Quito a la que se sumó el apoyo de miles de estudiantes que fueron parte de las protestas organizaron la solidaridad con los manifestantes levantando barricadas y enfrentando a la Policía pusieron en jaque a su Gobierno.
Al igual que en ese momento la OEA (Organización de los Estados Americanos) junto a otros representantes internaciones y la cúpula eclesiastica jugaron el papel de criminalizando a los manifestantes y exigiendo un diálogo.
De forma similar a los sucedido años atrás las direcciones indígenas, que en 2019 cerraron el acuerdo con el expresidente Lenin Moreno que estaba en la cuerda floja, vuelven a frenar a las movilizaciones para buscar un acuerdo relegando parte de las demandas.
Las actuales movilizaciones muestran que la crisis sigue en pie y que las reivindicaciones profundas de sectores enteros de la sociedad están más vigentes que nunca. Según la Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos se han registrado, hasta la tarde de este viernes, 64 vulneraciones a los derechos humanos, cinco fallecidos, 166 personas heridas, 108 detenciones y cinco desaparecidos. El Gobierno de Lasso, al igual que en su momento el de Moreno, intentará llegar a un acuerdo parcial dejando la mayoría de las demandas irresueltas. La movilización popular, a la que se deberían plegar con un paro por tiempo indeterminado también las organizaciones de los trabajadores y trabajadoras, es clave para evitar que sus reivindicaciones vuelvan a ser frustradas. |