La Alianza Atlántica renovará su hoja ruta para los próximos 10 años con medidas tan reaccionarias como su ampliación escadinava con la incorporación de Suecia y Finlandia, el aumento a 300 mil el número de sus solados de su Fuerza de Respuesta en Europa y el respaldo a la carrera en gasto armamentístico iniciada por Alemania y a la que el Estado español pretende sumarse en los próximos Presupuestos.
Pedro Sánchez pretende además que la cumbre discuta y apruebe medidas que son prioritarias para los intereses del Estado español. Las principales son dos y ambas se orientan a incrementar el rol del imperialismo español en el Norte de Europa.
Combatir militarmente la inmigración
La que viene trascendiendo públicamente en las últimas semanas es la inclusión de esta región como un área prioritaria para la OTAN, en el mismo nivel que ya representa el Este de Europa. La primera justificación apuntaba al aumento de la influencia rusa y china en la región, el peligro del terrorismo yihadista y otras amenazas híbridas como la guerra cibernética. Sin embargo, en los últimos días ha ganado peso la lucha contra la inmigración ilegal.
El Estado español quiere hacer valer la decisión de la OTAN de 2010 de incluir el combate de la inmigración ilegal como una posible justificación para una intervención militar. Sánchez quiere que se considere el no control de los flojos migratorios como un ataque a la soberanía de los países miembros. Como toda agresión, esta justificaría la aplicación del artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, que obliga a todos los países miembros a respaldar una respuesta militar contra el Estado agresor.
Las consecuencias de esta política criminal las acabamos de ver en Melilla. Lo que Sánchez quiere afianzar bajo el paragüas de la OTAN es que Marruecos, y cualquier otro país africano, no incumplirán con sus deberes de gendarme de la frontera Sur de la UE. Quiere que se sigan “empeñando a fondo” en “repeler” “asaltos violentos” provocados por “estampidas” que pongan en peligro la “integridad territorial” española, citando su lenguaje belicista que compite en reaccionario con el de Vox sobre este tema.
A los miles de muertos en el Mediterráneo y el Atlántico - más de 1000 solo en la ruta de canarias en 2021 - habrá que sumar decenas de asesinados en fronteras, como los más de 40 de estos días en Melilla. Este es el horizonte ahacia el que quiere caminar el progresismo imperialista de Sánchez y al que Unidas Podemos se pliega con una vergonzante displicencia.
Las consecuencias del expolio sistemático de las multinacionales europeas y norteamericanas del continente africano, de las guerras provocadas o auspiciadas por sus injerencias, las hambrunas que ya se hacen presentes por la guerra comercial con Rusia… se pretenden combatir literalmente a balazos y cañonazos.
Reforzar los enclaves coloniales españoles de Ceuta y Melilla
El otro gran tema es la inclusión de los enclaves coloniales de Ceuta y Melilla como parte del territorio a defender por parte de la Alianza. Estos no aparecen hoy en ningún documento de la OTAN, lo que Sánchez pretende es que queden mencionados explícitamente en el nuevo concepto estratégico, como un claro mensaje hacia su ahora aliado Marruecos de que no hay discusión sobre su “españolidad”.
El reconocimiento de la ocupación ilegal del Sáhara Occidental por parte de la dictadura de Mohamed VI pretendía, entre otras cosas, que Ceuta y Melilla dejaran de ser dos reivindicaciones territoriales marroquíes. Si la OTAN bendice ambos enclaves coloniales supondrá un fortalecimiento de las posiciones del imperialismo español en la región, más allá de los futuros vaivenes y crisis que puedan volver a abrirse con la dictadura alahuí.
No es seguro que el resto de socios estén dispuestos a aceptar la petición española, sobre todo EEUU. Provocar un enfrentamiento con el socio privilegiado del imperialismo norteamericano y europeo en la región, puede ser algo que hoy ni Biden ni Macron estén dispuestos a permitirse.
El Estado español, una pieza importante de la mayor alianza imperialista del planeta
Aunque el Estado español es un miembro destacado de la Alianza. Aunque su contribución en gasto militar es aún modesta, ofrece su territorio para la instalación de bases que son herencia de los acuerdos entre el Franquismo y EEUU en los años 50 para el reconocimiento de la dictadura.
En la base de Torrejón de Ardoz está ubicado el centro de operaciones aéreas, responsable del sur de Europa. Desde aquí partían los bombardeos contra Libia en 2011, bajo el mano del excandidato de Podemos y Jefe Mayor de la Defensa, el general Julio Rodríguez. La base naval de Rota cuenta con cuatro destructores AEGIS norteamericanos, parte del sistema antimisiles de la OTAN. Albacete alberga la base de entrenamiento de aviones caza, Bétera un cuartel de tropas de tierra y en Hoyo de Manzanares un centro contra artefactos explosivos.
A toda esta contribución estructural hay que añadirle los últimos envíos de soldados a las misiones en los países Bálticos, cazas y fragatas. Un aporte que ahora el gobierno del PSOE y Unidas Podemos quieren que tenga contrapartidas en el apoyo de la Alianza en su defensa de sus enclaves coloniales en el Norte de África y en el combate militarizado a la migración ilegal. |