La Secretaría de Salud (SSA) dio a conocer, en su reporte del 28 de junio, que en las últimas 24 horas se presentó una cifra récord de personas contagiadas con el virus SARS-CoV-2, con 20 mil 959 casos reportados, además de 42 fallecimientos por Covid-19, número también de los más altos en el último mes.
De acuerdo con las declaraciones a principios de este mes de Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, podríamos decir que México está entrando en la ’quinta ola’ de la pandemia. Pues en ese momento el funcionario declaró que: “Es arbitrario, desde luego, pero generalmente alrededor de los 20 mil casos ya hay una mayor claridad de que sí pudiera convertirse en una quinta ola”.
Así, el registro oficial llegó a 5 millones 986 mil 917 casos de la enfermedad, de los cuales 325 mil 638 han fallecido producto de complicaciones relacionadas con ella. Además, se confirmó que 117 mil 847 personas tuvieron síntomas en los pasados 14 días, las cuales se concentran principalmente en: la Ciudad de México, Baja California Sur, Quintana Roo, Sinaloa, Yucatán, Colima, Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro y Campeche.
En el periodo del 19 al 25 de junio se contabilizaron 11 mil 147 casos, una semana antes fueron 8 mil 867, mientras que en la última semana de mayo el registro fue de mil 983 personas afectadas, con una ocupación hospitalaria de seis por ciento para camas generales y dos por ciento para las que tienen ventilador en la última semana.
La negligencia del gobierno
Frente al aumento de casos, no existe una evaluación seria de lo que implicó la imposición de la “nueva normalidad”, la cual llevó entre otras cosas a apresurar el regreso a clases presenciales y a la reanudación indiscriminada de las actividades económicas.
Hay que recordar que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en julio de 2021 declaró que: "Llueva, truene o relampaguee, habrá clases presenciales en agosto". Política que se fue imponiendo durante el resto del 2021 y en lo que va del presente año. Lo mismo ocurrió en enero de 2022 pero a nivel de educación media y superior, cuando el titular del ejecutivo reprochó a las universidades por retrasar el regreso a clases presenciales, diciendo: “Vuelvo a hacer un llamado respetuosamente a las universidades, porque ya se pasaron”.
Hay que destacar que, si bien la gente adulta estaba vacunada, los niños no lo estaban. Incluso el propio López-Gatell afirmó que la vacunación a menores no era necesaria, situación que hoy queda desmentida por el ascenso de la quinta ola de Covid-19 y por el hecho de que las vacunas finalmente sí se van a aplicar a los infantes.
Por lo que durante todo este periodo, los menores no sólo estuvieron expuestos al riesgo en condiciones vulnerables, sino que fueron también un foco de contagio dentro de sus hogares, al igual que los adolescentes (jóvenes entre 15 y 19 años) a los que se les orilló a regresar a clases presenciales.
Dicha política llevó a la relajación de las medidas de sanitarias no sólo en el sector educativo, sino en múltiples sectores de trabajadores, quienes fueron empujados a seguir laborando a pesar de los efectos negativos que la pandemia tuvo en su salud, ya que, a pesar de la vacunación de la mayoría de la población, se pasó por alto el hecho de que las vacunas no evitan los contagios. Asimismo, no se consideró que la ómicron no es la única variante del virus que está en circulación, por lo que no está descartada la posibilidad de enfermarse de gravedad, como lo muestran los 42 últimos decesos registrados.
Así, la insistencia de mantener el semáforo epidemiológico en verde, con el argumento de que no hay saturación hospitalaria pero soslayando el aumento en los contagios, fue para no detener las actividades económicas, luego de la drástica caída económica ocasionada por la pandemia y el confinamiento. Lo que llevó al desmantelamiento de los llamados “kioskos Covid”, donde se aplicaban pruebas de diagnóstico gratuitas.
El desarrollo de la quinta ola de la pandemia es resultado de todas estas medidas, las cuales expresan la negligencia con la que el gobierno federal ha manejado desde el inicio y hasta el momento la pandemia. Esto sin que ninguno de los partidos del régimen político tenga alguna objeción al respecto, con lo que han demostrado una vez más que no representan a las y los trabajadores ni al pueblo pobre.
¿Qué hacer frente a la ’quinta ola’?
Se requiere que regresen los kioskos para hacer pruebas gratuitas a toda la población que las solicite; que se centralicen todos los servicios de salud, públicos y privados, para que no se saturen ni le falte atención médica a nadie; que se dote de insumos sanitarios a las escuelas, hospitales, dependencias públicas y a todos los centros de trabajo, entre otras medidas. Lo cual podría financiarse dejando de pagar la fraudulenta deuda pública; reorientando a la salud los recursos destinados a las fuerzas armadas; e imponiendo impuestos progresivos a los empresarios multimillonarios.
También tendría que orientarse el presupuesto a invertir en ciencia y tecnología, pues antes y después de la pandemia debió invertirse más en las universidades, para que desarrollaran vacunas propias. En cambio, el gobierno prefirió inyectar recursos en una empresa privada, Avimex, para que hiciera la vacuna “Patria” que hasta la fecha no ha podido ser implementada. Siendo que universidades públicas ya tenían proyectos desarrollados, con los cuales se hubiera tenido un mejor acceso a este bien.
Demandas que deben exigir el conjunto de las organizaciones obreras y populares, articulando un plan de lucha en defensa de la salud y la vida del pueblo trabajador.
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