Este 14 de julio es un nuevo cumpleaños de Fabiola Yáñez, la esposa de Alberto Fernández. Una fecha que nos recuerda los privilegios y la impunidad de la casta.
Bautizado como “Olivos Gate”, fue un festejo en la quinta presidencial con 9 invitados, y protagonizado por el propio Alberto Fernández. En medio de una cuarentena donde el presidente ordenaba “quedarse en casa”, él sí tuvo la libertad para no cumplir las restricciones que pedía por cadena nacional.
El festejo de Yáñez en Olivos ocurrió mientras millones de personas no podían salir a trabajar por la cuarentena o no podían ver o despedir a sus seres queridos. La realidad en los barrios populares, donde aumentó la violencia y persecución policial, contrastó con la impunidad presidencial. En ese momento de la cuarentena, el Gobierno nacional y los gobiernos provinciales empujaron un empoderamiento de las fuerzas represivas. Se multiplicaron los casos de abusos y violencia por parte de las distintas fuerzas. El más emblemático fue el de la policía de la provincia de Buenos Aires: Facundo Castro.
La impunidad se coronó con el cierre de la causa judicial. El presidente “lo arregló” con plata, con el aval del fiscal Fernando Domínguez y el juez Lino Mirabelli. En mayo de este año, Alberto Fernández logró que la justicia acepte su oferta de $1.600.000 para cerrar la causa por la fiesta VIP en Olivos. La oferta de Fabiola Yáñez fue de $1.400.000, y la de otros de los invitados rondan entre los $300.000 y $220.000.
Es la confirmación de otro privilegio de la casta política: tener la plata para arreglar a la justicia y cerrar su causa. Muy lejos, otra vez, de la realidad de los sectores populares cuando les abren causas judiciales o terminan en las cárceles incluso sin condena o por delitos menores.
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