Hace unos días, desde Lucha BAES, movimiento de estudiantes autoconvocados, publicaron en sus redes sociales una declaración pública para dar a conocer su postura frente al plebiscito del 4 de septiembre. Recordemos que Lucha Baes nace hace algún tiempo con el fin de exigir un reajuste y extensión de la Beca de Alimentación para la Educación Superior (BAES), que se mantuvo por más de 10 años en $32.000 y que después del estallido y de 2 años de pandemia, donde la vida se precarizó aún más, ese dinero no alcanzaba para nada.
Este año Lucha BAES se desliga un poco de la Confech, los cuales se sentaron a negociar con el gobierno de Boric, para luego aceptar los menos de 5 mil pesos de la BAES (que se supone iba a ser un aumento progresivo cada mes pero no ha pasado nada de eso), a pesar que luego de que en la marcha del 25 de marzo de este año, que sobrepasó el aumento de la beca, (ESI, fin a la educación de mercado, libertad a lxs presxs politicxs, etc.) le dispararan a un secundario y reprimieran al movimiento estudiantil.
En su declaración -Lucha BAES- exponen su postura por el apruebo a secas y llaman a todes les estudiantes a votar por el apruebo como método para enfrentar al rechazo, porque si gana el apruebo se “terminarán” las malas prácticas y la desigualdad, y que todo lo que hemos vivido desde la revuelta, la pandemia y el nuevo regreso a la normalidad, no valdría de nada si es que perdiera el apruebo. ¿Pero realmente es así?
Primero acordamos que hay que enfrentar al Rechazo y a la derecha, que buscan mantener intacto el sistema y no quieren cambiar nada. Han sido los principales defensores de toda la herencia de la dictadura, totalmente anti obreros, anti pobres, anti migrantes y anti pueblos originarios, y son quienes criminalizan cualquier movilización de la población porque defienden con uñas y dientes sus privilegios.
Pero también, hay que tomar en cuenta, que la Nueva Constitución, nace en un marco de desvío de la revuelta popular iniciada en octubre del 2019, con el acuerdo por la paz, precisamente de manos de la derecha, junto a partidos de la concertación como el PS, PPD, PR, DC y diputados del FA, a la cabeza el actual presidente Boric, que buscaron institucionalizar las demandas de la movilización, para buscar la “paz” del régimen y con el fin de salvar el pellejo de Piñera, que estaba a punto de caer.
Es un poco contradictorio que Lucha BAES, tome la misma postura que la Confech, después de que se desligan completamente de esta, y teniendo críticas hacia el rol que ha jugado en el movimiento estudiantil. Un apruebo a secas, sin mayores críticas, profundizando las ilusiones de la Nueva Constitución, la cual es bastante moderada, y no termina con ningún pilar estructural de la constitución de Pinochet y del modelo neoliberal.
Decimos ilusiones porque en su declaración hablan de demandas de la revuelta que la constitución pudo resolver, pero que en realidad eso está lejos de ser, no se terminan las AFP, no le pone fin a la educación de mercado, no garantiza la educación ni la salud pública gratuita y de calidad, no libera a lxs presxs políticxs, no nacionaliza los recursos naturales para resolver realmente los problemas de la población, no le entrega las tierras al pueblo mapuche que está en mano de las forestales que destruyen el medio ambiente (ni siquiera asegura que se termine la brutal represión del estado hacia el Wallmapu), menos resuelve las urgencias que hoy aquejan a las familias trabajadoras en un contexto en que la inflación no da tregua.
La realidad es que la confianza ciega en el apruebo sin ninguna crítica, que es liderado precisamente por un bloque que no es homogéneo, y donde se reúnen sectores pro-burgueses, partidos de la ex concertación (quienes fueron parte de los gobiernos de estos 30 años) junto al FA, PC y Movimientos sociales y ex Lista del pueblo, e incluso representantes del gran capital extranjero como la firma de inversiones Morgan Stanley, precisamente empalma ilusiones y expectativas en que los mismos que han sostenido estos 30 años la herencia de la dictadura, ahora resolverán las demandas que siguen abiertas desde la rebelión y poner fin a la constitución de Pinochet, cuando en realidad se la han jugado por mantener los pilares estructurales del capitalismo chileno.
El apruebo para reformar y el rechazo para reformar, son precisamente dos restauraciones burguesas de la crisis política del régimen que se abrió en la revuelta y del modelo estructural chileno
El rechazo para reformar, por un lado, a mano de partidos como la DC hasta sectores de la derecha (RN, UDI, Evópoli) junto a sectores del gran capital, vienen dando una campaña ofensiva, a base de fake news y campaña de terror en contra de la nueva constitución, diciendo que es muy radical, y que la constitución del 80 no va más pero que hay que reformarla, este discurso es una total mentira.
Por otro lado el apruebo para reformar, donde su discurso es más progresista aunque moderado, y que hasta el mismo Boric ha dicho que es un apruebo para reformar, o sea moderar precisamente mucho más de lo que ya está para así contentar a lo sectores más de centro, y cediendo cada vez más a la derecha reaccionaria, que ha buscado por todos los medios defender hasta el final la constitución de la dictadura.
Creemos realmente que tenemos que enfrentarnos con todo a la derecha, pero que no basta solamente con aprobar ni ilusionar con que la nueva constitución cambiará todo.
Porque los mínimos derechos conquistados (formalmente) en la nueva constitución, fueron a base de años de lucha y sangre, y que la revuelta fue la máxima expresión de esto.
Es por esto que para realmente terminar con este modelo económico y social, que solo nos ha precarizado la vida y enriquecido a una minoría, para lograr todas las demandas por las que salimos a las calles en 2019, y sobre todo como movimiento estudiantil y la juventud, poder terminar con la educación de mercado, y con la precarización laboral, tenemos que formar un polo independiente de los empresarios y sus partidos, como también con independencia política, por izquierda del gobierno, fortaleciendo la articulación de sectores amplios de la juventud, trabajadores, mujeres, pueblos originarios, con organización y movilización, junto a quienes ven con ojo crítico el apruebo y la nueva constitución, como también quienes votarán nulo.
Porque sí, la movilización sirve para poder lograr cambios estructurales pero no de la mano de aquellos que son los responsables del desvío de la movilización, quienes la institucionalizaron, alejándose cada vez más de las demandas de la revuelta, llevando la movilización a la pasividad, lo que ha tenido como consecuencia el avance de la derecha y la extrema derecha. Ninguna confianza en quienes legitimaron durante estos 30 años el modelo neoliberal y que hoy apuestan a moderar aún más, ya que el aprobar para reformar, significa más cocinas políticas para seguir manteniendo lo fundamental del modelo capitalista chileno. |