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14 de agosto de 2022 Twitter Faceboock

Ideas de Izquierda
Humedales: el negocio de quemar y la bronca que brota en las calles
Julia Tessio
Irene Gamboa | Referente del PTS en el Frente de Izquierda

Foto: La Izquierda Diario Rosario

En los últimos días irrumpió una movilización masiva que volvió a poner en la mesa el problema de las quemas de los humedales en el Delta del Paraná. El miércoles miles de rosarinos se concentraron en el Monumento a la Bandera y realizaron una asamblea que votó un plan de lucha que incluye el corte del Puente Rosario-Victoria este fin de semana, punto estratégico que une Santa Fe con Entre Ríos. El reclamo contra el humo que acecha el cordón industrial de San Lorenzo- Rosario-Villa Constitución-San Nicolás y la sanción de la Ley de Humedales cobran más vigencia que nunca.

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La bronca que brotó de las cenizas

Décadas de impunidad que se intensificaron en los últimos tres años. La quema de los humedales ya arrasó con más de 800.000 hectáreas. En los últimos días se difundió el estudio del Observatorio Ambiental de la UNR que determinó que el aire estuvo 3 veces más contaminado que el promedio. En la localidad de Villa Constitución los gases y cenizas tuvieron semejante densidad que desde la Dirección de Tránsito debieron cortar la circulación de la autopista Rosario-Buenos Aires, porque hubo un accidente mortal. Las calles y los pisos con cenizas, problemas respiratorios, olores insoportables que, fundamentalmente, luego de las 10 de la noche se volvieron moneda corriente. Según la Secretaría de Ambiente “no hay recursos para combatir el fuego luego de las 6 de la tarde”. Una tomada de pelo a la ciudadanía que no para de vivir intoxicada por las nubes que provienen de los incendios de las islas.

Foto: La Izquierda Diario Rosario

La bronca que estalló en las calles comenzó en las paredes con el lema “humo y plomo el negocio de matar”, haciendo referencia a los asesinatos que no paran de crecer producto del narcotráfico y la narcopolicía, y el ecocidio que representa el equivalente a 44 veces el territorio de Rosario. Para tapar las pintadas que aparecieron por todos lados en los lugares más emblemáticos de la ciudad, luego de las 6 de la tarde sí hubo recursos y funcionarios listos para dar órdenes. Los gobernadores Perotti de Santa Fe y Bordet de Entre Ríos se tiran la pelota de uno a otro, mientras comparten simpàticos encuentros por ser parte del mismo espacio polìtico. Javkin, actúa como “vecino indignado” en Twitter, mientras comparte multitud de encuentros con el macrismo para afianzar un frente electoral con esa fuerza fanática de la impunidad de los dueños de la tierra. Algunos le recordaron que es el intendente de la ciudad. Las redes rebalsan diariamente de insultos a los políticos de la región y al Ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié.

Las ciudades costeras del sur de Santa Fe se volvieron irrespirables por lo que la imagen del Monumento de miles y miles llenos de bronca se veía venir. Solo bastó un flyer con una autoconvocatoria que le ponga fecha y hora. El rector de la UNR tuvo que desobligar la asistencia a clases para poder participar de la concentración, a pesar de ser el principal aliado de Javkin. La Bancaria, Luz y Fuerza, Siprus, ATE, AMSAFE, COAD, FATUN y otros sindicatos se plegaron a la convocatoria. A partir de las 5 de la tarde iban llegando adultos, ancianos, jóvenes, madres y padres con sus niñes. “No se puede vivir más así”, repetía cada uno de los testimonios que circuló entre la Radio Abierta que realizaron docentes universitarios e investigadores de COAD y CONICET y la asamblea que comenzó una hora después. De fondo la imagen de dos columnas de humo que emanaban focos de incendio en la provincia fronteriza marcaba la postal de una realidad que acecha a los habitantes desde hace semanas. Desde el Frente de Izquierda con Octavio Crivaro referente de Santa Fe, junto a los diputados nacionales Myriam Bregman, Nicolás del Caño y Alejandro Vilca se presentó un pedido de informe a Juan Cabandié sobre esta situación que se agrava pero nadie da respuestas.

La asamblea fue motorizada por Alerta Roja, agrupación impulsada por el PTS en el Frente de Izquierda, y otras organizaciones ambientalistas, pero todos tomaron la palabra. La gente quiso expresar su hartazgo. Los trabajadores de la salud agremiados en SIPRUS denunciaron el estado de la salud pública, niñes hastiados de respirar humo y ver como se pierde todo bajo el fuego, jubilados reivindicando la histórica concentración para ponerle freno a la impunidad. Jóvenes estudiantes de las facultades de Humanidades, Ciencia Política y Psicología fueron con sus banderas. Entre abucheos e insultos aparecieron los nombres de los responsables: los dueños de las tierras como los propietarios de Baggio, la familia del ex intendente de San Nicolás, del mismo intendente de Victoria y el ex ministro de economía Roque Fernández. Pero no faltó la denuncia a los verdaderos responsables políticos. El pedido de renuncia al ministro Cabandié siguió con el repudio a Perotti y Bordet del peronismo, Javkin quien gobierna Rosario y pertenece al Frente Amplio Progresista y los responsables de la pérdida del estado parlamentario de la Ley de Humedales, los diputados de la mayoría del Frente de Todos y JxC. Alberto y Cristina también son responsables, dijeron algunos voceros de la bronca. Recordemos que este proyecto de ley es que se releven los humedales para organizar las actividades que allí se desarrollan, prohibiendo los incendios en beneficio de unos pocos productores. No hay grieta en el plan extractivista de persistir con las quemas que habiliten la ganadería y la siembra de soja para conseguir dólares para cumplir las exigencias del FMI.

Foto: La Izquierda Diario Rosario

Las propuestas votadas a mano alzada marcaron la urgencia de tomar medidas de acción directa. Un método que se conquistó desde abajo para garantizar que se expresen todas las voces y la continuidad de la lucha. “Como en Gualeguaychú”, se dijo y la asamblea votó convocarse el sábado en el Puente Rosario-Victoria, volver a realizar una asamblea y definir su continuidad, fijando una fecha próxima de corte el 3 y 4 de septiembre como parte de un plan de lucha hasta conquistar la Ley de Humedales y hasta terminar con las quemas. “Hagamos como en Chubut” planteamos desde el Frente de Izquierda profundizando la movilización masiva y el paro regional de los sindicatos hasta frenarles la mano. La foto de las manos alzadas muestra un método que puede trascender las barreras del movimiento socioambiental y ser tomado por estudiantes, trabajadores, del movimiento de desocupades y mujeres. Adelanta una práctica que, de extenderse, puede hacer fuerte a las demandas de base en esta crisis que se acrecienta día a día y juntar la dimensión suficiente para que las conducciones tengan que dar respuestas.

El sábado cientos de personas volvieron a reunirse, logrando a las 17 horas el corte total de ambas manos del Puente que une a las provincias. Una vez más el método asambleario como herramienta de organización se usa para votar volver a cortar esta vía estratégica el 3 de septiembre, discutir la continuidad de la medida y combinarla con acciones en el centro de la ciudad para garantizar que el reclamo llegue cada vez más lejos.

La quema de humedales: un ecocidio planificado

“Frenemos este ecocidio” una y otra vez leíamos en las pancartas hechas a mano señalando el impacto severo en el medio ambiente. Niñes llenos de cajas de medicamentos para visibilizar el daño a la salud que están provocando. La Cuenca del Plata alberga uno de los humedales más importantes del mundo que tiene aproximadamente 3400 km, un macrosistema que contribuye en un sinnúmero de beneficios para el desarrollo de la vida. De acuerdo con el relevamiento realizado por el propio gobierno nacional, sólo en el 2020 se quemaron casi un millón y medio de hectáreas entre las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe.

No es una “sensación”. Los científicos del Instituto Nacional de Limnología UNL-CONICET desde 2020 han advertido sistemáticamente sobre las consecuencias de esto en el corto, mediano y largo plazo. La quema produce gases que generan efecto invernadero que alteran e impactan directamente en el cambio climático, que provocarán en el futuro pérdidas agropecuarias y en la biodiversidad. A su vez, el agua se retiene en el suelo, lo que produce la disminución de carbono en la vegetación, derramándose junto al nitrógeno en las capas superiores de la tierra. Esto lleva a que la capacidad de absorción del agua del suelo sea cada vez más baja. El líquido retenido concentra mayores índices de carbono y metales, afectando negativamente en la salud de seres humanos, animales y plantas. El ecosistema se transforma y se alteran las especies nativas, lo que elimina especies originarias de la región, tanto animales como vegetales, dificultando el rebrote de los suelos.

En cuanto a la salud humana, la quema de los humedales desprende gases, partículas sólidas y líquidas de importante toxicidad, que irritan y asfixian particularmente a las poblaciones de riesgo respiratorio. Pueden producir nuevos casos de asma, así como también hacer más severos los que ya existen. Óxido nitroso, monóxido de carbono, cianuro, amoníaco, benceno entre otros son los gases más comunes que respiramos diariamente. Esto, que ingresa por los pulmones, luego se traslada a la sangre y se elimina con dificultad, sobre todo las partículas sólidas y líquidas. “No se puede respirar” decía cada uno en la multitud, pero ya lo habíamos escuchado en la escuela, en el colectivo, en el almacén. Las personas más afectadas por ello son los niños y ancianos, así como embarazadas y enfermos del corazón. Señala además el INALI (2020): “Las principales manifestaciones que pueden aparecer por respirar humo incluyen tos, ardor en los ojos, goteo nasal, irritación paranasal, ataques de asma, dolor de cabeza, dificultad para respirar o aceleración de los latidos cardíacos”. La población dijo basta a esa infernal forma de vivir.

El Fondo y el agropower: los poderes reales de todos los días

En la asamblea del miércoles el Fondo Monetario Internacional fue señalado una y otra vez. ¿Qué tiene que ver el FMI con nuestros humedales? Ya lo había adelantado hace un año el ministro Cabandié: necesitan dólares para pagar la deuda y esos dólares no se pueden conseguir sin contaminar. Los sectores por los cuales ingresan esas divisas a nuestro país están relacionados, en gran medida, con el agropower, concentrado en el centro de la Pampa Húmeda. La actividad agroexportadora, como una de las principales fuentes de divisas, hace que la mayoría de los funcionarios y legisladores de los bloques mayoritarios, empezando por el Frente de Todos, no quieran comprometerse en evitar el ecocidio y así dejaron que la Ley de Humedales, consensuada por el Frente de Izquierda junto a organizaciones ambientalistas, quede dormida en un cajón hasta perder estado parlamentario. Las quemas tienen responsables materiales pero también estos responsables políticos: en Argentina opera una verdadera Multipartidaria Extractivista.

Foto: La Izquierda Diario Rosario

Con la asunción de Massa la situación empeoró otorgándole mayores beneficios a los que queman las tierras con un dólar especial, un claro mensaje de quiénes serán los beneficiarios de este nuevo gobierno. Nada puede resultar muy sorprendente y menos en lo que atañe al ambiente: no por nada puso en la Secretaría de Minería a Flavia Royón, empleada justamente del lobby minero. El tigrense, años atrás, se encargó de repartir humedales entre los ricos, luego de que en su territorio se desarrollara uno de countries más grandes del país en Nordelta sobre este ecosistema. ¿Qué esperar de quien impulsa la apropiación de las tierras por parte de los grandes multimillonarios para los lujos y la especulación de unos pocos?

En la región pampeana encontramos a los 19 empresarios del campo que concentra en Santa Fe más de medio millón de hectáreas de las tierras más fértiles del mundo, entre los que se encuentra Adrian Werthein vicepresidente de Telecom o Alberto Padoan, el ex directivo de Vicentin. Algunos, además de estafar al Estado como el último mencionado, construyeron sus puertos privados, e impusieron las reglas de juego. Pero si de festival de beneficios se trata para los empresarios del agro, Santa Fe es un carnaval. La Ley Bertero, impulsada por el Partido Socialista, buscó disminuir el radio de fumigación sobre las poblaciones, lo que hubiera permitido casi literalmente que se pueda fumigar legalmente con glifosato arriba de las escuelas rurales, algo que de todos modos sucede. Y este año las licencias contra la vida dieron un salto a nivel nacional en común con el gobierno de Bolsonaro. Ambos países aprobaron el uso del trigo transgénico HB4, que se utilizará particularmente en la provincia y posibilita el uso de mayores cantidades de pesticidas, además de la contaminación que producirá sobre el trigo no transgénico. La impulsora de esta medida fue Bioceres, empresa que tiene a Grobocopatel entre los principales accionistas.

Las denuncias por parte de las organizaciones ambientales como “Paren de fumigarnos”, las escuelas y comunidades de los pueblos agrarios del interior de Santa Fe son persistentes. El avance del monocultivo de soja y la utilización de pesticidas como el glifosato ha desarrollado graves enfermedades en las poblaciones rurales, llegando a producir abortos espontáneos, altos índices de cáncer e incluso presencia de esta sustancia al realizar análisis de sangre. Mientras la OMS incluyó al glifosato dentro de las sustancias “posiblemente cancerígenas”, en la Argentina, bajo el gobierno de Cristina Fenández, su uso aumentó un 50 %. Del otro lado del río, es la misma situación. Más de la mitad de les niñes internados por cáncer en el Hospital Garraham provienen de Entre Ríos, la provincia más contaminada con agrotóxicos. El caso del entrerriano Fabián Tomasi se ha vuelto emblemático. Se trató de un trabajador rural que durante años piloteó una avioneta dedicada a la fumigación con pesticidas, lo que lo llevó a contraer graves enfermedades que le costaron la vida en 2018. Su conmovedor testimonio contra el uso de estas sustancias es una bandera de lucha.

El famoso agropower no sólo se encarga de arruinar la salud de la población con la contaminación, sino que también es el responsable de la fuga de dólares y la remarcación de precios. De las once principales empresas que controlan las exportaciones de harina y soja en nuestro país, nueve se encuentran en la zona sur de la provincia de Santa Fe. Sólo por nombrar algunas podríamos decir ACA, Cofco, Bunge, Cargill o Molinos Agro. La privatización de los puertos, bajo el gobierno de Carlos Menem, no sólo le dio la posibilidad a estas grandes empresas de ser sus propios “jueces” a la hora de exportar, realizando transacciones en negro, sino que también las habilitó al uso de todo tipo de práctica discrecional sobre los ríos, arrojando desechos tóxicos y contaminantes sobre el Paraná, sin ningún tipo de control estatal. Desde los 90 a nuestros días se sucedieron gobiernos peronistas y “socialistas” y todos garantizaron la continuidad de los puertos privados. De más está decir que el crecimiento exponencial del narcotráfico en las últimas décadas en Santa Fe, se apoya a más no poder en este control privado de los puertos y en este virtual “monopolio privado del comercio exterior”.

Un plan de fondo para preservar el medio ambiente y la salud de las mayorías

El hartazgo brotó más fuerte que los primeros años. Recordemos que las movilizaciones masivas contra las quemas fueron las primeras en pisar la calle cuando el confinamiento era ley nacional y no había protestas, a pesar de la situación crítica de la economía y el sistema de salud. Miles de personas en el 2020 cortaron, una y otra vez, el puente, la autopista, realizaron numerosas movilizaciones. Durante más de un mes cientos de jóvenes acamparon frente a la casa de gobierno de Omar Perotti en Rosario exigiendo respuestas. Remando en Kayak desde Rosario y concentrados frente al Congreso fueron algunas de las numerosas medidas que tomaron en sus manos las organizaciones ambientalistas de la región a lo largo de estos tres años. Con el apoyo de algunos diputados, el Frente de Izquierda como bloque de conjunto estuvo al frente de la exigencia del tratamiento de la ley.

Pero esas manifestaciones que se hicieron escuchar no fueron suficientes para que cesara el humo y por eso el hartazgo, que combina el humo con la crisis social y económica, se encontró masivamente en el Monumento el miércoles pasado. Por la mañana los docentes y estatales hacían en la provincia un paro por salarios de 48 horas, los desocupados y las desocupadas marchaban y acampaban, y los portuarios sostuvieron piquetes por 7 días hasta triunfar en su pelea por salario y contra los despidos: un escenario de crisis y lucha de clases. Por la tarde vimos el salto de un movimiento ambiental sistemático que no paró de tomar iniciativas durante años, pero que esta vez se nutrió de nuevas y enormes fuerzas que se disponen a debatir y construir desde abajo un plan de lucha.

Es necesario poner de pie comités de base en las facultades, escuelas y lugares de trabajo que obliguen a los sindicatos no sólo a convocar, como lo hicieron el pasado miércoles, sino a realizar asambleas y votar desde abajo un plan de lucha para parar las quemas, que incluya, dentro de esas medidas, un verdadero paro regional. Hay que frenar la destrucción de la flora y la fauna, la contribución al calentamiento global, el deterioro y afectación de la salud de niñes, ancianos y población de riesgo y para ello es necesario la organización democrática que replique la asamblea del miércoles pasado en cada lugar de trabajo y de estudio y confluya en medidas de acción cada vez más contundentes. No podemos permitir que sus ganancias valgan más que nuestras vidas.

Necesitamos que se vote ya la Ley de Humedales consensuada con las organizaciones, pero sabemos que el problema es de fondo y para ello hay que avanzar en medidas estructurales y debatir sobre otros de los grandes problemas ambientales, como la megaminería y la producción de energía en base al combustible fósil. Para acabar con la especulación con las tierras hay que avanzar en expropiar los humedales para preservarlos y ponerlos al servicio de las necesidades de la mayoría de la población. El agropower no sólo está en la tierra. Es una enorme red que llega a los puertos, las aceiteras, las cerealeras. Hay que nacionalizarlas y ponerlas bajo gestión de sus trabajadores para que se pongan a disposición de los 17 millones que viven bajo la línea de la pobreza en la Argentina gobernada por el Frente de Todos y el FMI. En este sistema los empresarios del campo deciden todos los días sobre la vida de toda la población y el medio ambiente. Esto sólo se puede modificar con medidas de fondo, con una planificación de la economía racional, democrática y en armonía con el medio ambiente, algo que solo podría conquistar duraderamente un gobierno de los trabajadores, las trabajadoras y el pueblo pobre.

 
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