En un periodo de alta tensión en la frontera sur, Bruselas aprueba y prepara un paquete presupuestario que dará más de 500 millones de euros al país del norte de África para gastarlos en un periodo de cinco años. Esto supone un aumento de 157 millones de euros, casi un 50% más, con respecto al último periodo. El objetivo de este masivo incremento presupuestario es cubrir políticas desde retornos forzosos a los migrantes que intentan llegar a Europa a refuerzos policiales en la frontera. A pesar del énfasis que se pone sobre los llamados "proyectos de integración y protección de refugiados" cuya efectividad es cuestionable, en vista de los episodios de represión en la frontera que acabaron con decenas de muertos.
Este aumento presupuestario es un reflejo más del despliegue de la política decidida en la Cumbre de Madrid, impuesta por la OTAN, y la forma en la que empieza a tomar efecto. La coordinación europea sigue sus voluntades imperialistas y hace uso de los países fronterizos para poner en marcha una muestra de fuerza mucho mayor que la que hemos podido ver en los últimos años. Estas grandes cantidades de dinero dedicadas exclusivamente a la represión en la frontera se complementan a la perfección con las racistas leyes de extranjería y la presencia del ejército español en Ceuta y Melilla.
En este conflicto causado por la política racista de los gobiernos europeos, Marruecos juega un rol estratégico ya no sólo con respecto al Estado Español, sino también con la comunidad europea en su conjunto. Marruecos toma el papel de gendarme de la frontera sur con la capacidad de dejar pasar o impedir la entrada a migrantes, usando la vida de personas en riesgo para su propio beneficio político, en el que únicamente pierde la clase obrera que se ve obligada a cruzar la frontera huyendo del saqueo y la guerra imperialistas.
Su poder se demuestra en episodios como el de mayo de 2021, en el que permitiendo la entrada de diez mil migrantes, el propio vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, dejo entrever el chantaje que supuso para Europa. Con Marruecos actuando de protector, Europa se ve capaz de verter millones en el país para contribuir a la represión de migrantes en la frontera sur.
Es aparente la forma en el que las promesas de "integración" y "protección" de Marruecos y Europa caen ante el verdadero propósito de tales leyes y tratados defensivos. La realidad se hace ver en los episodios de represión contra los migrantes. Estas políticas – las leyes de extranjería, la presencia del ejército en la frontera sur, y la represión policial por parte de ambos lados de la frontera – resultan en las pilas de muertos que se pudieron ver entonces, una pura expresión de brutalidad y violencia contra personas que ponen su vida en riesgo para alcanzar un nivel mayor de vida.
Entonces, ni la comunidad europea ni el Estado español pusieron pegas a lo que consideraron como un "problema bien resuelto". Cómo mucho, se llamó a la coordinación de una investigación independiente, que no tendrá ningún efecto real sobre la política en el sur europeo. Lo cierto es que las políticas funcionan tal y como se propusieron en su momento, expulsando a migrantes que intentan entrar al país violentamente y de forma sistemática.
El objetivo de estas políticas impuestas por la OTAN, la Unión Europea, y España se cumplen con total impunidad y con aprobación en la frontera sur, usando agentes como Marruecos cuyo gobierno sirve los intereses del imperialismo europeo. De esta forma, continúa la marginalización y asesinato sistemático de migrantes en la frontera. Con esta noticia, la tendencia sigue al alza, y el poder que ejercen los gobiernos imperialistas desde Europa no hace más que aumentar.
El aumento presupuestario a la represión resalta la necesidad de una política verdaderamente humanitaria con aquellos que han de cruzar la frontera sur. Frente a las leyes de extranjería del Estado Español, aprobadas por la Unión Europea como parte de su plan imperialista, hace falta luchar por la apertura de fronteras y regularización para todos.
No hay salida a la barbarie que vemos en las costas y fronteras de la UE sin este combate a nuestro propio imperialismo de parte de las organizaciones de la izquierda y de la clase obrera. Esto pasa en primer lugar por tomar las banderas democráticas elementales, como exigir la retirada del Ejército y todas las fuerzas represivas de Ceuta y Melilla, la derogación de las leyes de extranjería y el cierre de los CIEs. Pero no para una gestión “humanizada” de las fronteras, sino para pelear por la apertura de éstas y la defensa incondicional de la libertad de movimientos de las personas, el derecho al refugio y al asilo.
Que pelee por la nacionalización de todas las empresas multinacionales, no para que sea el Estado quien dirija el expolio, sino para proceder a su salida inmediata de los países coloniales donde operan y la devolución de todos los recursos que expolian. Una lucha antiimperialista así, es la mejor vía para hermanar a la clase obrera de los países imperialistas con la de los países semicoloniales y sus sectores populares. | 
