Hace 75 años aparecía en las calles de Buenos Aires el diario Clarín. Este matutino supo convertirse, con el paso de las décadas, en el multimedio más grande del país y uno de los más grandes de Latinoamérica gracias a la creciente influencia que fue alcanzando dentro de los ámbitos más oscuros del poder en los que supo manejarse como pocos.
Pero ¿como fueron sus comienzos? ¿Cómo logró un modesto diario, como lo era Clarín, transformarse en el grupo comunicacional masivo más influyente de Argentina?
No puede ensayarse una respuesta pensando únicamente en los altos niveles de demagogia adoptada por el dueño y su línea editorial. Hay que tener en cuenta muchas cosas, entre ellas, los grandes beneficios que le generaba al Estado y al gobierno de turno la complicidad de los medios de comunicación porque eran los encargados de avalar y legitimar las medidas adoptadas y también de influenciar en la “opinión pública”. Aunque no fue un rol exclusivo del diario del clarinete rojo, supo aprovechar esto para posicionarse.
Roberto Noble, un joven periodista, abogado y político oriundo de la Ciudad de La Plata, fue el padre fundador de Clarín y su director por casi 25 años. En su muy recomendable libro, Clarín, el gran diario argentino, Martín Sivak lo define como un hombre pragmático y ambicioso, dos calificativos que intentó reflejar desde las páginas de su diario, “le imprimió su flexibilidad ideológica, sus dotes de político negociador, su capacidad para captar climas de época y su afán de ascenso social” (Página 27). Tuvo sus primeras experiencias políticas en plena Reforma Universitaria cuando comenzó la carrera de abogacía en la Universidad de Buenos Aires. Mientras tanto, se desempeñó como periodista deportivo en La Nación que, en ese momento, era uno de los diarios más importantes de Argentina junto con La Prensa y Crítica.
En el año 1925 Noble ingresó formalmente al Partido Socialista pero, dos años después, fue parte de la fracción que giro a derecha – ya que pretendían establecer alianzas con los sectores conservadores que se enfrentaron a Yrigoyen - y fue cofundador del Partido Socialista Independiente (PSI) junto con Antonio di Tomaso y Federico Pinedo.
Años después esa alianza se cristalizó en el golpe de Estado al presidente radical en 1930 y en la conformación de Concordancia, alianza parlamentaria muy flexible entre los viejos conservadores nucleados ahora en el Partido Demócrata Nacional, el PSI y los radicales antipersonalistas. Su candidato fue Agustín P. Justo, quien resultó ganador de la contienda electoral en el momento político conocido como "Década Infame", en la que que el fraude y la política antiobrera eran moneda corriente.
Mientras desempeñaba su función como diputado electo, Noble fue tentado por el gobernador de la Provincia de Buenos Aires Manuel Fresco para ocupar el Ministerio de Gobierno. Uno de los temas que más tensión generó en el nuevo ministro fue la política laboral. Adoptó una posición conciliadora entre el capital y el trabajo, fortaleciendo el rol mediador y corporativo del Estado y persiguiendo a organizaciones políticas como el Partido Comunista que tenían un importante nivel de influencia en la clase trabajadora por aquellos años.
Claramente, el germen fascista (corporativismo, anticomunismo) estuvo presente en el gobierno bonaerense y en el imaginario político de Roberto Noble. Con Ortiz en la presidencia, la provincia perdió autonomía y el ministro decidió (aunque forzado) a renunciar y recluirse en su estancia de más de 2.500 hectáreas, ubicada en el partido de Lincoln. Su exilio de la política duraría 5 años. En 1944 comenzó a tomar cuerpo su proyecto de tener un diario propio y de construir poder desde allí.
“Un toque de atención para la solución argentina de los problemas argentinos”
El 28 de agosto de 1945 Clarín salió por primera vez de las rotativas del taller Noticias Gráficas. El diario fue pionero en varios aspectos: utilizó el color rojo en su logo e implementó el novedoso soporte llamado tabloide que era mucho más práctico para la lectura porque sus dimensiones eran menores a las del resto de los diarios nacionales (excepto El Mundo), eso le dio una ventaja significativa frente a sus competidores porque pudo ampliar su público. Ahora los trabajadores podían leerlo en los medios de transporte en forma más sencilla. El primer número fue gratuito pero su precio era de 5 centavos. Rápidamente el número de lectores llegó a 160.000. Hay muchos mitos acerca de cómo Noble logró financiar su diario, lo cierto es que un grupo de empresarios le enviaban dinero secretamente, mientras que parte del papel se lo entregaba Cabildo, revista de ultraderecha comandada por su viejo amigo Manuel Fresco. Además tenía una serie de patrocinadores (muchos de ellos empresarios de la incipiente industria nacional) y anunciantes entre ellos Unión Telefónica, Ferrocarriles Sud, entre otras grandes compañías.
Gran parte de la estructura original del diario aún se mantiene: notas cortas y sencillas, sin grandes análisis políticos. Esto se explica porque Clarín no apuntaba a un público intelectual sino a sectores más amplios: sectores medios y clase trabajadora. En sus primeras tapas se destacaron durante semanas las noticias internacionales y la sección de deportes. Fue con la llegada del peronismo al gobierno que comenzó a analizar la política nacional. A pesar de haber hecho campaña por la Unión Democrática, coalición integrada por la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista, el Partido Comunista y el Partido Demócrata Progresista, que enfrentó a Perón en las urnas, pronto dio un giro discursivo luego de su contundente triunfo. El nuevo presidente comenzó a ocupar la primera plana del diario mientras que la oposición desapareció por completo de sus páginas.
Nunca se autoproclamó oficialista pero supo mantener una alianza estratégica con el peronismo que generó enorme beneficios para ambos. Así, Clarín inauguraba todo un "estilo" de relacionarse con el poder de turno. Una marca que recorrerá toda su historia hasta el presente.
La direccion del medio mantuvo una excelente relación con un personaje fundamental de la propaganda peronista, Raúl Apold (ex periodista, a cargo de la Subsecretario de Información), con quién sostuvieron un constante intercambio epistolar.
Mientras que Clarín apoyaba desde sus páginas las medidas de gobierno sobre todo las de alcance económico como el Plan Quinquenal y la política de conciliación entre el capital y el trabajo, cuyo objetivo tenía que ver con amortiguar la lucha de clases, recibía grandes beneficios del Estado expresado en toneladas de papel. Una recompensa importante para el diario frente a competidores como La Nación o La Prensa, ambos opositores, quiénes debieron disminuir su tirada.
Incluso desde suspáginas Clarin defendió la expropiación de todo el papel de diario en Argentina que se llevó adelante en marzo de 1949 en el marco de la Reforma Constitucional. Clarín tituló: “Marco jubiloso tuvo la jura de la nueva constitución” (Clarín 17/3/49). El nacionalismo fue uno de los temas más afines entre Noble y el peronismo por eso la nacionalización de los ferrocarriles fue también tema de agenda para el diario (ver Clarín 01/03/49).
Otro de los grandes beneficios que recibió Clarín del Estado fue la captación de los avisos clasificados luego del cierre de La Prensa, producto de los constantes conflictos que el medio liberal tenía con el gobierno. Este mercado destinado sobre todo a los trabajadores que buscaban empleo, querían comprarse algún bien o necesitaban de algún servicio; llevó a aumentar ampliamente la tirada del diario sumando un nuevo público entre sus filas. Podemos decir que gracias al peronismo, Clarín se convirtió en una empresa rentable y exitosa.
Fin del "romance" Clarín-Peronismo
Si bien la relación entre el gobierno peronista y Clarín tuvo momentos de mayor tensión, como cuando la distribución del papel para los diarios comenzó a escasear, no hubo una ruptura abierta entre ambos hasta la caída de Perón.
Desde comienzos de la década del 50, el Estado tomó mayor control sobre los medios de comunicación mientras que Clarín reclamaba cuotas de papel y pautas publicitarias que le permitan mantener sus niveles de tirada. Estaba perdiendo sus beneficios en detrimento de la prensa estatal que recibía toneladas de papel. Esta fue una de las causas que erosionó el divorcio con el peronismo. Los sectores opositores recobraron su espacio dentro del diario, como puede observarse en las tapas a partir de mediados de 1955.
Cuando se produjo el golpe del 16 de septiembre de 1955 el diario Clarín pasó de un apoyo moderado pero sólido al gobierno peronista a convertirse en un ferviente defensor del gobierno militar. Sin sonrojarse, de un día para el otro, acusaron a Perón de tirano, dictador y responsable de haber arruinado la economía nacional. No existieron los términos medios.
Clarín aduló desde sus páginas al nuevo gabinete, incluso en la editorial del 25 de septiembre de 1955 le habla a los trabajadores diciéndoles que “Respetará el gobierno los convenios y las conquistas sociales”. También les informaba que “los obreros tendrán en el general Lonardi un auténtico amigo, no un demagogo que los utilice para fines políticos, sino un padre o un hermano al que podrán acudir” (Clarín 25/9/55). Por supuesto que ocultó la fuerte represión que se desencadenó sobre el movimiento obrero, el disciplinamiento social, el aumento de la explotación y la brutal penetración del imperialismo estadounidense en el país.
Años después volvería a cambiar el rumbo de sus posiciones políticas al apoyar fervientemente el gobierno constitucional de Arturo Frondizi y al desarrollismo como modelo económico. Los 60 van a permitirle a Clarín alcanzar la ubicación que su padre, Roberto Noble, soñó para él: se convirtió en el diario de mayor circulación y de mayor tirada de habla hispana. Como medio de los poderosos, en años siguientes, se acomodó nuevamente para sacar provecho de la situación ya con la conducción de Magnetto. El hombre que todavía sigue teniendo el control, al menos ideológico, del diario. |