En varios países de América Latina las mujeres siguen haciendo la ola que empezó en Argentina, continuó en México y Colombia y se transformó en una marea verde. En cada movilización las socialistas de Pan y Rosas estamos presentes.
El aborto es una realidad en el país, a pesar de eso su ilegalidad ha hecho que sea una pesadilla para las mujeres venezolanas, mujeres que al realizar esta práctica pierden la vida, van presas o tienen graves consecuencias en su salud por realizarse un aborto en la clandestinidad y de manera insegura, no está demás mencionar que son las mujeres trabadoras y pobras las más afectadas por esto.
En nuestro país la legislación sobre el aborto es obsoleta y reaccionaria, impuesta por el Estado en contubernio con la jerarquía de la iglesia católica, sin modificaciones desde principios del siglo XX, sin siquiera contemplar legalizar el aborto en caso de embarazo producto de violación, como ocurre en otros países donde el aborto no es legal, pero contemplan esas excepciones. En casos como esos, las mujeres, niñas y jóvenes deben viajar hasta Colombia, donde sí está permitido en esas circunstancias; de lo contrario, se verán obligadas a ser madres por violación o recurrir a abortos clandestinos e inseguros, lo que pone en grave peligro su salud e incluso su vida... o su libertad, pudiendo ir a la cárcel, condenada en virtud de las disposiciones del Código Penal.
Es urgente, es un tema de salud pública y muy importante para las mujeres, acabar con esta criminalización, en un país donde el gobierno oculta los números sobre este asunto tan importante, lo que contribuye a invisibilizarlo, a negar que es un asunto grave que necesita ser discutido. Aquí la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) es la tercera causa de mortalidad materna, reportes extraoficiales señalan que en el 2019 hubo 1 aborto por cada 4 partos, y de agosto a diciembre de este año se realizaron 15 abortos diarios, de los cuales un tercio a niñas menores de 12 años.
Pobres y trabajadoras: las más afectadas por la clandestinidad del aborto
Este miércoles 28 de septiembre tendrá lugar en Caracas, en Plaza Morelos, una movilización hasta la esquina de La Ceiba, donde queda la Asamblea Nacional. Impulsado principalmente por la Ruta Verde, que busca recolectar más de 21.000 firmas de votantes del registro electoral en apoyo del Proyecto de Ley Orgánica de derechos sexuales y reproductivos, donde se contempla la derogación de los artículos 430, 431, 433 existentes y 434 del Código Penal, que criminalizan la interrupción voluntaria del embarazo.
Si bien la derogación de los artículos del Código Penal sería sin duda un avance para la realidad de las mujeres en Venezuela, sobre todo por al gran atraso que sufre el país con respecto a este tema. Despenalizar significa dejar de tipificarlo como delito, por lo que la mujer o persona gestante que se haya practicado el aborto y los profesionales de la salud, amigos o familiares que involucrados no deben ser objeto de juicios o encarcelamiento por esa razón.
Sin embargo, la despenalización no significa que el Estado regule o autorice dichos servicios para garantizar la seguridad de la práctica. Esto significa que el Estado no garantiza. Solo significa que no puede ser sancionada la persona que se lo practique, por eso solo sería un primer paso. Legalizar sería diferente, porque significa otorgar estatus legal y de derecho a algo, y con ello entonces aplicar normas jurídicas positivas a actividades que antes estaban excluidas del orden positivo. Es decir, si se legaliza el aborto, el Estado debe proporcionar un marco legal que permita que la práctica se realice de manera segura, lo que no significaría tampoco automáticamente que sea gratuito, como tantas otras operaciones e intervenciones en el sistema de salud pública.
Mientras tanto, si solo se despenaliza pero no se legaliza ni se garantiza que sean gratuitos en los hospitales, las operaciones se realizarán en clínicas privadas, volviendo al punto de partida: fuera del alcance de las mujeres más pobres y trabajadores precarios. La lucha por el aborto legal, seguro y gratuito hoy también es luchar para garantizar la atención médica.
Es importante recalcar que el hecho de que sea legal no significa que sea obligatorio, sino que la mujer es libre de decidir si quiere continuar con el embarazo, y si decide interrumpir el embarazo, se hace de forma segura. relación. y sin convicción.
¿Qué desafíos tenemos las mujeres para conquistar nuestros derechos en Venezuela?
Desde Pan y Rosas planteamos que es necesario crear y promover un verdadero movimiento de mujeres para que tengamos la fuerza de miles de mujeres, jóvenes y trabajadoras, que conciba el crecimiento por abajo (en los lugares de trabajo, de estudio, las comunidades) y la movilización combativa, como la estrategia para lograr nuestras demandas. Con las lecciones de la marea verde sabemos que sólo será el resultado de nuestra acción en las calles. Por eso necesitamos un movimiento de masas que sacuda al país.
Para ello, es crucial discutir cómo incluir a la mayoría de las mujeres: trabajadoras urbanas y rurales que enfrentan todos los días los efectos del patriarcado y el capitalismo. Al mismo tiempo, debemos abrazar las demandas de las comunidades sexualmente diversas, como el derecho al aborto para todxs lxs cuerpos gestantes. Hacer esta lucha no solo de manera independiente de este gobierno, que ha generó la peor crisis para todos los trabajadores, y especialmente para las mujeres, sino también independiente de las diversas facciones de la oposición de derecha, cuyas alianzas con las jerarquías religiosas los hacen estar también en contra de ese derecho elemental.
Te invitamos a participar junto con Pan y Rosas este 28 de septiembre, desde la Plaza Morelos hasta la esquina La Ceiba, en la Asamblea Nacional, a partir de las 9 am con la consigna: ¡EDUCACIÓN SEXUAL PARA DECIDIR, ANTICONCEPTIVOS PARA NO ABORTAR, ABORTO LEGAL PARA NO MORIR!
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