Presentamos la primera edición completa, a nivel mundial, del clásico de Lev Vigotski El significado histórico de la crisis de la psicología, traducida directamente al castellano desde el ruso por Alejandro Ariel González. Publicada junto con “La transformación socialista del hombre” y “El pensamiento”, permite ingresar a la lectura de Vigotski y de su teoría “histórico-cultural” por la puerta que la censura mantuvo clausurada durante décadas: la de su filosofía y metodología marxistas. Al mismo tiempo, permite conocer los objetivos políticos estratégicos anticapitalistas y revolucionarios del autor, ligados directamente a la lucha contra cualquier dogmatismo.
RESCATANDO LAS PIEDRAS ANGULARES DEL MARXISMO DE VIGOTSKI
“Nuestra ciencia no podía y no puede desarrollarse en la vieja sociedad. Dominar la verdad sobre la persona y la propia persona es imposible mientras la humanidad no domine la verdad sobre la sociedad y la propia sociedad. Por el contrario, en la nueva sociedad nuestra ciencia se convertirá en el centro de la vida”.
Vigotski, “La transformación socialista del hombre”.
“Solamente cuando la ciencia de la naturaleza y de la historia hayan asimilado la dialéctica, saldrá sobrando y desaparecerá […] toda la quincalla filosófica, con la excepción de la pura teoría del pensamiento”.
Engels, Dialéctica de la naturaleza.
La figura de Lev Vigotski (1896-1934) constituye hoy una de las más renombradas de la psicología en todo el mundo, en ámbitos educativos y pedagógicos, en psicología del desarrollo y psiconeurología, en clínica de la niñez y la adolescencia con discapacidad, entre otros. También Vigotski es reconocido como crítico de arte, psicólogo de los procesos creativos, como docente e investigador del funcionamiento normal y patológico del cerebro y de la psiquis. En el mundo académico se han referido a su figura con términos tales como “el Einstein” [1] o “el Mozart” [2] de la psicología. Pero al mismo tiempo se trata de una de las obras más manipuladas y menos conocidas del ámbito psi. Muchos de los conceptos que hoy se le adjudican pertenecen solo a un momento de su investigación (zona de desarrollo próximo, el más conocido), o bien no forman parte de su obra, sino que son elaboraciones posteriores que toman aspectos parciales. Muchos de los textos que se leen bajo su firma están censurados o han sido directamente resumidos por terceros.
Con todo, su obra se trata de uno de los ejemplos de la creatividad del marxismo en la ciencia de los años 1920. Es también, como veremos, una obra construida al calor de los procesos revolucionarios y nutrida con las discusiones teóricas y políticas de ese momento, cuyo posterior destino está ligado al devenir del Estado obrero, su estalinización y la circulación de sus textos fuera de la URSS, desde fines de los años 1950.
La edición de El significado histórico de la crisis de la psicología que aquí presentamos, junto con los dos textos que lo acompañan (“El pensamiento” y “La transformación socialista del hombre”), permiten ingresar a su obra por la puerta que la doble censura –estalinista y académica– mantuvo clausurada durante décadas: la de su filosofía y metodología marxista, que retoma, recreándola para abordar la psicología, la dialéctica del pensamiento de Marx, Engels, Lenin y Trotsky. A su vez, el marxismo de Vigotski, como en sus referentes, conforma una unidad de teoría y práctica. Esperamos también, en este sentido, que esta edición permita acceder al conocimiento de sus objetivos políticos estratégicos, los de la clase obrera que por primera vez en la historia conquista el poder y los de una intelectualidad revolucionaria que se propone construir una ciencia que permita una práctica psicológica a la altura de las necesidades sociales revolucionarias, ligada directamente a la lucha concreta contra las tendencias dogmáticas estalinistas. En efecto, la edición que presentamos, traducida directamente desde el ruso por Alejandro Ariel González, constituye la primera versión completa de esta obra de Lev Vigotski a nivel mundial, que repone los pasajes censurados de la obra, referidos justamente a estos tópicos. Parafraseando a su autor, recuperamos por primera vez las “piedras que dejaron de lado los constructores”, verdaderas piedras angulares de una obra cumbre del pensamiento científico y del marxismo del siglo XX. Se trata de un programa que conserva toda su actualidad en nuestro tiempo, en el que el capitalismo no ha hecho más que ahondar sus contradicciones y su impacto sobre el psiquismo de la humanidad, mientras que la ciencia psicológica sigue presa de sus dualismos y reduccionismos históricos.
Breve esbozo biográfico
“[La] genialidad [es el] nivel superior de talento que se manifiesta en una máxima productividad creadora, de excepcional importancia histórica para la vida social. […] La genialidad se diferencia del talento sobre todo por el nivel y el carácter de la creación: los genios son ‘iniciadores’ de una nueva época histórica en su ámbito. […] Mientras que la herencia crea la posibilidad de la genialidad, sólo el medio social hace realidad esa posibilidad y crea al genio” [3].
Nacido en 1896, en el seno de una familia judía acomodada, Lev Vigotski vivió durante su infancia en Gómel, ciudad ubicada al sur de la Rusia zarista, actual Bielorrusia. Se trataba de una zona de asentamiento en la cual el zarismo permitía residir a los judíos, bajo condiciones de opresión religiosa que incluían progromos (al menos dos, entre 1903 y 1906 en Gómel) y cuotas permitidas de trabajo y estudio.
En ese período comienzan a configurarse las condiciones históricas que rodearon al proceso revolucionario. La opresión y explotación a las cuales el zarismo y el capital imperialista sometían al pueblo ruso darán lugar a grandes luchas obreras y populares y, a partir de las penurias causadas a las masas por la guerra ruso-japonesa, al primer ensayo revolucionario obrero del siglo XX, en 1905. Si bien el proletariado no llegará a tomar el poder, tiene lugar una importante experiencia que incluye la creación del primer sóviet obrero (órgano de poder de las masas de San Petersburgo que llegó a dirigir la lucha contra el régimen zarista) [4]. Para ese entonces Lev Vigotski contaba con 9 años.
Luego de graduarse con medalla de oro en la escuela secundaria, período durante el cual lideró un grupo juvenil judío, en 1913, accedió –por sorteo– a la Universidad Imperial de Moscú (dentro del cupo permitido para la comunidad judía), y luego de un fugaz paso por la Facultad de Medicina, optó por el estudio de Derecho, que le permitía algún grado de libertad de ejercicio de una profesión. Paralelamente, en 1914, comenzará sus estudios en Historia y Filosofía en la Universidad Popular –no oficial– de Shaniavski, Moscú, reducto de militantes antizaristas del cual surgiría una vanguardia de intelectuales marxistas [5]. De esta manera, el joven Vigotski pudo nutrirse en profundidad del pensamiento de autores como Hegel, Spinoza y de los fundamentos del marxismo. Incluso allí tomará su único curso formal en psicología, con el reflexólogo Pável Blonski [6]. Finalmente, se graduará en Leyes, Filosofía e Historia. Su tesis de filosofía dará lugar a un libro, Psicología del arte, finalizado en 1925, inédito en vida del autor.
El contexto mundial había sido definido por Lenin en El imperialismo, etapa superior del capitalismo como una época –por lo demás, en la que nos toca vivir hoy– de “crisis, guerras y revoluciones” [7]. En efecto, el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 deparó catastróficas penurias a las masas rusas, que llevaron adelante –con la dirección del partido Bolchevique– la Revolución de Octubre en 1917. Esta impactó profundamente en el joven Vigotski, como muestra su reseña de 1923 del libro de John Reed, Diez días que conmovieron al mundo:
… los acontecimientos tienen lugar, la historia se desarrolla –particularmente en tiempos revolucionarios– por la voluntad de las masas, por aquellos que cumplen el decreto y escuchan los discursos y los ponen en práctica, quienes cumplen las órdenes. El papel de los dirigentes no va más allá de dar forma, de canalizar, de dirigir la voluntad heroica de las masas hacia su meta. La revolución no fue hecha por Lenin y Trotsky, sino por los trabajadores y los soldados, las clases bajas, populares y revolucionarias. [...] La tarea de los dirigentes era coordinar, fusionar estos regimientos separados, pero la revolución funcionaba de abajo hacia arriba, desde el corazón al cerebro como la sangre en el cuerpo, desde el soldado hacia el comandante en jefe, y no en sentido inverso [8].
Como vemos, el análisis no es superficial: Vigotski tenía en cuenta la relación dialéctica, de coordinación y también “de abajo hacia arriba” entre las masas y la línea política de sus dirigentes. En el mismo artículo, refiriéndose a Lenin, planteaba:
Ese es el pensamiento más agudo de la revolución, su álgebra. Una revolución hecha con el reloj en la mano: “el 6 es demasiado temprano, el 8 demasiado tarde, entonces el 7”. Estas eran las fórmulas matemáticas en las que estaban encerrados los elementos revolucionarios [9].
Y señalaba, también:
Quizás el problema más difícil de la historia sea la relación entre las masas y los héroes en los grandes eventos. El libro de Reed revela la verdad de este problema: un corazón apasionado que envía sangre por todas las arterias de la revolución, una mente aguda que somete esta sangre a un pensamiento matemáticamente exacto. Es por eso que esos diez días conmovieron al mundo [10].
Como vemos, al contrario de las lecturas que relegan su pensamiento a cuestiones alejadas de la práctica revolucionaria, su reflexión marxista integra no solo aspectos filosóficos, epistemológicos o ideológicos, sino su estrategia política, “el álgebra de la revolución”, como escribe en palabras de Herzen [11]. Su compromiso con la revolución socialista fue parte inherente de su comprensión del marxismo. En julio de 1925, durante su viaje a la Conferencia Internacional sobre Educación de Niños Sordomudos en Londres, escribía en su cuaderno de notas:
En esencia, Rusia es el primer país del mundo. La revolución es nuestra causa suprema. En esta sala solo una persona conoce el secreto de la verdadera educación de los sordomudos, y esa persona soy yo. No porque sea más instruido que los demás, sino porque me ha enviado Rusia y hablo en nombre de la Revolución [12].
Durante sus estudios universitarios, escribirá artículos, ensayos literarios y referidos a la cultura rusa, mientras ocupa el puesto de secretario técnico en el diario de cultura judía Novyi put (“El Camino Nuevo”). En sus cuadernos personales, reflexiona profusamente sobre el judaísmo y el socialismo [13].
En 1917, año de la revolución, con 20 años, Vigotski termina sus estudios y regresa nuevamente a Gómel. En esos momentos, nuevos desafíos se abren para la revolución: desde la defensa interna –guerra civil– y externa, y la pelea por extender la revolución a nivel europeo y mundial, hasta las tareas propias del Estado obrero. El triunfo de la revolución significará el fin de la zona de asentamiento, la posibilidad para él de elegir su lugar de residencia y la libertad de dedicarse a la investigación científica. Sus artículos en ese año giran hacia temas sociales y políticos: celebrando, por ejemplo, la conquista para la comunidad judía (“Fuimos esclavos” es el título de uno de los textos); describiendo impresiones sobre las calles de Moscú; o analizando la conferencia local del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (bolchevique) [14]. Durante 1919-1921, años de guerra civil, vive en Gómel, oficiando de jefe del departamento de estadísticas de la cooperativa regional de trabajadores de la ciudad (Gubrabkoop). Escribe, por ejemplo, “Poesía y prosa sobre la revolución rusa”; participa de emprendimientos editoriales promovidos por el Estado obrero y se desempeña como profesor de literatura y filosofía en escuelas, como en la Escuela soviética del Trabajo y el Colegio de Maestros de Gómel, desde donde desarrolla sus primeras experiencias de investigación en psicología [15].
El comienzo de su actividad de investigación en pedagogía coincidió con una transformación de la educación soviética, consistente en la liberación de los métodos y estructuras opresivas del zarismo, en el marco general de una transformación hacia una educación politécnica, que apuntaba a “superar la división del trabajo físico e intelectual para reunir el pensamiento y el trabajo, disociados en el proceso de desarrollo capitalista” [16]. Esa liberación abarcó tanto a los docentes, que comenzaron a ser vistos como guías más que como instructores, como a los estudiantes, ya que se eliminaron los exámenes como instrumento de evaluación y se desarrolló un modelo pedagógico centrado en el niño y en su experiencia previa más que en los contenidos formales. Vigotski participó de todo este proceso instruyendo a docentes, dando conferencias, y como consejero del Comisariado del Pueblo para la Instrucción Pública (Narkomprós) [17]. Incluso dio cursos para analfabetos, activistas campesinos y escuelas de verano para maestras de jardines de infantes y escuelas primarias, sobre materias como ruso, estética, teoría del arte, filosofía, lógica y fundamentos de psicología. También dio clases públicas populares sobre temas como “el psicoanálisis como método científico de investigación sobre la conciencia”, “la psicología del examen”, “prerrequisitos científicos de asesoramiento escolar a estudiantes” y “nuevos libros pedagógicos”. En este período también colaboró con Blonski y con Krúpskaia en el desarrollo de modelos de aprendizaje [18].
En 1920 sufrió su primer ataque de tuberculosis, luego de lo cual se desempeñó como jefe del Departamento de Teatros dependiente del Comisariado del Pueblo para la Instrucción Pública y participó de numerosos grupos y comités de Consejo Artístico (khudsovet) [19]. En 1922 ocupó un cargo al frente del departamento editorial regional del Estado, publicando en diferentes medios locales como Nash Ponedel’nik (Nuestro lunes) y Polesskaia Pravda (La verdad polaca) sobre temas artísticos y culturales, incluso siendo parte de la publicación, junto a otros que devendrían en destacados intelectuales, de un diario local, Véresk (Brezo). Sus publicaciones del período muestran las convicciones comunistas que mantendría durante toda su vida [20]. Vigotski es uno de los mejores ejemplos de cómo la clase obrera en el poder abrió la posibilidad de desplegar la creatividad a capas de la población hasta ese momento relegadas y oprimidas, permitiendo la emergencia de una nueva intelectualidad revolucionaria.
Vigotski mantuvo un diálogo permanente con la producción literaria, política, filosófica, pedagógica, psicológica y científica de su tiempo. No construyó sus escritos desde el ascetismo de un claustro, sino desde la práctica concreta, pedagógica o clínica con pacientes niños y adultos. El autor de El significado histórico… tenía una aguda preocupación por las cuestiones educativas, así como por la situación de las infancias y sus problemas de desarrollo, en un país con una altísima tasa de analfabetismo, una mayoría campesina y un gran atraso cultural [21]. Ambas cuestiones marcarán su interés en la psicología, siendo parte activa en la constitución tanto de la “paidología”, dedicada a este campo, como de la “defectología”, ligada a cuestiones del desarrollo como sordera o ceguera. En mayo de 1923, fundó el gabinete de psicología en la Escuela Técnica Pedagógica de Gómel, con el objetivo de aportar demostraciones de experimentos psicológicos y enseñar clases prácticas en pedagogía experimental y psicología a los estudiantes de ese y otros centros educativos. A este primer objetivo sumó el funcionamiento como centro de estudios experimentales sobre la infancia en temas educacionales, médicos y sociales, y la supervisión científica de escuelas y establecimientos educativos [22]. Será exponiendo algunas de sus investigaciones en dicho gabinete, y en representación del Departamento de Educación Pública de Gómel, que Vigotski participará con tres ponencias en el II Congreso panruso de paidología, pedagogía experimental y psiconeurología de 1924, conocido simplemente como II Congreso panruso de psiconeurología, a partir de lo cual será invitado a unirse al Instituto de Psicología Experimental de Moscú (IPEUM), dirigido por Konstantín Kornílov, lo que marcará el inicio de una elaboración psicológica que se prolongará hasta su muerte en 1934.
El triunfo de la revolución también permitió un fuerte desarrollo de diferentes disciplinas psicológicas, que contaron con la libertad y los recursos del Estado obrero para aportar desde sus campos a las necesidades sociales. En particular, Pávlov, políticamente opositor a la revolución, contó con recursos inéditos, a partir del decreto de Lenin “Sobre las condiciones para facilitar el trabajo científico del académico Pávlov y sus colaboradores”, y el apoyo político de dirigentes como Trotsky [23]. Algo similar sucedió con el psicoanálisis, cuya difusión tuvo un lugar importante en el IPEUM, impulsado por figuras como Alexander Luria, uno de los principales promotores del psicoanálisis durante la década del 1920. (Vigotski participó de los debates de la Sociedad Psicoanalítica Rusa, de la cual se convirtió también en miembro ordinario en 1926.) En 1921 se creó la Asociación Psicoanalítica de Investigaciones sobre la Creación Artística, y en 1922 la Sociedad Psicoanalítica de Moscú –cuyo Instituto de Psicoanálisis fue el tercero a nivel mundial, luego de Viena y Berlín, y el único sostenido financieramente desde el Estado– y la Asociación Psicoanalítica de Kazán bajo dirección de Luria. En este período se destacó el trabajo de mujeres psicoanalistas como Vera Schmidt –que funda el Hogar Experimental de Niños en Moscú–, Tatiana Rosenthal y Sabina Spielrein, dedicadas a la clínica psicoanalítica [24]. De estos años datan también las traducciones y ediciones, desde la editorial estatal, de las principales obras de Freud, junto con autores de la Gestalt, el conductismo, y las principales corrientes de la psicología. En estos trabajos Vigotski tuvo un rol destacado, prologando Más allá del principio del placer de Freud, entre otras obras [25].
El desarrollo de la revolución y las peleas contra las tendencias dogmáticas
Al término de la guerra civil, a fines de 1922, y una vez iniciado el proceso de reconstrucción de la economía rusa a partir de la NEP (política que reinstalaba ciertos mecanismos de mercado para reanimar la economía agraria y recomponer el vínculo entre obreros y campesinos), los bolcheviques consideraron que estaban dadas las condiciones para abordar problemas considerados importantes para la revolución. Entre ellos, la educación, el nivel cultural, la vida cotidiana y la familia. Los escritos de Trotsky en Problemas de la vida cotidiana, publicado a fines de 1923, expresan, por ejemplo, el tono de este desafío del cual Vigotski, todavía en su ciudad natal de Gómel, fue parte activa. En ese año también, apoyado en las esperanzas de la oleada revolucionaria en Alemania, Trotsky comienza una pelea por la democratización del partido, la industrialización y la planificación económica [26].
1924, momento en que Vigotski se mudó a Moscú, fue un año marcado por la muerte de Lenin y el comienzo de la reacción política y social en la URSS, encarnada por Stalin y su fracción. En julio se publicó Literatura y revolución [27] de Trotsky, libro que recopiló textos publicados en la prensa en 1923 y que, entre otras ideas sobre el arte y la cultura, discutió con los defensores de una “cultura proletaria” reduccionista, quienes despreciaban todo lo demás por “burgués” o “pequeñoburgués”. Este libro fue una referencia para Vigotski, quien lo citó en varias de sus principales obras, como Psicología del arte, Psicología pedagógica y, como veremos, en El significado histórico… En septiembre, Trotsky publicó además Lecciones de Octubre, obra que desató una campaña en su contra en los principales medios, que lo denunciaba como contrarrevolucionario y ajeno al leninismo. Los artífices de esa campaña fueron Zinóviev, Kámenev y en especial Stalin, en lo que será el comienzo de su práctica burocrática. La intimidación, la presión y la amenaza se volvieron monedas corrientes. Mientras tanto, a nivel teórico y contra la teoría de la revolución permanente de Trotsky, Stalin planteó su teoría del “socialismo en un solo país”. Trotsky definirá luego, estableciendo una comparación con la Revolución francesa, que este año será el año del comienzo del Termidor.
En 1925 surgió la Nueva Oposición, que incluyó a Krúpskaia (con un cargo alto en el Comisariado de Educación, donde se desempeñaba Vigotski por ese entonces). Para 1926, las maniobras fraccionales, burocráticas y represivas de Stalin –método que se profundizaría en los años siguientes– ya se habían desplegado, y los grupos de choque del aparato ya habían intervenido contra los oposicionistas. La Oposición de Izquierda y la Nueva Oposición formaron una Oposición Unificada que no prosperó, en medio del cansancio y la pasividad generalizada. La burocratización también avanzó: Trotsky y otros, que habían sido parte de la generación que hizo la revolución, fueron separados de la dirección del partido, en medio de una realidad social desoladora y de las derrotas de la revolución internacional. Para 1927, con la desastrosa política por parte del aparato estalinista hacia la Revolución china, Trotsky redoblaría sus críticas y el estalinismo recurriría a provocaciones policiales. En septiembre de ese año, el dirigente del Ejército Rojo fue separado del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista y, en octubre, del Comité Central, llegando incluso a ser objeto de una campaña por su origen judío. El entierro de Adolf Ioffe, militante oposicionista que se había suicidado en julio de ese año, fue la última manifestación pública de la Oposición y de Trotsky en la URSS. Luego será acusado de contrarrevolucionario y deportado a Alma-Ata.
La reposición de este escenario es importante para comprender el énfasis de Vigotski en la impugnación de tendencias dogmáticas en la psicología.
El lugar de El significado histórico… en la obra de Vigotski y la censura en ediciones posteriores
Fuera de la URSS, la obra de Vigotski ha sido leída de dos formas opuestas. Por un lado, las lecturas iniciales, como se verá más adelante, la desligaron del marxismo. Por el otro, las que admiten su carácter marxista: algunas consideran su obra como cercana al dogmatismo estalinista del diamat; mientras que otras, por el contrario, lo desligan absolutamente de aquel pero también del pensamiento de Engels y Lenin, a quienes ubican como parte de ese mismo dogmatismo. Ambas vertientes, con las divisiones del caso, tergiversan su pensamiento, así como los de Engels y Lenin. El recorrido por los principales pasajes censurados de El significado histórico… permitirá mostrar por qué.
El manuscrito del libro fue escrito luego de que Vigotski estuviera internado por una de sus crisis de tuberculosis, entre 1926 y 1927 [28]. El autor lo completó pero no lo editó para su publicación; las razones de esto no son claras y solo pueden hipotetizarse. Pero lo cierto es que en el contexto de creciente reacción, el tono del libro marcado por su antidogmatismo y en continuidad, como veremos, con la discusión planteada por Trotsky sobre la ciencia y el arte –con citas explícitas que serán, precisamente, censuradas–, permiten tener en cuenta lo problemático de su publicación [29]. De hecho, el manuscrito original contiene tanto una revisión crítica marginal de alguien anónimo como, sobre todo, varias censura directas –en rojo– justamente de los pasajes donde se hace referencia a Trotsky, a David Riazánov sobre Engels y Lenin, e incluso a Bujarin y Rádek, entre otros dirigentes bolcheviques cuestionados por el estalinismo [30].
Tres pasajes recuperados de la censura tienen un lugar central en la argumentación del libro: el primero aparece justamente cuando, luego de analizar, apoyado en Dialéctica de la Naturaleza de Engels, la crisis de la psicología, Vigotski argumenta por la positiva qué tarea histórica tienen por delante la psicología y el marxismo. El autor critica especialmente los intentos de la “psicología marxista” del momento que, apelando solo a citas ocasionales de Marx y Engels, buscaba resolver los problemas metodológicos de la psicología, lo que equivalía –dice Vigotski– a “una ciencia antes de la ciencia”, logrando nada más que una “acumulación de citas” y una “interpretación talmúdica” y “escolástica”. “Buscan –escribe– en el lugar equivocado, no lo que necesitan; no como es necesario” y, sobre todo, encadenados a un principio de autoridad: “no buscan métodos sino dogmas”.
En ese contexto, encontramos el siguiente fragmento censurado:
Hay que comprender que no toda coma en Lenin es una ley; hay que comprender que todas las investigaciones tienen necesariamente un objetivo sin el cual son absurdas; que descubrir algo nuevo, enriquecer, complejizar, añadir –y no contradecir– es una virtud menor. Todo nuevo descubrimiento en el ámbito de la investigación de la naturaleza y de la sociedad, dice Riazánov [31], implica un peligro para muchos postulados infundados del marxismo que no pueden sino quedar obsoletos. Pero el marxismo no hace más que dar la bienvenida a ese peligro, pues lo obliga a revisar sus concepciones. Tal “revisión” es requerida por la esencia del marxismo. Lenin señaló acertadamente que la revisión de la forma del materialismo de Engels, la revisión de sus postulados natural-filosóficos no encierra nada de revisionista y es necesariamente requerida por el marxismo. Ninguna investigación es posible sin esa libertad absolutamente necesaria tanto para el investigador común como para el gran pensador. Todo eso se refiere en estricta medida a la psicología: en ella, todo lo que era contemporáneo a Engels ha quedado más obsoleto que en las ciencias naturales [32].
El pasaje ilustra justamente cómo Vigotski, contra las lecturas del último tipo que señalamos, se apoya justamente en Lenin y Engels contra las tendencias dogmáticas que iban a caracterizar posteriormente al estalinismo. Pero no solo esto, sino que ambos autores van a ser referencias constantes a lo largo de la elaboración de su obra, justamente contra las tendencias filosóficas y metodológicas mecanicistas, también características del diamat. Nos detendremos en las influencias de Lenin primero y luego en las de Engels.
Los desarrollos polémicos de Lenin en Materialismo y empiriocriticismo serán una referencia central para este libro; por ejemplo, para fundamentar la necesidad de una posición materialista frente al neokantismo (cuestión que retomará en Pensamiento y habla, publicado 1934, en discusión con Piaget [33]). Pero otra referencia central a lo largo de toda la obra vigotskiana serán los Cuadernos filosóficos, manuscritos inéditos publicados en la URSS durante el debate sobre la dialéctica y la ciencia, en los que precisamente Lenin sintetiza un estudio de la dialéctica hegeliana que le sirvió para defender a un materialismo de fundamento dialéctico e histórico [34]. Por ejemplo, serán un punto de apoyo central en referencia al modo en que el pensamiento conceptual mediatiza el acceso al conocimiento científico:
En esencia –cita Vigotski en “El pensamiento”, de 1931, incluido en este volumen–, Hegel tiene toda la razón frente a Kant. El pensamiento que avanza de lo concreto a lo abstracto –siempre que sea correcto […]– no se aleja de la verdad, sino que se acerca a ella. La abstracción de la materia, de una ley de la naturaleza, la abstracción del valor, etc.; en una palabra, todas las abstracciones científicas (correctas, serias, no absurdas) reflejan la naturaleza en forma más profunda, veraz y completa. De la percepción viva al pensamiento abstracto, y de este a la práctica: tal es el camino dialéctico del conocimiento de la verdad, del conocimiento de la realidad objetiva [35].
Y continúa citando más adelante: “Así, la generalización más simple, la primera y más simple formación de conceptos (juicios, silogismos, etc.) denota ya la cognición cada vez más profunda del hombre de la conexión objetiva del mundo” [36].
Retomando las reflexiones de El significado histórico… apoyadas en Engels sobre el papel de la palabra en la cognición, el pensamiento conceptual permite una posición gnoseológica materialista pero no mecánica, no un simple reflejo de la realidad (como tanto se ha acusado al propio Lenin, en particular en lecturas académicas sobre Vigotski), sino de un modo dialéctico o, como ha señalado Roy Bhaskar, realista crítico [37]. Este será justamente el tema del pensamiento verbal, clave para el estudio de las funciones psicológicas superiores que caracterizará la última etapa de la obra vigotskiana, en particular, Pensamiento y habla (1934) dedicado justamente a la dialéctica del desarrollo del pensamiento verbal, la estructura, la función y la génesis del pensamiento conceptual.
Se trata de una forma de conducta ya no natural sino histórica, caracterizada por la formación de conceptos, “el proceso de pensamiento más complejo y superior, verdaderamente dialéctico por naturaleza”. En “El Pensamiento”, que publicamos en este volumen, se apoya nuevamente en Lenin para explicar la dialéctica del signo (y de paso combatir la teoría del reflejo que caracterizará al estalinismo):
La aproximación del espíritu (humano) a una cosa particular, el sacar una copia (= un concepto) de ella no es un acto simple, inmediato, un reflejo muerto en un espejo, sino un acto complejo, dividido en dos, zigzagueante, que incluye en sí la posibilidad del vuelo de la fantasía fuera de la vida; más aún que eso: la posibilidad de la transformación (además, de una transformación imperceptible, de la cual el hombre no es consciente) del concepto abstracto, de la idea, en una fantasía (in letzer Instanz = Dios). Porque incluso en la generalización más sencilla, en la idea general más elemental (“mesa” en general), hay cierta partícula de fantasía” [38].
Otro importante fragmento censurado aparece más adelante en el mismo texto, luego de definir que la dialéctica abarca la naturaleza, al pensamiento y la historia, pero que el problema central de la psicología es centralmente metodológico e implica la creación de una “psicología general”, “cuyos conceptos se formulen en directa dependencia de la dialéctica general”, pero enunciados concretamente, de acuerdo a su objeto. Vigotski señala que para crear tales teorías intermedias –metodologías, ciencias generales– “hay que revelar la esencia de un ámbito dado de fenómenos, las leyes que rigen sus cambios, las características cualitativas y cuantitativas, su causalidad; crear categorías y conceptos que les sean propios; en una palabra, crear su El capital”. Se trata del cenit de la argumentación programática de El significado histórico…, su sentido estratégico. ¿De dónde proviene esa idea nodal del libro? Lo leemos en dicho fragmento:
La idea de la necesidad de una teoría intermedia sin la cual es imposible examinar a la luz del marxismo distintos hechos particulares hace ya tiempo que ha sido comprendida; solo me queda señalar que las conclusiones de nuestro análisis de la psicología coinciden con ella. “¿Qué dirán los metafísicos de la ciencia puramente proletaria respecto a la teoría de la relatividad? –pregunta Trotsky–. ¿Es compatible o no con el materialismo? ¿Está resuelta esta cuestión? ¿Dónde, cuándo y por quién? […] ¿Qué decir respecto a la teoría psicoanalítica de Freud? ¿Es compatible con el materialismo, como piensa, por ejemplo, el camarada Rádek (y yo con él), o es hostil a él?” [39]. Pero “abarcar metodológicamente” todas esas nuevas teorías e introducirlas en el contexto de la concepción dialéctico-materialista del mundo “no es del orden de los artículos de periódicos o revistas, sino del orden de un hito científico y filosófico como El origen de las especies y El capital, y no será realizado ni hoy ni mañana” [40].
Entre el sistema filosófico y la explicación científica debe mediar un método propio de la psicología; lo contrario de la derivación del objeto desde principios universales abstractos establecidos a priori. En estas afirmaciones Vigotski sigue la máxima de Engels: “No imponer los principios dialécticos a la naturaleza, sino buscarlos en ella” [41]. Se tratará de un método indirecto (que implica una actividad científica) de abordaje de los fenómenos, característica que comparten la experimentación y el análisis dialéctico utilizado por Marx. En este sentido, señala que “Marx analiza la ‘célula’ de la sociedad burguesa –la forma del valor de la mercancía– y muestra que es más fácil estudiar el organismo desarrollado que la célula”. “Quien descifre la célula de la psicología –señala Vigotski–, el mecanismo de una reacción, encontrará la clave de toda la psicología”. La elección de las unidades de análisis correctas permitirá entonces entender los fenómenos psíquicos, a partir del estudio del desarrollo concreto de las “células” de aquellos que contienen elementos irreductibles en tensión entre sí y encierran las propiedades estructurales de la totalidad (que solo a partir de la investigación podrá desplegarse en sus “múltiples determinaciones y relaciones” en tanto “concreto pensado” [42]). La zona de desarrollo próximo (desarrollo/aprendizaje), el significado (pensamiento/habla) o la vivencia (unidad de aspectos personales y del entorno –la situación social– en el estudio de la psiquis, incluida la relación emoción/cognición) [43] son ejemplos de unidades de análisis dialécticas que elaborará Vigotski.
El objetivo estratégico histórico para el marxismo en psicología –construir esa metodología, esa “psicología general”– se apoya entonces directamente en el planteo que, como vimos anteriormente, había realizado Trotsky en Literatura y revolución (específicamente en “La política del partido en el arte”, texto que cita Vigotski) en discusión contra las tendencias a la dogmatización tanto en el arte como en la ciencia. Trotsky señala ahí que la tarea es preparar las premisas de una cultura nueva y con ello de un arte y una ciencia nuevos, sin tratar a los compañeros de ruta como competidores sino, por el contrario, como “colaboradores efectivos o potenciales de la clase obrera en una construcción de enormes dimensiones”.
El partido –escribe Trotsky–, que no sin fundamento, esperamos, pretende alcanzar la hegemonía ideológica, no tiene derecho a salir del paso en este proceso recurriendo a un purismo barato [...] El proletariado, valiéndose de su condición de clase dominante, aspira y comienza a asimilar el arte en general, preparando las bases para un apogeo hasta ahora desconocido [...] Reducir esta política a una fórmula más corta que el pico de un gorrión es imposible. Por lo demás, no es en absoluto necesario [44].
Al finalizar este punto central de la argumentación, apoyado como vimos en Lenin, Engels y Trotsky, Vigotski plantea que “las piedras basales están bien colocadas; también está correctamente trazado el camino general, que llevará décadas; también son correctos el objetivo y el plan general”. Y concluye:
Si no se desvía hacia la crítica y la polémica; si no se convierte en una guerra de panfletos, sino que se eleva hacia la metodología; si no se pone a buscar respuestas preparadas; si comprende las tareas de la psicología contemporánea, conducirá a la creación de una teoría del materialismo psicológico [45].
Finalmente, encontramos al final del texto otro fragmento censurado referido a Trotsky:
Esta es la única vez en que se justifican las palabras de aquel paradójico psicólogo que definía la psicología como ciencia del superhombre en la futura sociedad la psicología será la ciencia del superhombre.
Se trata de una referencia muy significativa. El pasaje censurado entre llaves (la palabra “superhombre” fue reemplazada por “hombre nuevo”) está tomado textualmente también de Literatura y revolución [46] y forma parte de al menos otros cuatro textos más de Vigotski, tres de estos escritos previamente –Psicología pedagógica (1926); Psicología del arte, y un artículo, “La psicología en nuestra escuela: cómo debería ser enseñada la psicología” (previo al II Congreso panruso de psiconeurología de 1924)– y otro posterior, “La transformación socialista del hombre” de 1930, que incluimos en nuestra edición. Digamos, de paso, que en todos se diferencia explícitamente del planteo sobre el “superhombre” de la concepción nietzscheana [47]. Incluso un fragmento agregado al manuscrito –que no estaba presente en el mismo, y se publicó en las obras escogidas– referido a la posibilidad histórica de la especie humana de cambiar sus condiciones históricas de forma revolucionaria y conquistar nuevas posibilidades de desarrollo a nivel de la especie, parece ser una estilización de ideas presentes en textos de Literatura y revolución [48].
Dialéctica de la naturaleza de Engels y los desarrollos dialécticos de Lenin como inspiración y punto de apoyo
Como decíamos, el planteo estratégico del libro respecto a la necesidad del análisis de la situación histórica de la psicología y la importancia de un posicionamiento filosófico materialista y dialéctico contra todo empirismo –y de allí, el extraer “como lo hace un político a partir del análisis de los acontecimientos, una regla de acción para organizar la investigación científica” [49]– tiene su inspiración y punto de apoyo central y constante –además, obviamente de Marx, en particular, El capital [50]– en el libro de Engels, Dialéctica de la naturaleza [51]. Este trabajo, incompleto, manuscrito inédito en vida de Engels, fue publicado como libro editado por el Marx-Engels Institute bajo dirección de Riazánov en 1925, y tuvo un gran impacto dentro de la filosofía y la ciencia soviéticas. El mismo fue un punto de apoyo para relacionar la dialéctica con las ciencias naturales, pensar una propuesta de “sistematización” de sus avances desde un punto de vista filosófico a partir de un análisis del desarrollo de los conceptos en las diferentes disciplinas y, al mismo tiempo, plantear la existencia de un movimiento dialéctico en la historia, el pensamiento y la sociedad [52].
La tesis de Engels sobre la centralidad de la filosofía y la metodología para la ciencia, encarnada en la palabra y el pensamiento conceptual –propio según cada campo particular de fenómenos– constituye un eje central para El significado histórico… y toda la obra vigotskiana: “La palabra es el germen de la ciencia [...] en el principio de la ciencia estaba la palabra” [53], escribe nuestro autor y señala las dos tesis complementarias de que (1) todo concepto contiene un resto de realidad concreta y (2) que todo hecho de las ciencias naturales contiene una abstracción primaria, remitiendo directamente a Dialéctica de la naturaleza. Esto es importante, ya que Vigotski toma de allí el sentido profundo de la dialéctica materialista: “La dialéctica llamada objetiva domina toda la naturaleza, y la que se llama dialéctica subjetiva, el pensamiento dialéctico, no es sino el reflejo del movimiento a través de contradicciones” [54]. Siguiendo a Engels, propone contraponer a la crítica gnoseológica y a la lógica formal, que terminan en una mera crítica lógico-formal de la psicología (en sentido kantiano), una dialéctica materialista. Esta dialéctica, que parte de la correspondencia gnoseológica entre pensamiento y ser en ciencia, será justamente la clave, el principio general de la psicología general, o “dialéctica de la psicología”, el sistema metodológico conceptual propio que propone como salida superadora frente a una crisis de la psicología que, a pesar de la variedad de corrientes, se encuentra polarizada, finalmente, entre tendencias materialistas e idealistas. Estas reflexiones aparecerán en toda su obra posterior, y notablemente en sus Cuadernos de notas, en los que volverá una y otra vez sobre las reflexiones de Engels y de Lenin acerca de la dialéctica como orientación metodológica y gnoseológica.
Asimismo, vale resaltar la referencia central, en la teoría vigotskiana, del planteo antropológico de Engels en “El papel del trabajo en el proceso de transformación del mono en hombre”, artículo incluido en Dialéctica de la naturaleza [55].
El significado histórico… está inserto a su vez en el campo de debates que suscitó la publicación del libro de Engels en la URSS, campo marcado por diferentes posiciones alrededor de la relación entre ciencia y dialéctica, conocido como el debate entre “deborinistas” y “mecanicistas”, que se dio durante los años 1920 en revistas como “Bajo la bandera del marxismo” (Pod Znamenem Marksizma), “Boletín de la Academia Comunista” (Vestnik Kommunisticheskii Akademii), “Bolchevique” y “Dialéctica en la naturaleza”.
Mientras los mecanicistas, referenciados en Stepánov, proclamaban la primacía de la ciencia empírica basada en los hechos sobre lo que consideraban filosofía especulativa, contraponiendo una “comprensión mecánica de la naturaleza” centrada en el reduccionismo científico natural a una “comprensión dialéctica de la naturaleza” que consideraban confusa; los llamados dialécticos, encabezados por Abraham Deborin, sostenían la centralidad de la filosofía como disciplina sistematizadora de los resultados de las ciencias naturales, así como la idea de la convergencia de los avances de la ciencia de ese momento y el pensamiento dialéctico (cuestión que nunca fue del todo fundamentada por estos) [56].
Vigotski parece ubicarse por arriba en este debate en referencia a la psicología a lo largo del libro: si bien cita a Stepánov, lo hace resaltando el planteo de este sobre la necesidad de la filosofía y de una comprensión dialéctica en ciencia, pero recalcando, con Engels, que “los naturalistas se hallan siempre bajo el influjo de la filosofía” (el punto que rechazaban los mecanicistas); a su vez es muy crítico respecto de su reduccionismo, por identificar “la comprensión dialéctico-materialista de la naturaleza con la mecanicista”. Por lo demás, el análisis de Vigotski coincide, como vimos, con la importancia de la filosofía para la ciencia, y cita con aprobación a Deborin respecto al análisis de lo particular y lo general en psicología (“el individuo como microcosmos social”). Con todo, a diferencia de Deborin, Vigotski sí explica la relación entre la filosofía y la ciencia psicológica, necesariamente mediada por la metodología o “ciencia general”, para poder hacer ciencia, alejado de cualquier pretensión de imponer la dialéctica desde afuera, lo que demostrará con su obra científica.
Temas centrales de El significado histórico… y su ubicación en la obra vigotskiana
Como señala Ekaterina Závershneva [57], El significado histórico de la crisis de la psicología plantea temas que Vigotski ya venía desarrollando y va a continuar en adelante en su obra. Centralmente, el tema de la crisis en la psicología y la tendencia a la escisión en dos psicologías, materialista e idealista. Ante los problemas gnoseológicos y metodológicos que identifica en la reflexología, el conductismo y la reactología, Vigotski se interesa desde sus primeras investigaciones por la creación de una psicología como ciencia social dentro del materialismo histórico.
En este libro, Vigotski introduce un planteo concreto de esa escisión en dos psicologías y propone las características de la mencionada “psicología general” o “dialéctica de la psicología” superadora, referenciada como vimos en el análisis de Engels en Dialéctica de la naturaleza y el análisis de los conceptos científicos y su dialéctica en psicología. Presenta también una crítica detallada de la lógica detrás de la emergencia de las diferentes escuelas psicológicas, que va desde el descubrimiento original de una idea, hasta su transformación en una como cosmovisión omniexplicativa, momento en que estalla “como una pompa de jabón”, descubriendo las tendencias sociales desde las que esa idea ha surgido (el concepto de sexualidad en el psicoanálisis, por ejemplo, o el de reflejo condicionado en la reflexología). Traza una comparación entre distintos métodos y analiza el carácter positivo de la crisis, resaltando el rol central de la práctica como fuerza motriz de su superación a partir de la creación de una psicología materialista y dialéctica [58]. En otras palabras, aporta un análisis programático esencial para abordar la psicología.
También desarrolla un análisis exhaustivo sobre el psicoanálisis, que retoma el mencionado prólogo que coescribió con Luria a Más allá del principio del placer de Freud [59], pero profundizando la crítica al psicoanálisis y a los intentos, como el del propio Luria, de complementar eclécticamente psicoanálisis y marxismo. Aborda en extenso y críticamente, además, temas que tienen un impacto importante en la psicología del siglo XX como el de la “ley biogenética” de Müller-Haeckel [60].
De acuerdo con la periodización de Závershnerva y Van der Veer [61], en el período que va desde 1926 a 1929, Vigotski concibe una psicología fundada en la internalización de la mediación sígnica, cultural, de origen social e histórico, como clave de las “funciones psicológicas superiores” (pasibles de conciencia y voluntad, propiamente humanas), así como el método instrumental de “doble estimulación” para su estudio: es el desarrollo de la teoría “histórico-cultural”. Este período es el que más ha sido aceptado en las distintas apropiaciones de su obra a lo largo del siglo XX, siendo el concepto de zona de desarrollo próximo uno de los más conocidos. Los años 1930-1931 serán los de la introducción del principio sistémico en la psicología histórico-cultural: Vigotski y Luria critican la investigación aislada de las funciones psicológicas superiores y apuntan a la personalidad como unidad superior constitutiva de un único sistema, dentro del cual se desarrollan relaciones interfuncionales (memoria, atención, etc.) en la ontogénesis. A este período corresponden los artículos “La transformación socialista del hombre”, de 1930, y “El pensamiento”, de 1931, que publicamos en este volumen. El primero aborda la relación entre el fin del capitalismo y la construcción del comunismo como liberación social necesaria para la libertad personal y la creación y despliegue de otro tipo de humanidad; el segundo resume las tesis principales del desarrollo del pensamiento conceptual, clave en la génesis de las funciones psicológicas superiores (cuestión que desarrollará en profundidad en Pensamiento y habla [62] en 1934) y debate contra posiciones biologicistas cerebrales, contraponiéndole una mirada histórica marxista, cuestión de gran actualidad frente al avance del biologicismo neurocientífico.
En el período que va desde 1932 hasta su muerte en 1934, Vigotski introduce el principio de la estructura semántica de la psiquis superior, acentuando la investigación sobre la estructura interna de la operación sígnica: el significado, unidad de análisis del pensamiento verbal y de la conciencia como un todo, con conceptos como el mencionado perezhivanie y campo semántico. Se aboca asimismo al estudio de la psicología clínica, en tanto forma de conocer los procesos de onto y filogénesis de las funciones superiores. En pocas palabras, la teoría histórico-cultural de Vigotski plantea la relación entre el desarrollo filogenético (biológico), el desarrollo histórico-cultural y un desarrollo ontogenético que interpenetra dialécticamente los procesos biológicos y culturales en un proceso de internalización de instrumentos culturales que tienen un origen social histórico, el cual transforma la estructura de los procesos psicológicos individuales dando lugar a procesos “superiores” (como dijimos, pasibles de conciencia y voluntad). La dialéctica marxista le permite a Vigotski investigar concretamente la génesis de las transformaciones estructurales y funcionales inherentes a ese proceso, las cuales implican tensiones a esos tres niveles, entre polos contradictorios de los fenómenos analizados (adentro-afuera, individual-social, etc.) por medio de unidades de análisis dialécticas [63]. Como señala Castorina,
Las funciones psicológicas superiores son tanto sociales como individuales, ya que los niños llegan a dominar las herramientas culturales mientras interactúan con otro que sabe más. Estas adquisiciones sólo existen en la relación de los opuestos (la transmisión cultural y la actividad del individuo), y la hegemonía de cada polo antagónico se modifica hacia el otro durante su génesis. La explicación de la adquisición reside en la dialéctica de las interconexiones entre lo intersubjetivo y lo intrasubjetivo [64].
Finalmente, la clínica vigotskiana trabajará también la desintegración de los procesos psicológicos superiores. Es el período donde aborda el trabajo sobre la esquizofrenia de adultos y niños en busca de una clave para el conocimiento del desarrollo de la personalidad.
Una circulación posterior marcada por la adecuación al canon estalinista y la censura
La circulación de la obra de Vigotski posterior a su muerte ha estado marcada, primero, por el acomodamiento de Leóntiev y Luria a la burocracia que se produce a finales de los años 1930. La obra de Vigotski será adaptada al canon estalinista al mismo tiempo que celebrada, mediante todo tipo de manipulación y censura [65]. Incluimos bajo esta manipulación la circulación del mito de una supuesta troika (trío) de trabajo e investigación entre Vigotski, Luria y Leóntiev. Si bien existen artículos firmados en conjunto entre Vigotski y Luria, e incluso una investigación de campo llevada adelante por estos, no existen o no se han encontrado hasta el momento artículos escritos en coautoría entre Vigotski y Leóntiev.
En 1936 se publica el decreto “De los errores paidológicos en los comisariados de educación”, que prohibió la investigación paidológica y censuró toda publicación relacionada (incluidas las de Vigotski), recayendo también sobre áreas como la psicometría y la psicología social y de grupos [66]. A su vez, como dijimos, dentro de la Unión Soviética la ciencia oficial era tributaria de un tipo de materialismo mecanicista. Este rasgo se acentuó dando lugar a una tónica global sobre la política del estalinismo respecto a la ciencia y la cultura conocida como “zhdanovismo”, a partir del “informe Zdhánov” de 1947, simbolizada en la figura del ingeniero agrónomo Trofim Lysenko [67]. En psicología esto se tradujo en el reemplazo de la objetividad biológica como principio por la objetividad material de los procesos externos, y en la instalación del pavlovismo como psicología oficial. Al cuadro se sumaría la imposibilidad de la práctica psicoanalítica, en un contexto ideológico, político y socialmente opresivo, por ejemplo, sobre la sexualidad. Dicho de otra forma, lo social, según la psicología oficial, era objetivo, una forma de ambiente, que daba a las elaboraciones teóricas un tono contextualista, antidialéctico y determinista, donde el sujeto estaba escindido de la sociedad.
Sin embargo, en Europa y Estados Unidos la situación no era mucho mejor. La crisis de la que hablaba Vigotski en 1926 todavía tenía plena vigencia. Así, existía por un lado una psicología como ciencia natural sustentada en un materialismo vulgar de bases puramente biológicas, lo que daba como resultado un experimentalismo inductivo, una psicometría de modelos matemáticos y una psicopatología descriptiva y medicalizante. Y por el otro lado, una psicología idealista basada en hermenéuticas, sustentada en una interpretación psíquica de los síntomas somáticos.
¿Qué se comenzó a leer en Vigotski?
En 1962, el Massachusetts Institute of Technology (MIT) publicó Pensamiento y habla traducido como Pensamiento y Lenguaje. De un original de quinientas veinte páginas pasó a menos de doscientas, o sea, un resumen que es el que hoy se sigue utilizando en ámbitos educativos en Argentina [68]. Esta primera edición en inglés fue hecha por gestiones de Alexander Luria y Román Jakobson y editada por Jerome Bruner y Vera Scribner. Asimismo, se la depuró de todas las referencias al marxismo. Fue a este resumen al que contestó Jean Piaget, y fue esta edición –no la rusa original– la que se tradujo luego al castellano. Entre 1968 y 1971 se publicó Psicología del Arte, con variaciones respecto del original. Pero el salto de la obra de Vigotski a la primera plana de la psicología a nivel mundial se dio en 1978, con la publicación en Estados Unidos de Mind in Society: The Development of higher psychological processes [69], editado por Cole, Steiner, Souderman y Scribner. En este libro se presenta como unidad lo que en realidad es un volumen construido a partir de textos de Vigotski de diferentes momentos, a partir de charlas e incluso en base a textos de Luria. La salvedad es que esa decisión editorial no es explícita.
Es en este contexto de ideas, en reacción al reduccionismo de la psicología cognitiva (y su analogía mente/procesador de información), que Jerome Bruner retoma a Vigotski a través de la lectura de Leóntiev. Algunos autores occidentales tomaban como central su concepto de zona de desarrollo próximo; otros, los conceptos de mediación. Todos, casi, entendían que el concepto de actividad era de Vigotski, cuando en realidad era una producción de Leóntiev.
Se ha criticado (Kozulin y Elhammoumi, entre otros) que en Occidente ha primado una visión de un Vigotski americanizado, despojado de sus referencias filosóficas e históricas. Los autores antes mencionados proponen una repolitización de la lectura de la obra, en general devolviendo la dialéctica al lugar que el mismo Vigotski le otorgó, devolviendo así también la psicología a su lugar dentro del materialismo dialéctico, y particularmente a la conciencia y los procesos psíquicos superiores al lugar de productos de relaciones sociales específicas siempre cambiantes.
En algunas publicaciones de revistas especializadas en el Estado español durante los años 1980 se adoptó a Vigotski, pero depurado de la influencia de Engels, Marx, Lenin y Trotsky, sin referencias a la dialéctica y sin el pasado bolchevique del autor. Aun así, se lo presentó como absolutamente actual. Se pretendió extraerlo de su tiempo (los años posteriores a la Revolución de Octubre) para convertirlo en un científico atemporal con geniales elaboraciones sobre el lenguaje, el pensamiento y las relaciones entre las explicaciones fisiológicas y las sociales.
En Argentina la editorial Lautaro publicó Pensamiento y Lenguaje en 1964, sobre la ya mencionada edición estadounidense de 1962, coincidiendo con el surgimiento de las primeras carreras de psicología en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Rosario. Aquel texto circuló, en principio, entre neurólogos y psiquiatras vinculados al Partido Comunista de Argentina. Otro impulso a la obra fue la publicación –en Rusia y fuera de ella– de las Obras Escogidas entre principios de los años 1980 y primeros 1990, que incluyeron la versión censurada de El significado histórico... [70].
El empuje que tuvo el concepto de zona de desarrollo próximo –en especial, todo lo vinculado a educación en la obra vigotskiana– es necesario pensarlo en el contexto histórico del surgimiento del neoliberalismo y sus avances contra los sistemas educativos públicos. En un muy apretado resumen [71], incluimos a continuación una serie de apropiaciones de la obra y de investigaciones en este terreno, que en mayor o menor medida se han basado en los trabajos de Vigotski o de sus continuadores, muchas veces sin explicitar si los conceptos son del propio autor o de sus lectores posteriores.
De la noción de zona de desarrollo próximo, Bruner y Woods han desprendido la idea de andamiaje, entendido como apoyo del proceso del surgimiento de los procesos psicológicos superiores a través de padres y docentes. La noción de etapas de la transición del lenguaje y los procesos psicológicos fue creada por Galperin. Están las investigaciones de Hedegaard y Chaiklin sobre la enseñanza de conceptos científicos en la comunidad puertorriqueña de Harlem y los estudios de enseñanza formal e informal de Rogoff, así como también las aplicaciones clínicas de la noción de deslocalización de las funciones psíquicas superiores a nivel de los centros cerebrales.
Todas estas nociones son valiosas, pero ubican los desarrollos de Vigotski en línea con el contextualismo: esto es, la sociedad es objetiva y externa al sujeto, pese a que en ella se dan las relaciones interpersonales que permiten el surgimiento de las funciones psíquicas y emociones superiores. Nos referimos a investigaciones en pedagogía, psicología clínica y neuropsicología que depuran la obra de Vigotski de su método dialéctico y confunden las relaciones sociales de un modo de producción, tal cual las entendía el autor, con las relaciones interpersonales entre individuos singulares.
Así como la obra de Vigotski fue una bocanada de aire limpio ante el avance del mercado sobre las estrategias educativas –al decir de Elhammoumi, Vigotski fue visto como el líder de una revolución cognitiva [72]–, al mismo tiempo fue una obra admitida a condición de despojarle de su tiempo, sus coordenadas de vida y trabajo (Vigotski como genio histórico internacional).
Cabe destacar, en este contexto, el rol de Guillermo Blanck en la recuperación de la obra de Vigotski, una recuperación ligada a su marxismo y al contexto social y político [73]. Recién en los últimos años comenzó un trabajo de rescate de la obra completa de Vigotski [74], así como su apropiación por parte de autores marxistas que incluye el importante trabajo de traducción de Alejandro Ariel González [75].
La actualidad de El significado histórico de la crisis en psicología
La situación de la psicología, con sus tendencias a la polarización entre las tendencias materialistas mecánicas y las idealistas, no ha variado en lo esencial desde que Vigotski escribió El significado histórico... Sí por supuesto, y también como previó el autor, la práctica psicológica –clínica, grupal, laboral, etc.– dio lugar a nuevos descubrimientos, desarrollos y avances parciales y valiosos en diferentes áreas durante el siglo XX. Solo para ilustrar, dos ejemplos. En un polo, con pretensiones materialistas, las neurociencias produjeron avances importantes en áreas parciales del conocimiento de procesos cerebrales y funciones psicológicas (memoria [76], atención, etc.) en las últimas décadas, aunque con deficiencias teóricas aún importantes dado su reduccionismo biologicista, su individualismo metodológico y sus posiciones filosóficas dualistas “escisionistas” (sujeto/objeto del conocimiento) [77]. Como han señalado el neurocientífico Steven Rose, estas son “data rich, theory poor” [78], y el modelo de procesamiento de la información de la psicología cognitiva tendió a instalar un nuevo reduccionismo [79]. Sin hablar de la reaccionaria naturalización de fenómenos históricos por parte de la psicología evolucionista [80]. En el otro polo, el psicoanálisis ha visto una pluralidad de desarrollos, muchos valiosos, y constituye un punto de apoyo frente a determinismos mecánicos y reduccionismos biologicistas. Sin embargo, cabe señalar por el contrario que en la literatura psicoanalítica no se ha podido resolver la falta de conciencia metodológica señalada por Vigotski, lo que ha dado lugar a posiciones reduccionistas en sentido contrario, una suerte de metafísica de las estructuras discursivas. Si, tal como había señalado nuestro autor, Freud había tenido “una de las mentes más intrépidas” de su tiempo en contraste con el conservadurismo propio de la academia [81], el mainstream psicoanalítico fue en sentido contrario, dejando cada vez más de lado sus importantes aspectos progresivos y cuestionadores –como la crítica a la doble moral burguesa y la represión y normalización de la sexualidad–, tendiendo a transformarse en un dogma mediante instituciones esclerosadas y radicalmente alejadas del cuestionamiento social y político [82]. Todo esto en el marco de una mercantilización creciente de la vida cotidiana durante el auge neoliberal, una normalización psiquiátrica creciente del padecimiento psíquico, la patologización y medicalización vía psicofármacos y la proliferación de terapias de rasgos neoconductistas. La carencia de puntos de vista apropiados para comprender las relaciones entre biología y cultura, individuo y sociedad, innato y adquirido, etc., ligada al desarrollo de diferentes tipos de reduccionismos, profundizada teóricamente en ámbitos académicos en las últimas décadas, abona esas consecuencias sociales para la práctica psicológica. Por el contrario, sostenemos que la problematización de los presupuestos filosóficos y metodológicos que propone Vigotski en las obras que presentamos al lector y la lectora, incluidas en una mirada más general sobre los intereses sociales que condicionan hoy los desarrollos en psicología, constituye un aporte esencial para rescatar los aspectos progresivos en las diferentes corrientes en un punto de vista científico y social superador.
* * *
Sobre el final de su vida, en 1934, luego de citar a Lenin sobre el papel de la fantasía en la clínica, Vigotski escribió a mano sus últimas anotaciones al dorso de una ficha:
NB: pro domo sua [83].
Esto es lo último que he hecho en psicología y moriré en la cima como Moisés, quien vio la tierra prometida, pero no puse el pie en ella.
Disculpen, queridas criaturas. The rest is silence [84].
Nuestro autor suponía que había logrado marcar el rumbo que sacaría a la ciencia psicológica de la crisis: del desierto del empirismo hacia la tierra prometida de la “ciencia del hombre nuevo”. Lamentablemente, no pudo acabar su obra.
La clase trabajadora hoy enfrenta el desafío redoblado de terminar con este sistema, de permitir que la sociedad humana en su conjunto, y así la personalidad humana, pueda “realizar ese salto del reino de la necesidad al reino de la libertad” o como señaló Vigotski, terminar con la alienación capitalista que hace de la humanidad solo una abstracción de sus potencialidades [85]. La recuperación de su obra, de la metodología necesaria para pensar la dialéctica de la psicología, constituye en estos tiempos una tarea indispensable para poner en pie una ciencia psicológica que aporte a la emancipación de la humanidad. En este sentido histórico es que publicamos esta obra. |