En medio de la vergonzosa décima prórroga del Estado de excepción constitucional, y con la preparación de un proyecto de ley para extender los estados de excepción constitucional a 60 días, Boric viene preparando una visita a la Araucanía para presentar, entre otras cosas, su planes de “seguridad” y de “apoyo a la inversión”. |
Boric sabe que no tiene mucho margen de maniobra ante el conflicto Estado-mapuche. Sabe que cualquier paso en falso puede desatar un incendio en la zona. Y es cierto, más aún cuando su estrategia es intentar aparecer como “neutral” ante la opinión pública, por eso ha trascendido que se reunirá tanto con familias de latifundistas como con comunidades mapuche. Sin embargo todo esto es una falacia política, una puesta en escena, ya que en realidad durante su mandato ha sido más continuidad de Piñera que un gobierno de cambios sociales, y ha demostrado muy bien qué está del lado del gran capital agroforestal, y no de pueblo mapuche, expresado claramente en la continuidad de la política de militarización, requiriendo al congreso la ya décima extensión del estado de excepción constitucional en la denominada “macro zona sur”.
Sus equipos están buscando no repetir el fracaso de la visita del ex ministra del interior Izkia Siches en marzo de este año. Sin embargo, desde ese momento hasta ahora, ha aumentado el rol represivo contra de las comunidades mapuche de la denominada zona roja. Por eso no es extraño que a esta altura haya poca confianza en la careta progresista y transformadora que se puso al comienzo de su mandato para ganarse la simpatía de amplios sectores de la juventud y el pueblo trabajador. No es por nada que su gobierno ya esté siendo reconocido como una especie de Concertación remozada.
Llama la atención que en la prensa se hable de que Boric se reunió con “víctimas de la violencia rural” y comunidades mapuche. Lo que demuestra un discurso condescendiente hacia los latifundistas, compañía de camiones y forestales, como si ellos se hubieran hecho del territorio ancestral mediante métodos pacíficos y como si las comunidades no fueran víctimas de la violencia sistemática del Estado de Chile desde su formación como Estado nación.
Además, fruto de la ambigüedad de la estrategia política del reformismo en general y de Boric en particular, en la que mediante un discurso con fraseología progresista aplica políticas de derecha, el señor Presidente está tironeado por todas partes. Por derecha las grandes forestales y latifundistas que reclaman, y reciben, aunque con “ tardanza” según ellos, la presencia de fuerza militar en la zona. Y por izquierda las comunidades en lucha por la recuperación de territorios ancestrales, contra la militarización y por su autodeterminación (lo más avanzado sin duda hasta la fecha es la experiencia de la ocupación productiva del fundo Huite mediante una alianza entre trabajadores del fundo y comunidades mapuche). Además Boric llega a la zona como el carcelero de Héctor Llaitul, líder de la CAM y uno de los máximos dirigentes del ala autonomista del movimiento mapuche. ¿Cómo espera ser recibido Boric? Si dice estar del lado de ambas partes del conflicto, ¿quiénes y como lo estarán recibiendo a su llegada? Lo veremos los proximos días.
Por otra parte Boric llegará a la zona en medio de la aprobación de un nuevo estado de excepción promulgado la semana pasada en el Congreso. Aunque en el discurso oficialista se dice tener la “convicción” de que no es la solución de fondo, al mismo tiempo plantean que no hay otra alternativa en este momento para asegurar el “Estado de derecho”, que no es más que el derecho de funcionamiento de la propiedad privada y sus cadenas de abastecimiento. Mientras que la actual ministra del interior concertacionista, famosa por su mano dura contra secundarios mientras fué alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, está impulsando un proyecto de ley para alargar los estados de excepción de 15 (como lo exige actualmente la ley) a 60 días, es decir busca prorrogar la presencia militar el mayor tiempo posible, con el absoluto beneplácito de otrora denominado “Presidente del pueblo”, pero del pueblito de las Condes probablemente. |