Este miércoles el dólar blue volvió a aumentar y se ubicó en $ 312, consolidando la suba que inició a comienzos de mes desde los $ 287. No alcanzaba una cifra tan alta desde el 27 de julio pasado (cuando finalizó a $ 314). De esta forma, la brecha cambiaria con el tipo de cambio oficial mayorista volvió a crecer y llegó al 89,3 %.
Aunque se mantiene alta, el contado con “liqui” (la cotización que utilizan las empresas para dolarizarse) bajó y cerró a $ 326. En tanto, el dólar MEP, el que resulta de la compra-venta de bonos, subió $ 1 hasta los $313. El Banco Central cerró otra jornada con resultado neto positivo, con la compra de US$ 3 millones. Aún así, en lo que va de noviembre acumula ventas por US$ 950 millones, reflejando la presión sobre las reservas desde que terminó el dólar soja.
El billete verde sube y surge la pregunta si se termina la relativa calma de estos 100 días que logró Sergio Massa en el quinto piso del Ministerio de Economía. A pocos días del inicio del mundial las incertidumbres en la economía, el flagelo de la inflación que golpea los salarios, y la escasez de dólares seguirán afectando al país. En tanto, por la inflación en EE. UU. se prevé que la Reserva Federal aumentará aún más las tasas de interés, lo que provoca que el dólar se fortalezca frente a las principales divisas.
El dólar soja, un regalo para las patronales agrarias, permitió cierto respiro para el Gobierno ya que mejoraron las reservas del Banco Central por la liquidación de divisas por los granos retenidos. Para apuntalar las reservas el Gobierno también analiza una nueva edición del dólar soja para que el agropower venda sus granos a un tipo de cambio preferencial ya que se espera un menor ingreso de dólares por las exportaciones de trigo (en pocas semanas empieza la campaña 2022/23) producto de la sequía.
La inflación de octubre subió a 6,3%, según publicó el Indec, de confirmarse este incremento en los siguientes dos meses, la inflación del año se acercará a los tres dígitos (99,6%). La decisión del Gobierno de subir las tarifas de los servicios públicos, el dólar oficial y los combustibles presionan sobre los precios, por lo que es difícil que la inflación se desacelere en los próximos meses. Este factor incide en que aumenten las presiones a dolarizarse porque no es rentable para los especuladores seguir en pesos.
Massa logró evitar por el momento un salto brusco del tipo de cambio, pero florecieron varias cotizaciones, una especie de devaluación para cada sector (dólar soja, dólar malbec, dólar tecno, otros). La presión de los especuladores y de las patronales por un mayor ajuste para cumplir con el acuerdo con el FMI, seguirán generando mayores presiones sobre el tipo de cambio. Los trabajadores y los sectores populares, serían los más afectados por una devaluación que haría caer aún más sus ingresos.
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