En una manifestación de convocatoria estatal, las trabajadoras sociosanitarias del Servicio de Atención Domiciliaria (SAD) de todo el Estado han recorrido la Gran Vía de Madrid para denunciar la precariedad de las condiciones laborales que sufren, que afecta a trabajadoras pero también a los usuarios; personas dependientes y sus familias pertenecientes a la clase trabajadora que necesitan acudir a este servicio público para la atención de estas personas al no poder permitirse contratar en el mercado privado.
También en Barcelona las trabajadoras sociosanitarias de SAD se han concentrado frente al ayuntamiento de esa ciudad. Han querido denunciar la gestión de Barcelona en Comú respecto a la dependencia así como la privatización y el enriquecimiento de las empresas con este servicio público.
Estas condiciones, que ahondan en la precariedad en un sector esencial y mayoritariamente feminizado, son impuestas desde las administraciones públicas, tanto municipales como autonómicas, amparadas por el marco legislativo dependiente del Gobierno central, por la privatización de los servicios y su cesión a grandes empresas del IBEX35 como por ejemplo Sacyr, propiedad de Florentino Pérez y otras.
Las trabajadoras sociosanitarias del SAD están en lucha contra la precariedad y la imposibilidad que esta conlleva tanto a dar una buena atención a los dependientes como a conciliar la vida laboral y familiar, pero también contra la ampliación de la edad de jubilación a los 67 años y el no reconocimiento de las enfermedades laborales que implica este trabajo, que conlleva muchas veces tener que levantar a los usuarios encamados o ayudarles en la limpieza de sus domicilios, exponiéndose de esta manera a las consecuencias del uso de productos tóxicos.
Por ello, pelean por la remunicipalización de los servicios que dependen de los ayuntamientos y por la reinternalización de aquellos que dependen de las comunidades autónomas como la Comunidad de Madrid, es decir la vuelta a lo público de estos servicios básicos y esenciales para la atención a la dependencia, porque como ellas gritaban en las calles “la dependencia no puede ser un negocio”, como no pueden serlo tampoco la sanidad o la educación.
Además, denuncian que se vulnera su derecho a huelga como en el caso de las trabajadoras gallegas a las que se les imponen servicios mínimos de 100% para tratar de evitar que se movilicen o que su organización tenga efectos reales que conlleven el cambio en sus condiciones.
La lucha de estas trabajadoras, mujeres y migrantes en muchos casos, y su determinación en defender tanto sus condiciones como trabajadoras como la dignidad de la atención a sus usuarios resulta inspiradora.
Es por esto por lo que las compañeras de Pan y Rosas hemos estado acompañándolas este sábado en su lucha, porque la solidaridad con estas trabajadoras es fundamental para la pelea por la defensa de los servicios públicos, imprescindibles para la reproducción social, que son esenciales para el funcionamiento de la sociedad, y para que las necesidades de las personas primen por encima de los intereses de grandes grupos empresariales que solo buscan aumentar sus beneficios.
Aquí reproducimos la lectura del manifiesto que han leído en Plaza España de Madrid a la finalización de la manifestación.
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