Una multitud copó las mayores avenidas céntricas de la Ciudad de Buenos Aires y la Autopista 25 de Mayo para poder ver al micro que condujo a Messi, Scaloni y compañía desde el predio de la AFA en Ezeiza a la capital del país. Todo acompañado por una pésima organización y planificación de parte de los gobiernos de Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof.
Este martes cientos de miles de personas se trasladaron al centro de la Ciudad de Buenos Aires para recibir a la Selección Argentina, tras el anuncio de que el plantel encabezado por Lionel Messi y Lionel Scaloni partirían al mediodía desde el predio de la AFA en Ezeiza para llegar a la capital del país a saludar a las y los hinchas que quieren compartir con ellos el festejo por la obtención del campeonato mundial de fútbol de Qatar.
Más de 4 millones de personas salieron a la calle para festejar el título obtenido en el Mundial de Qatar. Hubo colapso de las zonas del Obelisco, Plaza de Mayo, AU 25 de mayo y Autopista Dellepiane, por este motivo el micro que traslada al plantel campeón del mundo se desvió hacia la Escuela de Cadetes de la Policía Federal en el barrio porteño de Lugano. Luego los vencedores en Qatar subieron a helicópteros para sobrevolar y saludar a las multitudes en los distintos puntos de la ciudad, para luego volver al predio de Ezeiza.
Desde la madrugada el Obelisco y otras zonas céntricas de Buenos Aires, así como de las adyacencias del predio de la AFA, se poblaron de hinchas expectantes por ver a los jugadores, al cuerpo técnico y a la misma copa mundial.
Dos datos sobresalen en la jornada. Por un lado, la multitudinaria movilización de personas, más de 4 millones, lo que prácticamente supera en número a cualquier otra convocatoria popular de la historia.
Por otro lado, la ausencia absoluta de planificación y organización del recorrido de la Selección, responsabilidad directa de la propia AFA pero, sobre todo, de los gobiernos nacional, de la Ciudad de Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires.
El recorrido que haría la Selección nunca estuvo claro, demostrando esa falta de organización. Se fueron cambiando los itinerarios a partir de constatar la presencia de una multitud en cada punto donde inicialmente se creyó que iba a pasar el colectivo con el plantel. Apenas comenzada la caravana, se desechó la idea de llegar al Obelisco, lo que había sido anunciado muchas horas antes, desde la noche del lunes.