Este martes 10 de enero se desarrolla la septima jornada del juicio que investiga el asesinato de Fernando Báez Sosa ocurrido el 18 de enero de 2019 en la ciudad de Villa Gesell. Los acusados son 8 y enfrentan el cargo de “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”. Ellos son: Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23) y llegaron a los tribunales de Dolores pasadas las 8 de la mañana.
¿Quienes declaran este martes 10?
El instructor fiscal Javier Pablo Laborde: va a completar el testimonio que comenzó a brindar el pasado lunes. Se va a referir a los resultados del análisis de las imágenes encontradas en los celulares de alguno de los imputados.
La criminalista María Eugenia Cariac: se espera de precisiones sobre la comparación entre la zapatilla Cyclone perteneciente al acusado Máximo Thomsen y la huella en el rostro de Fernando.
María Luján Elvira Molina: intervino en las pericias para establecer las medidas de los pies de los imputados y se referirá sobre eso.
Haydeé Almirón: se encargó de la pericia que comparó el dibujo de las suelas de los calzados secuestrados de los imputados con la huella hallada en el rostro de Fernando y hablará sobre ese tema.
Y por último dos testigos. Sandra Ana Moreno Rodríguez, testigo de una incautación producida en la comisaría de Villa Gesell, y David Larrosa, testigo de la toma de la impresión plantar de los acusados.
El juicio comenzó el pasado lunes 2 de enero, día en el que declararon los padres de Fernando y causaron mucha emoción. "Lo vi en una morgue, hecho pedazos. ¿En este mundo puede haber tanta crueldad? Me lo pregunto todos los días. Tengo tanta bronca encima”, fue una de las frases más fuertes dichas por el papá.
Como ya venimos escribiendo desde este medio, el asesinato de Fernando abrió diversos debates. Por un lado, puso en discusión la brutalidad del hecho y la saña con la que actuó el grupo de jóvenes atacantes. Por otro lado, visibilizó el origen social de los victimarios y los insultos racistas y de clase emitidos por los jóvenes atacantes como la utilización de frases del estilo "es un negro de mierda mátenlo’". Y por último, como puede observarse en redes sociales y medios de comunicación, la instalación de un discurso altamente punitivista que pide no solo la pena máxima (como cadena perpetua) para los atacantes, sino que enarbola también un clima, peligroso por cierto, de “ojo por ojo”.
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