El dólar paralelo sigue subiendo y aumentó $8 con respecto al cierre del jueves. Con la escalada de este viernes, se cierra una semana récord en donde registró subas durante los últimos 6 días y acumula un importante aumento en lo que va del mes. Un dolor de cabeza que agrega incertidumbre al Plan Massa.
El dólar blue sigue sin encontrar techo y ya registra seis días consecutivas en alza. Al finalizar la rueda de este viernes 13 de enero alcanzó un precio nominal de $ 365 para la compra y $ 369 para la venta, el máximo que se tenga registro hasta el momento.
Así, la brecha con el dólar oficial se vuelve a ubicar muy cerca del 100% y acumula un importante aumento en lo que va de enero 2023. Para hacer un breve repaso, los números al cierre de la jornada del lunes 2 de enero indicaron un valor de $ 342,00 para la compra y $ 346,00 para la venta.
La suba del "blue" o paralelo, contrasta con el buen rendimiento que vienen reportando las acciones y los bonos argentinos en la bolsa, así como la baja del riesgo país. El S&P Merval ganó 3,4% y superó los 242.000 puntos, mientras que el riesgo país bajó a 1.980 puntos.
La situación financiera muestra dos indicadores bien distintos. Por un lado, el blue no toma descanso y es una señal de alerta para el plan de Massa y el Frente de Todos, con una brecha cada vez más alta con respecto al oficial.
Por el otro, cierto repunte de los bonos y acciones que algunos ya definen como trade electoral. Entusiasmados por la posibilidad de un cambio de Gobierno, los activos financieros locales se revalúan y eso podría explicar el repunte de las últimas semanas. Algo que, indirectamente, termina impactando favorablemente en las variables que tanto obsesionan a Massa.
La economía argentina está atada con alambre. A estos indicadores y una gigantesca e impagable deuda con el Fondo Monetario hay que sumar el número más preocupante de todos que es el de la inflación. Dado a conocer este juves 12 de enero por el INDEC, el aumento de los precios en diciembre alcanzó un 5,1% y cerró un 94,8% en todo 2022. Un número exorbitante, que se convierte en el más alto del que se tenga registro desde 1991.
Este último número es fundamental para el plan del ministro Massa, que ata su suerte y su posible candidatura presidencial a la posibilidad de lograr un descenso en el primer cuatrimestre del año y llegar a abril/mayo con una inflación en el 4% mensual o incluso por debajo. En gran parte, de eso depende que el tigrense decida lanzarse a competir en la carrera hacia la presidencia, sabiendo que cuenta con el visto bueno de una parte importante del establishment por sus aceitadas relaciones con el capital financiero, el FMI y con Estados Unidos.
Su complacencia y obediencia con estos últimos, la "austeridad" fiscal (ajuste) y el recorte previsto en áreas sensibles del Presupuesto 2023 como Salud y Educación no son más que el resultado de su política y de su hoja de ruta. Pero algunas variables como estas muestran que es muy difícil que pueda garantizar tener todo bajo su control, que todavía existe cierta desconfianza de parte del "mercado" y que la posibilidad de una escalada en la crisis económica -en la situación crítica de sumisión y entrega a la que llevó la política del Frente de Todos en acuerdo con Juntos por el Cambio- está siempre a la orden del día.