La facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Querétaro, correspondiente al campus San Juan del Río, desarrolló un escáner termográfico, cámaras termográficas (TERMOFINGER-MX), un software especializado y actualmente una base comparativa de datos obtenidos con termografía infrarroja para la detección de emociones en personas con cáncer de mama.
Para esta investigación se contó con la colaboración del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), bajo el proyecto 320976 de la Convocatoria Paradigmas y Controversias de la Ciencia 2022, así como de la UNAM, la Universidad Autónoma Metropolitana y el Grupo de Sobrevivientes de Cáncer de Mama “Ave Fénix” del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del ISSSTE.
Investigadores señalaron que este proyecto surge derivado de que “existen personas incapaces de expresar la emoción o emociones que sienten por las situaciones que han atravesado, esto complica el otorgarles un tratamiento psicológico adecuado. También hay registros del impacto de las emociones en el cuerpo humano, por lo que es pertinente detectarlas para potencializar o aminorar los efectos”.
El objetivo de este plan es seguir manufacturando tecnología propia y útil en los proyectos e investigaciones con impacto social. Además de que ya se han creado otros proyectos como un medidor de frecuencia cardíaca y de saturación de oxígeno, que es utilizado en las investigaciones enfocadas en el estudio de las emociones.
El cáncer de mama, que no espera y que se presenta cada vez más en mujeres, implica varios desafíos, sobre todo los problemas económicos para afrontarla por lo costoso que es conseguir acceso a la atención médica y los tratamientos. Esto es sumamente difícil para miles de mujeres que no cuentan con alguna afiliación a la salud pública. También es problemático para las mujeres que si cuentan con alguna afiliación, debido a que se enfrentan a los trámites burocráticos, con la consecuencia de recibir tratamiento y atención medica tardíamente.
Todo esto deja un gran impacto en las emociones de las pacientes, más los síntomas que se presentan por la enfermedad. Y no solo eso, también se agregan las presiones de roles que impone la sociedad en las mujeres, como las actividades de crianza de los hijos e hijas, el cuidado de familiares enfermos, el aporte de ingresos a las familias, las labores domésticas, etc.
Por ello, tenemos que luchar para que a las mujeres que padecen esta enfermedad u otras se les brinde una atención integral y de calidad, que cubra a los especialistas necesarios y un seguimiento de cada caso. Así como por más presupuesto para la investigación al servicio de las grandes mayorías.
Todo esto para ser real debe exigirse en las calles, ya que no vendrá de la voluntad del gobierno. La salud es una necesidad de primer orden, por eso debemos conquistar este derecho, unidos todos los trabajadores, el movimiento de mujeres y los sectores oprimidos, con el sector salud al frente, para lograr esta demanda tan elemental. |