Ha sido una semana complicada para el gobierno, en términos de que han llevado adelante su política moderada por mantener la gobernabilidad y que aun así, no termina de dejar contenta a la oposición. Ha tendido a profundizar las grietas en las débiles alianzas en Apruebo Dignidad, como se da principalmente entre el Frente Amplio y Socialismo Democrático.
Varios fueron los “errores” durante la semana que han tensionado aún más el escenario, teniendo que salir a dar respuesta frente a estos hechos. Uno de estos, fue la reciente filtración por error del polémico audio desde la Cancillería, por los dichos del ministro de Relaciones Exteriores argentino por el rechazo del proyecto minero-portuario Dominga, que los empujó a asumir este error para calmar las aguas, por el impacto que podría llegar a tener en la relación bilateral con Argentina.
En la misma línea se mantiene la tensión por los indultos presidenciales, donde la oposición ha persistido en su intransigencia y en los últimos días implicó su recurrencia al Tribunal Constitucional, donde se declararon admisibles los requerimientos de inconstitucionalidad de estos, ingresados por senadores de Chile Vamos, respecto a 7 indultos otorgados.
Ocurrió similar con la discusión frente al fracaso legislativo de la reforma que buscaba restablecer un nuevo estado de excepción. No pudiendo ser lograda esta medida por la ausencia de diputados oficialistas que se encontraban de viaje y las declaraciones de la ministra del Interior, Carolina Tohá. Uno de los puntos fuertes, con el cual el gobierno ha buscado mantener a la oposición tranquila.
Es en este escenario donde ha primado la política del gobierno de buscar instalar una “democracia de los acuerdos” que al parecer no deja contento a nadie. Esto expresa su debilidad de la cual no logra salir, a pesar de estar buscando distintas medidas.
Desde el oficialismo señalan que no han logrado controlar la agenda con sus propias reformas y que incluso le ha costado mantener un relato, ya que el presidente ha tenido que adoptar medidas que no compartía cuando era candidato, como lo fue la aprobación del TPP-11. No es que Boric se halle atrapado en una encrucijada que lo hace traicionar sus principios, sino más bien es su política de conciliación, de que prime la “gobernabilidad” para los empresarios por sobre las necesidades de las familias trabajadoras con la que termina chocando.
Se hace clave entender que si el gobierno llega a esta posición, es en consecuencia de co gobernar de manera constante junto la derecha, buscando en la mayoría de los casos responder a sus intereses y al del resto de los partidos tradicionales, haciendo re caer entre otras cosas, el peso de la crisis sobre los hombros de las y los trabajadores.
Al parecer, para el gobierno la solución va por un ajuste ministerial, removiendo a ministras y ministros que sus evaluaciones no se ajusten a la respuesta necesaria para el momento político, esto ha tensionado aún más la relación que existe actualmente entre el Frente Amplio y Socialismo Democrático. Al mismo tiempo, busca capitalizar sus avances durante este primer año de gobierno, plasmando más concretamente en qué se expresa esto.
En medio de esto, Socialismo Democrático plantea acordar con los cambios ministeriales, de subsecretarías y seremías para “mejorar la gestión administrativa del Estado”, donde dicen que esto lograría un mejor equilibrio. Incluso plantean que deben buscar instalar un sello como gobierno, de apuntar a políticas públicas a corto plazo, aludiendo que “la gente no vive de reformas estructurales”, esto por su principal atención a las reformas previsionales y tributarias.
Desde Apruebo Dignidad, dicen que apostarán a darle fuerza a la agenda propia del gobierno, saliendo del trabajo a través de la figura presidencial, sino fortalecer el trabajo territorial donde al mismo tiempo chocan internamente concluyendo que no será un trabajo fácil, ya que precisamente las medidas que han tomado durante estos meses de mandato, no han hecho más que profundizar las condiciones de las y los trabajadores quienes habitan los territorios, pudiendo encontrar una resistencia.
La tensión y la fragmentación entre la alianza de los partidos del Frente Amplio y los partidos de Socialismo Democrático, es un problema ya que el giro que busca dar el gobierno precisamente considera que frente a este “mal diagnóstico”, necesitan una mayor coordinación en alianza para rectificar el rumbo hasta ahora, situación que se ve complicada por el momento a causa de esta tensión.
Necesitan consolidar esta alianza, principalmente de cara a las elecciones constitucionales, donde ya van en aplastante minoría, es por eso que la idea de una lista se ve distante, incluso con la insistencia del presidente para evitar profundizar la crisis, aludiendo a que “si algunos partidos quieren más representación deben ir a una lista unitaria”.
¿Qué papel pueden jugar las y los trabajadores en este escenario?
Se hace necesario considerar la configuración del escenario, tomando los últimos elementos que se han incorporado, como el acuerdo constitucional y la composición de la comisión de “expertos”, que está muy por lejos de representar los intereses de las grandes mayorías quienes impugnaron el Chile de los 30 años, también como parte de la continuidad del desvío de la rebelión.
Este proceso ha sido bandera del gobierno, desde el acuerdo del 15 de noviembre hasta la fecha. Es una carta con la cual buscará reforzar esta debilidad que se viene profundizando, donde a través de la lógica de la unidad de todos por el Apruebo de una “nueva constitución” seguirá alimentando las aspiraciones de la clase trabajadora dentro de los márgenes establecidos. De la misma forma, depositando las ilusiones en un gobierno que a través de reformas cambiará la situación en la que se encuentran las familias trabajadoras en medio de la crisis. Hasta el momento podemos ver que el gobierno no está ni cerca de responder a estas necesidades, de la misma forma como las principales centrales sindicales como la CUT y las distintas asociaciones de trabajadores, se mantienen en tregua y en alianza con el gobierno, otorgándole mayor gobernabilidad.
Es clave y se hace urgente que las y los trabajadores puedan enfrentar este escenario de manera independiente al gobierno, con una política que busque superar su adaptación a los márgenes de lo establecido y que impulse una organización que revitalice los sindicatos y asociaciones de trabajadores, sin confianza en este gobierno ni en su proceso constitucional, al cual incluso el Partido Comunista ha apostado carta sin ni una vergüenza.
Las y los trabajadores, desde sus lugares de trabajo y estudio deben impulsar un programa que enfrente la crisis económica para que esta no recaiga sobre los hombros de las familias trabajadoras. Se hace necesario re organizar y re articular a los distintos sectores de trabajadores para conquistar medidas atingentes para enfrentar este escenario, pero así también en la perspectiva de fortalecer la organización de las y los trabajadores, para enfrentar a los empresarios y sus amigos de los partidos tradicionales que solo pujan para fortalecer sus negocios. |