Desmiente, desmiente, que algo quedará. Ese debe ser el mantra del ex presidente Felipe Calderón (2006-2012).
En el juicio contra García Luna, su ex secretario de Seguridad, Édgar Veytia, conocido como El Diablo y ex fiscal de Nayarit, fue convocado al estrado ese martes 7 de febrero y su testimonio invocó nombres de varios ex altos funcionarios.
El más resonado es el de Felipe Calderón, el presidente panista que inauguró la llamada “guerra contra el narcotráfico” y la militarización ordenada desde Washington.
De acuerdo con la declaración del ex fiscal, en Nayarit debían “proteger al Chapo, no a los Beltrán Veytia”, esa fue la orden recibida en distintas oportunidades. Añadió que Luis Cárdenas Palomino, lugarteniente del ex secretario de Seguridad Pública, durante una reunión en el edificio conocido como búnker de esa secretaría, le llegó a decir que “estaba del lado equivocado” en la pelea desatada desde 2008 entre el cártel de Sinaloa y el de los Beltrán Leyva.
Para 2011, ya en el gobierno de Nayarit Roberto Sandoval, priista y ex gobernador de Nayarit hoy detenido por vínculos con el crimen organizado en México, el cártel de Sinaloa se puso en contacto con las autoridades para “comprar la plaza” a cambio de 10 millones de dólares. Según el ex fiscal, él fue el encargado de rechazar esa oferta por su compromiso previo con los Beltrán Leyva, que financiaron su campaña electoral.
Sostuvo también que un oficial de Nayarit asistió a una reunión de Seguridad Nacional en Ciudad de México, en la que se hallaban el entonces presidente Felipe Calderón y Genaro García Luna. El oficial recibió órdenes del ex secretario de Seguridad de “tomar el lado del Chapo”. En su testimonio, Veytia aseguró que la instrucción de no intervenir en la disputa entre ambos cárteles.
Calderón niega todo, pero lo cierto es que este juicio expone de nueva cuenta los turbios vínculos del PRI y del PAN con el crimen organizado, ya evidenciados con la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, lo que les valió a los partidos patronales tradicionales el repudio masivo en las calles en 2014 y luego en las elecciones de 2018, cuando López Obrador ganó la presidencia de México.
Y pone también los reflectores sobre la trama de la “guerra contra el narcotráfico”, en nombre de la cual desde 2012 se desplegó un creciente clima de violencia en todo el territorio, a partir de la militarización, que ha costado 350 mil personas asesinadas y unas 72 mil desaparecidas solo hasta mayo de 2021, de acuerdo con cifras del Washington Post.
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