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17 de febrero de 2023 Twitter Faceboock

Interna peronista
Mesa del Frente de Todos: rosca, polarización con la derecha y silenciosa subordinación al FMI
Redacción

Fotos Alejandro Santa Cruz | Télam

Esta madrugada, tras una primera y larga reunión de todas las alas de la coalición, difundieron un documento titulado “Democracia sin proscripciones. Unidad para transformar”. Sin hablar de candidaturas, focalizan en la “proscripción” de CFK y en las PASO para dirimir la interna. Con demagogia, reconocen las promesas incumplidas y dicen que ahora se van a esforzar para cumplirlas.

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La reunión había comenzado cerca de las 21 del jueves y terminó poco antes de las 2 del viernes. Para ser el primer encuentro oficial de la Mesa Política del Frente de Todos, tras tres años y dos meses de gobierno, se podría decir que el cónclave de la calle Matheu no fue tan largo. Antes de que sus participantes volvieran a sus casas, emitieron un documento titulado “Democracia sin proscripciones. Unidad para transformar”, un texto de neto corte electoral en el que, subsidiariamente, hacen mención a la crisis económica en curso (con generalidades y sin anuncios concretos, claro).

Como expresión de la diversidad tripartita, la “mesa” la encabezaron el presidente Alberto Fernández (quien la había convocado días atrás), el ministro del Interior Eduardo "Wado" de Pedro por el kirchnerismo y el ministro de Economía Sergio Massa. Además hubo gobernadores, intendentes del conurbano bonaerense y “delegados” de la burocracia sindical de la CGT y la CTA. Para sorpresa de todos, pese a que había anunciado previamente que no iría, junto a De Pedro llegó a la cita Máximo Kirchner.

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Todos unidos, ¿triunfarán?

El documento común se difundió a la prensa y a través de las redes oficiales del Frente a las 2 de la madrugada, cuando gran parte de la población dormía. Allí afirman que se reunieron “para poner en común las estrategias necesarias para hacer frente a los desafíos” que tienen por delante (electoralmente hablando).

Para eso arrancan hablando de “un contexto internacional de incertidumbre” (pospandemia, “las guerras” y los conflictos “por la hegemonía mundial”). En ese marco hablan de “los poderes concentrados” (sin dar nombres ni detalles) que triunfan al “someter a la sociedad en el desánimo y en el enojo, en la frustración y el descreimiento”.

Enseguida dan paso a la definición en clave electoral: “En 2023 se enfrentarán dos modelos de país”, dicen al identificar a la propia coalición con un modelo de “progreso compartido, democrática e igualitaria” y a Juntos por el Cambio con “el anacronismo de una derecha que concibe al país como una plataforma de negocios para unos pocos”. Sólo este último modelo, aclaran, es el que no tiene “nada nuevo para decir” y repite fórmulas que ya fracasaron “salvo para enriquecer a pequeños grupos privilegiados”.

Pese a que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció a fines de 2022 que no será candidata a nada este año, la “mesa” asume “la responsabilidad de disponer las acciones necesarias para impedir la proscripción de la compañera”, para que no les sea “arrebatado” el “liderazgo y potencia electoral” que tiene (sobre todo en la provincia de Buenos Aires). “No hay, o no debería haber, ningún poder económico, mediático o judicial capaz de decidir por encima de la voluntad popular”, dice el documento.

Aunque no lo dice el texto difundido, el flamante jefe de Gabinete Agustín Rossi confirmó a la salida de la reunión que se resolvió formar una "comisión" de la mesa que se reunirá con CFK para analizar las alternativas y posibilidades de candidaturas, incluyendo una hipotética postulación de la misma vicepresidenta.

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A renglón seguido, el FdT sentencia que “la unidad en la diversidad es un valor importante” para sus miembros, quienes aseguran ser “plenamente conscientes del particular momento que vive nuestra sociedad”. En ese marco, dicen conocer “todas las demandas económicas y sociales” de las que aún tienen “que dar respuestas concretas”.

Entre esas demandas, mencionan como tarea primordial hacia el futuro “continuar los esfuerzos para reducir la inflación, aumentar el poder adquisitivo de los salarios y trabajar en cada una de las políticas públicas necesarias para que nuestra gente viva mejor”. Culposamente afirman que “ese fue el contrato electoral” con sus votantes en 2019, aunque (como suelen hacerlo) se justifican nuevamente por las “circunstancias externas” como la pandemia y la guerra “que agravaron la situación de una economía devastada y sometida a un endeudamiento salvaje por el gobierno de Macri”. Nada nuevo.

Desde el Frente de Todos creen “necesario reconocer y reivindicar” los “esfuerzos” realizados en “cuatro años de gobierno” (sic), aunque enseguida prometen “avanzar hacia una etapa que le permita recuperar al pueblo argentino la esperanza”. Para eso, afirman que “hoy más que nunca” tienen que estar “al lado de cada argentino y argentina que enfrenta dificultades”.

Todo lo descripto arriba, se vuelve a recordar, acaba de ser firmado no sólo por las alas “progresistas” de la coalición (que a su vez tienen muchos funcionarios que funcionan en áreas de peso del Estado), sino también por personajes como el propio Alberto, Massa, Tolosa Paz, Kicillof y otros gobernadores, varios intendentes y dirigentes de importantes sindicatos. Es decir, quienes hoy ejecutan y/o acompañan sin chistar el brutal ajuste económico que hunde en la pobreza a millones de laburantes, jubiladas y jubilados y privilegia el cumplimiento de las órdenes del FMI a la mejora del poder adquisitivo de los bolsillos populares. Cinismo es poco.

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El documento insiste en que “para evitar un retorno de la derecha, una parte fundamental de la estrategia del Frente es reforzar la unidad en la diversidad”. Y hasta invitan “a quienes se quieran sumar a este proyecto” a “articular todas las diferentes miradas” en pos de “una Argentina que crezca con paz, igualdad y libertad”. Para eso, revalorizan las PASO (hasta hace pocos días algunos miembros de la misma “mesa” las ponían en duda) como “la herramienta institucional” creada en 2010 para “sintetizar las diferentes visiones de un proyecto común”.

Por último, como si no gobernaran hace más de tres años, las diferentes alas del FdT aseguran que quieren “representar a los millones de argentinos y argentinas que quieren una Nación donde se promueva y proteja a quien produce y a quien trabaja; donde se creen empleos con derechos plenos que permitan el progreso individual y de cada comunidad; donde el sistema científico tecnológico y las universidades nacionales sean un orgullo para todas las personas; donde la igualdad entre varones y mujeres y el pleno respeto a las diversidades sean una realidad cotidiana; donde el federalismo sea un principio y una práctica de reducción de brechas de desigualdad”.

Una declaración de buenas intenciones que choca de frente (y a gran velocidad) contra la realidad que el propio Frente de Todos (con la colaboración de Juntos por el Cambio) viene “transformando” en beneficio de corporaciones, multinacionales, bancos y organismos de crédito internacional y en desmedro de la población trabajadora y pobre.

Nuevamente en clave electoral, el documento concluye: “En 2023 el futuro del país está en juego. El Frente de Todxs, unido, reafirma su orgullo por las luchas y los logros del pasado (sic); su compromiso con este complejo presente (sic); y su voluntad indeclinable de construir una patria libre, justa y soberana (sic)”. Así, con la conciencia enjuagada, la mayoría de los firmantes se fueron a dormir.

Más allá de las palabras, la rosca del Frente de Todos buscando la unidad electoral no puede disimular el problema de fondo por el que atraviesan todas las alas del peronismo: el profundo descontento de su base social (y electoral) provocado por los planes de ajuste que aplica el propio gobierno que había prometido desterrar lo hecho por Macri. Con una inflación mensual del 6 % y el poder adquisitivo de la clase trabajadora en picada, no hay rosca ni documento que solucione esa crisis.

 
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