El 2 a 0 contra Instituto de Córdoba es más que el primer triunfo del Lobo en el torneo y de Chirola Romero como entrenador. De 23 jugadores titulares y suplentes, veinte surgieron de las inferiores y a algunos el técnico los conoce desde niños. El camino es largo y difícil, pero la hinchada ya compró el boleto para acompañarlos en el viaje.
¿Es posible que en un fútbol tan “profesionalizado” y dolarizado como el argentino (más aún siendo campeones del Mundo) un equipo resista e incluso sueñe con cosas importantes con jugadores casi juveniles, sin “renombre” y, mayoritariamente, sin experiencia en la máxima categoría? Desde el bosque de La Plata parecen responder “sí, ¿por qué no?”.
El viernes a la tarde la hinchada de Gimnasia y Esgrima La Plata festejó por partida triple. Primero, se le ganó “cómodo” a Instituto de Córdoba, que venía (tras ascender a primera) sin recibir goles y le llevaba cuatro puntos de diferencia al Lobo. Segundo (Francia y además) porque fue el primer triunfo en la Liga Profesional 2023 y el primero oficial de Sebastián “Chirola” Romero, técnico que está debutando en la primera después de años de dirigir las inferiores. Y tercero, porque los “pibes” demuestran que quieren y pueden dar pelea.
El triperío no necesitaba festejar un triunfo para ratificar la confianza en un plantel que, de 23 jugadores fichados, veinte surgieron de las entrañas del club. Y menos en un entrenador que, se sabe, dejará todo para llevar al club de sus amores lo más alto posible. Pero no era lo mismo que Gimnasia mostrara poca resistencia física y perdiera otro partido a que hiciera lo que hizo: jugar con orden, buen fútbol, meter hasta el final y ganarle 2 a 0 a un equipo que, a priori, se presentaba mucho más difícil.
Por eso, aún con incertidumbres, la gente asistió masivamente al estadio Juan Carmelo Zerillo, llenando las tribunas en más de un 90 %. Dato no menor: hacía un frío de cagarse (¡en pleno febrero!) y las 18 aún es un horario laboral para muchas y muchos. Pero nada impidió que esas miles de gargantas cerraran la jornada gritándole a sus jóvenes guerreros “¡vamos, vamos lo pibes, vamos, vamos los pibeeees!”
Los 90 y pico
El Lobo jugó mejor que la Gloria casi todo el partido, incluso en los momentos en que los cordobeses apretaron el acelerador para intentar empatar o descontar. Nunca faltó solidaridad en la cobertura y los relevos. Se crearon buenas jugadas colectivas. Y sumado a un buen rendimiento como equipo, hubo individualidades que dieron un plus de buen toque y gambeta.
Como esto es fútbol, la suerte juega también. Que a los 4 minutos del primer tiempo el defensor Fernando Alarcón haya equivocado un pase hacia atrás y que el “Tanque” Nicolás Contin lo haya aprovechado para hacer un lindo gol tras eludir al arquero Jorge Carranza, fue un toque de fortuna que trastocó los pronósticos. Dicen los que siguen las estadísticas que Gimnasia siempre ganó los partidos en los que Contin hizo goles.
La primera etapa fue un intento de Instituto por igualar. Pero las jugadas más peligrosas (que, pese a un buen ritmo y ganas de ambos equipos, no fueron muchas) estuvieron en los botines albiazules. Un cabezazo de Eric Ramírez y otro de Contín podrían haber ampliado la ventaja.
En un equipo parejo, cumplieron roles destacados el “Loco” Guillermo Enrique (de los pocos titulares de 2022) y los volantes Antonio Napolitano, Alan Sosa y Alexis Steimbach. Y Contin, claro, de quien diría el técnico al finalizar el partido: “Le tocó ser titular porque venía entrenando todos los días al máximo y lo estaba haciendo muy bien”. Difícil que, al menos en los próximos partidos, no lo vuelva a poner de entrada.
El segundo tiempo no fue muy diferente. A los 8 minutos Nicolás Watson conectó de cabeza un centro de Adrián Martínez. Pudo ser el empate de Instituto, pero se fue por encima del travesaño. Dos minutos después, llegó el segundo del Lobo. En tres cuartos de cancha, sobre el lateral izquierdo, Alan Sosa le robó la pelota a Gastón Lodico y, eludiendo camisetas albirrojas, llegó hasta el borde del área y lo vio justo a Enrique que entraba por el costado derecho. Un pase de lujo dejó al Loco en posición inmejorable para tirar el centro bajo. En la puerta del área chica ya esperaba Ramírez. Gol de Eric, dos a cero y delirio en las tribunas.
Lucas Bovaglio, el técnico de Instituto, estaba desconcertado. Y encima a las 18 Romero metió en la cancha a Cristian Tarragona, el goleador que de a poco va volviendo tras la operación que lo tuvo ocho meses inactivo (por un esguince de la rodilla derecha con compromiso del ligamento cruzado anterior, menisco externo, y ruptura parcial del ligamento lateral interno). “Tarra” entró por Contin. Luego entraron Leandro Mamut por Napolitano, Alan Lescano por Ramírez y Tomás Muro por Sosa.
Antes de salir, cansado, Sosa dejó más huellas en la cancha. A los 30 del segundo tiempo pateó fuerte entrando al área por la izquierda. La pelota reventó el poste en el ángulo superior derecho de Carranza. A los 37, entrando al área acarició la pelota y se la dejó servida a Tarragona que entraba acompañándolo. Con instinto goleador, Tarra la enganchó con el exterior del pie derecho, la pelota se elevó por sobre el arquero de Instituto. Con gran esfuerzo, Carranza logró cachetearla al corner con su mano izquierda y le ahogó el grito al exjugador de Vélez, Patronato y Platense, entre otros.
Los cambios en Instituto (Lucas Albertengo por Santiago Benítez, Brahian Cuello por Nico Watson, Nicolás Linares por Roberto Bochi y Gregorio Rodríguez por Gabriel Craciani) no alcanzaron para cambiarle el semblante al equipo, que siguió insistiendo sin éxito ni peligro.
“Vamos, vamos los pibes”
Desde los cuatro costados el festejo al grito de “¡Vamos los pibes!” fue creciendo. Tras seis minutos adicionados por Hernán Mastrángelo (de digna actuación, no está demás decirlo en medio de tanto arbitraje y VAR ganados por la mediocridad), el pitazo final provocó la multiplicación de la algarabía tripera. Las sonrisas de esos pibes lo decía todo. Primer triunfo del campeonato, en casa, jugando bien y, cosas que pasan, encima contra una camiseta de rayas blancas y rojas. La sonrisa dibujada en la cara de Romero en la conferencia de prensa posterior fue el sello de una tarde cargada de emociones.
“Tal vez quienes no los conocen se sorprendan, pero nosotros conocemos a todos los chicos hace años. Como a Napo (Antonio Napolitano) que lo conozco desde los cinco años”, graficó Chirola al hablar de sus dirigidos.
Gimnasia jugará el miércoles contra Excursionistas por la Copa Argentina (en Florencio Varela) y el lunes siguiente, por la quinta fecha de la Liga, visitará a Barracas Central (que el viernes perdió 2-0 con Huracán) con quien comparte puesto en la tabla, ambos con 4 puntos. Y además espera la Copa Sudamericana. El triunfo contra Instituto fue la dosis energizante que necesitaban los pibes que salieron desde el bosque para encarar esos desafíos. Lo que pase será obra del fútbol, pero ellos y su hinchada saben que “hay con qué”.
Comentario final para recordar a Sergio “Lolo” Regueiro, el hincha asesinado hace ya cuatro meses por la Bonaerense aquella noche fatal del partido contra Boca. En las tribunas se vieron varias banderas pidiendo justicia y entre los cantos no faltó el que dice “yo sabía, yo sabía, que a Lolo lo mató la Policía”. Si querés saber más sobre la causa judicial que investiga aquellos hechos, podés ver nuestra nota acá.