Retomemos la organización y movilización por salarios, pensiones, salud, vivienda y educación
Han pasado más de 3 años de la rebelión popular y nuestras condiciones de vida y trabajo están peores que antes. La inflación golpea los bolsillos y cuesta aún más llegar a fin de mes, los salarios no alcanzan y los precios aumentan, donde además el trabajo es más precario.
La derecha le echa la culpa al pueblo, nos dice: “nunca debieron haberse movilizado, destruyeron el país”. Pero si estamos peor, es porque nuestras demandas han sido postergadas, seguimos con miles en listas de espera en los hospitales, la educación pública se cae a pedazos, nuestras pensiones siguen siendo miserables en manos de las AFP, los arriendos cada vez más altos.
Pero las grandes empresas, las mineras, forestales y bancos están ganando más que antes. Los bancos solo el año pasado amasaron ganancias por $5.705 millones de dólares, algunos como el de Luksic, el Banco de Chile, alcanzó ganancias históricas; una sola forestal, la CMPC de los Matte, solo ella reportó una ganancia de $1.005 millones de dólares, un 87%(!!) más que el año 2021, se ríen en nuestra cara. Y no olvidemos a las AFP, que también se llevan su pedazo de la torta, con ganancias por $539 millones de dólares el año pasado.
El Gobierno de Boric prometió reformas en salud, pensiones, educación, pero ha sido apenas un nuevo gobierno de la vieja Concertación. Todas sus reformas son negociadas con la derecha y los empresarios, y las condiciones de vida de las mayorías trabajadoras y populares no cambian. Las AFP y las Isapres seguirán en pie, el aborto legal “no está en la agenda”, en educación y vivienda el gobierno brilla por su ausencia.
Necesitamos levantar una oposición por izquierda al gobierno de Gabriel Boric. De lo contrario, todo el malestar será utilizado por la derecha y los empresarios para avanzar aún más en su agenda. Debemos transformar el descontento y la decepción en organización y movilización para poner la agenda de las y los trabajadores en el centro y conquistar nuestras demandas postergadas.
Abajo el nuevo fraude constitucional
Ahora, junto a la Derecha y a la ex Concertación, el Frente Amplio y el Partido Comunista han pactado el “Acuerdo por Chile” para una nueva Constitución a espaldas del pueblo y escrita a la medida de los dueños del país.
Se trata de un fraude histórico descarado y antidemocrático. Los tecnócratas “expertos” designados a dedo por los partidos tradicionales serán quienes escriban el borrador. Y para eso han vuelto los viejos dinosaurios como Hernán Larraín o Andrés Zaldívar. Todo el proceso deberá respetar los “bordes” fijados por ellos mismos. ¡Hasta designaron “árbitros” para evitar cualquier deliberación democrática!
Este 7 de mayo, desde el PDG de Parisi, los republicanos, hasta el Partido Comunista y Frente Amplio, pasando por los partidos de la derecha "tradicional" y la Concertación, buscan legitimar este fraude postulando sus candidatos a consejeros constitucionales con las reglas del Senado. No hay participación posible en esta trampa. Llamamos a anular e impulsar una campaña activa en contra de este engaño.
El nuevo fraude constituyente no cayó del cielo
Este nuevo proceso constituyente lo cocinaron los partidos luego del triunfo del rechazo, pero el resultado del plebiscito no cayó del cielo. Muchos vieron en la Convención Constitucional de 2021 y 2022 la forma de avanzar en nuestras demandas, pero pasó exactamente lo contrario.
Con el fraude del Acuerdo por la Paz y ahora con el Acuerdo por Chile nos hicieron una trampa para desorganizarnos. La Convención Constitucional no fue una Asamblea Constituyente Libre y Soberana como exigimos en las calles, no enfrentó a los poderes del Congreso y del Poder Judicial, mantuvo al odiado Piñera en el poder, no liberó a los presos de la rebelión, no nacionalizó los recursos naturales. Por eso no defendemos esa Convención que se basó más en simbolismos que en un cuestionamiento real al Chile neoliberal.
Este 7 de mayo llamamos a votar nulo e impulsar una campaña activa contra el engaño del Consejo Constitucional.
El verdadero resultado de la Convención Constitucional fue sacarnos de las calles y dividirnos, disolver las asambleas territoriales y demás organizaciones que surgieron durante el 2019, debilitar los sindicatos y organizaciones sociales. Quedando con esto, el terreno quedó libre para que la derecha y los dueños de Chile se recuperaran de su deslegitimación y volvieran a conquistar terreno con su campaña criminalizadora y los viejos políticos de la Concertación salieran a flote de la mano de Gabriel Boric.
Por eso debemos volver a poner en pie las asambleas, partiendo en las escuelas y liceos, hospitales y universidades, empresas y lugares de trabajo, en las calles y plazas, y coordinarnos para discutir nuestra situación, como enfrentar la inflación y otros problemas urgentes. Solo confiando en nuestras fuerzas, con lucha y organización conquistaremos nuestras demandas. Debemos seguir el ejemplo de la clase trabajadora de diversos países como Francia o Inglaterra que se han levantado junto a la juventud para pelear contra la inflación a través de paros nacionales y organización por abajo.
Para eso debemos recuperar los sindicatos para la lucha y no para la conciliación de clases. La CUT (Central Única de Trabajadores) y muchos dirigentes sindicales de la burocracia, se hicieron funcionarios de Gobierno y pasivizaron todo el movimiento. Se han callado la boca frente a la destrucción de los salarios y el aumento del trabajo precario. Basta de burócratas conciliadores. Necesitamos sindicatos para la lucha, democráticos e independientes del Estado y los gobiernos de turno. Necesitamos también un movimiento estudiantil activo retomando nuestras mejores tradiciones de lucha y organización, junto al movimiento de mujeres y el pueblo.
Las organizaciones como el Colegio de Profesores, la Coordinadora No más AFP y la Coordinadora 8 de marzo, se han pronunciado correctamente contra el Acuerdo por Chile. Sin embargo, no han llamado a organizar activamente esta lucha para retomar nuestras demandas, y nos mantienen en la pasividad. ¡Es momento de salir de la pasividad y la confianza en las instituciones, para convocar asambleas y agrupar las fuerzas para luchar contra este acuerdo infame y poner nuestras demandas en la agenda!
Debemos poner la agenda de las y los trabajadores al centro
Para reimpulsar la organización y la coordinación entre la clase trabajadora, estudiantes, pobladores, el movimiento de mujeres, pueblos originarios y movimientos sociales hay que luchar por un programa de los trabajadores y sectores populares, para que la crisis la paguen los grandes empresarios y no nosotros, partiendo por el aumento general de salarios acorde a la inflación y un salario mínimo de 650 mil pesos, poner fin a las AFP y por una pensión básica de 650 mil pesos y un sistema público de reparto solidario y tripartito. Basta de hacer millonarios a clínicas, Isapres, escuelas y universidades privadas. ¡Educación y salud pública, gratuita y de calidad!
No podemos seguir confiando en la institucionalidad heredera de la dictadura. Las demandas de salud, educación, viviendas y otras, podremos conquistarlas solo si atacamos el poder y las ganancias de los capitalistas, poniendo la economía al servicio de las necesidades de las grandes mayorías. Hay que discutir poner los recursos como el cobre, el litio, los bosques y mares, al servicio de las necesidades y no del saqueo, que además contamina nuestras ciudades y nuestras vidas.
Para discutir todo ello, luchamos por imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana basada en la movilización popular. Que sea realmente democrática con representantes elegidos cada 20 mil electores, que sean revocables por sus votantes, con voto a las y los mayores de 14 años. Que esté por encima de cualquier institución del régimen heredado de la Dictadura y no como la Convención Constitucional que se subordinó a todos los poderes constituidos.
Por una izquierda socialista y de la clase trabajadora que no venda nuestras demandas
Tenemos que construir una fuerza política que sea realmente independiente a los empresarios y a sus agentes, así como al Estado y sus gobiernos. Una izquierda que no trance y que se proponga conquistar todas las demandas. El Frente Amplio y el Partido Comunista han demostrado ser una izquierda que administra el sistema y está a su servicio, de conciliación con los grandes capitalistas. Luchamos por un partido completamente independiente de los capitalistas y su Estado.
Por un partido que no confíe en la institucionalidad y que se proponga avanzar con los métodos de la lucha de clases y la auto-organización. Diferente a la Coordinadora de Movimientos Sociales que toma como ejemplo la tramposa Convención Constitucional nacida del Acuerdo por la Paz.
Ha quedado demostrado que sin una organización política de la clase trabajadora, la energía no solo se disipa, sino que es desviada hacia los marcos de la institucionalidad y de la conciliación de clases. Sin una organización política revolucionaria que enfrente las maniobras y trampas de la burguesía no podremos vencer. No solo nos han vencido con represión, sino sobre todo con las maniobras políticas de los partidos burgueses y reformistas (FA y PC) junto a las burocracias sindicales que desviaron toda nuestra energía en los salones de la institucionalidad heredada de la dictadura. |