Este sábado en el bosque platense los pibes de Chirola Romero volvieron a mostrar que juegan bien y tienen con qué. Fueron más que el equipo de Pipo Gorosito, con un primer tiempo electrizante. Pese al 0 a 0 final y al calor al que la AFA expone a los equipos, la gente tripera sigue entusiasmada.
Antes que nada, preguntas. ¿Por qué la AFA ya hizo jugar a Gimnasia tres partidos al hilo en horarios en los que, en medio de la ola de calor, las temperaturas no bajan de los 30 grados? ¿Sólo se trata de un descuido causado por los requerimientos de las empresas que lucran con las transmisiones televisivas de los partidos? No alcanza con la insostenible sugerencia de la Aprevide para no jugar de noche en el bosque. Sin caer en teorías conspirativas, el dato es para tener en cuenta a la hora de pensar en la igualdad de condiciones entre los clubes de la Liga Profesional del Fútbol Argentino.
Este sábado en La Plata muchísima gente esperó hasta último momento para ingresar al estadio Juan Carmelo Zerillo, refugiándose en la previa bajo las arboledas del bosque platense. Aunque el calor nunca dejó de ser agobiante, para las 17 la cancha ya estaba casi llena.
La hinchada llegó entusiasmada a la sexta fecha del campeonato. Porque, pese a las dos derrotas contra Excursionistas por Copa Argentina y contra Barracas+Lamolina en la fecha anterior, la gente ve a los pibes meter todo en la cancha, con gran moral, mostrando buen juego y con ganas de conseguir mucho con esta camiseta. Además, se trataba del partido previo, como local, al clásico del 19 de marzo contra Estudiantes. Sobraban motivos para alentar desde el principio hasta el final.
Fue una tarde con condimentos especiales. Al salir a la cancha rumbo al banco de suplentes, el entrenador de Colón, Néstor Gorosito, recibió un caluroso aplauso desde los cuatro costados, seguidos del “olé, olé, olé, olé, Pipooo, Pipooo”. Él, pulgar arriba, recibía contento el reconocimiento por su reciente y fructífero paso como director técnico del Lobo. Eso sí, como para aclarar los tantos, segundos después se gritó mucho más fuerte “Chiroooola, Chiroooola”, lo que dibujó una sonrisa en el rostro del técnico local Sebastián Romero.
Cambio, cambio
No está demás recordar que, como en los partidos anteriores, la enorme mayoría de los jugadores de Gimnasia salieron de las divisiones infantiles e inferiores del club. Este sábado, de los 23 titulares y suplentes sólo cuatro llegaron desde otros equipos. Al menos hasta que se abra el próximo mercado de pases, ésa es la realidad del plantel de Romero (otro surgido del bosque).
Con esa situación de fondo, Chirola hizo varios cambios respecto al partido contra Barracas. Motivado por la seguidilla de partidos que les tocó protagonizar a varios pibes, buscó darles descanso a quienes venían con mayor desgaste y refrescar el once titular, consciente de que la mayoría de los jugadores aún está lidiando con la inexperiencia de ser protagonistas en la primera del fútbol campeón mundial.
Entre las cinco modificaciones iniciales, sorprendió la nueva ubicación de Guillermo Enrique, quien pasó de la defensa al ataque (puesto que no le es extraño). Dicen que antes del partido al “Loco” se lo vio deambular por el vestuario, sin nervios pero muy concentrado. Y no era para menos. En su reemplazo, Romero hizo debutar en el fondo a Bautista Barros Schelotto (sobrino de Guillermo y Gustavo), quien terminó cumpliendo un buen papel.
Un primer tiempo electrizante
A los tres minutos Colón tuvo la primera oportunidad con un tiro rasante de Jorge “Conejo” Benítez, desde afuera del área, que se fue cerca del palo derecho de Tomás Durso. Un minuto después lo tuvo Gimnasia en los pies de Enrique, que recibió un centro bajo de Benjamín Domínguez en la línea del área chica pero la agarró muy abajo y se fue por sobre el travesaño.
En el primer cuarto de hora Gimnasia ya acumulaba varias llegadas al área visitante con b, Ignacio Miramon, Domínguez y Enrique muy movedizos. Junto a Cristian Tarragona, fueron precisos a la hora de apretar a los defensores y volantes de Colón. Hasta hubo una jugada preparada de tiro libre que lo dejó a Felipe Sánchez sólo contra Ignacio Chicco y casi sale bien.
Con los pibes arremetiendo y buscando, el Sabalero se las ingenió para meter un par de contrataques que, de no haber sido por Durso, hubieran cambiado la historia. Como a los 20, cuando Benítez metió un pase en profundidad para Santiago Periotti, que le ganó en la carrera a Matías Melluso, entró al área y remató fuerte. El pie izquierdo del arquero local, que achicó a tiempo, dijo que no.
Fiel a su estilo, Yael Falcón Pérez volvió a dar muestra de su mediocridad, cobrando faltas que no existieron y dejando seguir en otras que sí fueron cometidas.
Bochornoso fue lo que hizo ante el codazo del volante Carlos Arrúa en la cabeza de Morales. El árbitro cobró la falta pero, altanero, le ordenó al Yacaré que se levantara rápido. El capitán tripero quedó tirado con dolor. Más de un minuto después Falcón Pérez detuvo el juego y permitió que lo atendieran. Recuperado Morales, se reanudó el juego.
Pero al rato el VAR llamó al referí por una posible tarjeta roja a Arrúa, autor del codazo. Falcón Pérez fue a ver en el monitor, intercambió con sus interlocutores y finalmente decidió sólo amonestar a Arrúa. Más de cuatro minutos para algo que debió decretarse de una. Y en el medio amonestó al técnico de Gimnasia por reclamar lo que era más que justo. Impresentable.
La payasada de Falcón Pérez enfrió el partido. Y si bien a los pibes del Lobo les costó un poco volver a tomar el control de la pelota, nunca dejaron de ser superiores a Colón. A los 35 tuvieron una de las claras. Un taco infructuoso de Pierotti le dejó la pelota a Lescano en el círculo central, quien vio a Domínguez pidiéndola mientras se perfilaba para el área. El pase fue exquisito. Benja la controló a la carrera y quedó sólo contra Chicco, que logró taparle el remate con la pierna izquierda. Domínguez tuvo un par más antes del final de la primera etapa.
El Lobo desplegó un buen juego asociativo, con Maximiliano Comba, Lescano y Domínguez creando, con Miramon en la recuperación y con los cuatro de abajo colaborando. Y, claro, con Durso preparado para cualquier imprevisto.
A los 41 Benítez le hizo un buen pase a Pierotti en tres cuartos de cancha. Éste encaró por la izquierda, entró al área perseguido por un defensor y, a metros del arco, estrelló la pelota en la fisonomía del arquero.
Con el tiempo cumplido Lescano tuvo otra chance dentro del área, pero el remate a ras del piso se fue apenas desviado por el costado derecho del arquero rojinegro.
El primer tiempo fue de lo mejor visto hasta ahora de los pibes de Romero en el campeonato. Tuvo sólo dos minutos adicionados (por lo menos deberían haber sido cinco) y encima Falcón Pérez no lo frenó en ningún momento para que los jugadores se refrescaran ante la altísima temperatura.
¿Y el gol para cuándo?
El segundo tiempo Colón logró emparejar la posesión de la pelota y las jugadas de peligro de Gimnasia no serían tantas como en la etapa inicial. Los cambios metidos por Gorosito (Juan Álvarez por Arrúa a los 10, Sabalero y Andrew Teuten por Baldomero Perlaza y Augusto Schott a los 23, Guanchope Ávila por Jorge Benítez a los 30) le dieron más solidez y control del balón al Sabalero.
Romero también cambió (Antonio Napolitano por Comba a los 16, Ivo Mammini y Alan Sosa por Tarragona y Lescano a los 26, Alexis Steimbach y Eric Ramínez por Enrique y Domínguez a los 38), pero con menos éxito que Pipo. El Lobo no logró retomar el juego ni el ritmo del primer tiempo. Eso sí, cada pibe reemplazado se retiró muy aplaudido.
Las tarjetas amarillas que recibieron Sánchez, Miramon y Ramírez, por faltas para evitar ataques peligrosos de Colón, graficaron los riesgos en los que empezó a caer Gimnasia. Y si bien a los de Santa Fe les siguió costando (pudieron armar pocas jugadas frente al arco rival) la amenaza no se fue hasta el final.
Tarragona no logra aún alcanzar su nivel previo a la grave lesión que lo tuvo ocho meses sin jugar. Contra Colón logró meter apenas un cabezazo (que de haber tenido más fuerza podría haber entrado), un par de recuperaciones y algunas entradas al área sin consecuencias. Enrique, en su rol de delantero, también tuvo entradas al área pero, por mala fortuna, no le quedó ninguna fácil. Sosa y Ramírez mostraron buenos movimientos. Pero quien más se destacó fue Miramon, sobre todo en el “aguante” en el medio, recuperando y poniendo orden.
El Lobo volvió a tener una clara a los 36. Enrique la guapeó por la izquierda, primero eludió a Rafael Delgado y luego al ex GimnasiaPaolo Goltz, ya dentro del área se la pasó a Mammini que esperaba atrás. Éste se acomodó para el zapatazo, la pelota pegó en el defensor Garcés y se fue por encima del travesaño. A los 44 Ramírez probó desde afuera del área. Un lindo remate con efecto que, de todos modos, también se fue arriba. Y a los 45 Melluso no logró convertir su entrada al área (cual delantero) y terminó tirándose ante un rose con un central.
Tras cuatro minutos adicionados por Falcón Pérez, el pitazo final selló el 0 a 0. Un resultado “mentiroso” para los de La Plata y más que bienvenido para los de Santa Fe. El Lobo suma seis puntos y el Sabalero lo sigue con 5. Para algunos analistas, la figura fue Benjamín Domínguez. Visto de forma individual, puede ser. Un análisis menos meritocrático dirá que la figura es el equipo en su conjunto.
La hinchada tripera aplaudió a sus jugadores y, en lo que ya se está haciendo costumbre, acompaña al grito de “vamos, vamos los pibes, vamos, vamos los pibes”, valorando el esfuerzo hasta el último minuto, el nivel de juego y la actitud de un plantel muy joven que sigue buscando solidez y estilo.
“Me voy con un poco de bronca porque el equipo hizo méritos para llevarse los tres puntos, hizo cosas positivas, sigue creciendo, pero no se nos está dando el tema del gol”, dijo Chirola en la conferencia de prensa. Y enseguida agregó: “Los triunfos ya van a venir”. Pese a su serenidad al responder preguntas, estaba conmovido ya que acababa de fallecer su abuela, quien lo crió y por quien tenía un amor incondicional. Vaya nuestro sentido pésame.
Comentario final. Minutos antes de que empezara el partido Leonardo “El Yacaré” Morales recibió un reconocimiento por haber cumplido un centenar de partidos como titular albiazul. Una camiseta encuadrada, con el 100 en la espalda, fue levantada por el defensor de 31 años. Es uno de los pocos que no salieron de las inferiores triperas, pero ya es parte de la Historia del club.
Ah, y no te olvides. ¡Lolo Regueiro Presente! ¡Juicio y castigo a los asesinos y sus cómplices!