Ya casi nadie en su sano juicio, salvo los libertarianos y reaccionarios de ultraderecha (y ni siquiera todos), se atreve a negar hoy la crisis climática y cada vez más se popularizan sus causas: consumo de combustibles fósiles (que libera gases de efecto invernadero, centralmente dióxido de carbono pero también otros como metano); deforestación y cambios en los usos del suelo (que destruyen bosques nativos o humedales, “sumideros de carbono”). Y esas causas tienen intereses económicos detrás: diferentes sectores de la producción capitalista se benefician de uno y de otro.
A la fecha, el planeta se ha calentado aproximadamente 1,2 grados desde el inicio de la industrialización capitalista (1750) y existe consenso en que traspasar los 1,5 grados profundizaría la crisis climática a niveles impredecibles. De hecho, el Acuerdo de París promovido por la ONU establece la necesidad de bajar a la mitad el consumo de combustible fósil en 2030 y a cero en 2050, solo para evitar cruzar ese límite.
Pero los Estados a nivel mundial, aún los de gobiernos que reconocen la crisis, hacen exactamente lo contrario, promueven la utilización de combustible fósil como nunca antes. Eso es lo que muestra el estudio “Subsidios al consumo de combustible fósil 2022”, publicado recientemente por la Agencia Internacional de Energía (organismo intergubernamental compuesto por Estados Unidos y más de 30 países).
El informe estima que para 2022 el subsidio al consumo de combustibles fósiles (una vía de financiar a la industria que los produce) alcanzó la friolera de 1 billón de dólares (un millón de millones de dólares), el doble del año anterior. Asimismo, señala que otro medio billón de dólares se destinó a financiar el consumo de combustible fósil en países de economías “avanzadas”.
Gráfico que muestra el crecimiento del consumo de combustible fósil desde la primera Conferencia de las Partes (COP) de la ONU, en 1995. Según el Acuerdo de París, deberían bajar a la mitad en 2030 y a cero en 2050 para evitar un escenario –aun más– crítico.
Subsidios del Banco Mundial a los combustibles fósiles
Por otro lado, otro informe publicado en 2022 muestra que el Banco Mundial lleva gastado en “14 800 millones de dólares en apoyo a proyectos y políticas de combustibles fósiles desde que se firmó el Acuerdo de París”. El informe se titula “Invirtiendo en el desastre climático: el financiamiento del Grupo del Banco Mundial a los combustibles fósiles” y está publicado por la iniciativa internacional Big Shif Global (Gran cambio global), formada por más de 50 organizaciones con el fin de exponer el financiamiento público a los combustibles fósiles.
De fondo asoma la contradicción entre estas necesidades sociales y las de un capitalismo que no conoce otra racionalidad que la de la generación de ganancias. Queda claro que ese “freno de mano” y esa transición para evitar seguir destruyendo el clima y el planeta deberá ser impuesta en la agenda pública desde abajo por la gran mayoría de trabajadores y comunidades.
Fuentes:
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