Si bien la moción de censura fue rechazada, la bronca y la determinación permanecen. En varias ciudades, el lunes por la noche, las concentraciones se convirtieron en manifestaciones salvajes (como se conoce a las marchas que no son anunciadas ni autorizadas por el gobierno). Frente a las concentraciones espontáneas, los bloqueos, las acciones directas y las movilizaciones que florecen por toda Francia, la represión policial tuvo una nueva escalada.
En París, los manifestantes se reunieron primero en la plaza Vauban (distrito 7), antes de ser evacuados por la policía. En el transcurso de la tarde, las escenas de violencia policial se multiplicaron en la zona de la estación de Saint-Lazare (distrito 9) y en los alrededores de la plaza de la Ópera. Un vídeo muestra la brutalidad policial, filmado en la calle Saint-Antoine, entre Bastille y Saint-Paul, se puede ver como un hombre recibe un puñetazo de un policía, y luego de caer al suelo, noqueado, el policía se aleja.
A pocos metros, en la plaza de la Ópera, un policía disparó una LBD (lanzador de balas de defensa, según la terminología francesa) contra un manifestante.
Durante toda la noche, París fue escenario de la misma represión con enormes contingentes policiales que cargaron brutalmente contra los manifestantes y periodistas con golpes de porra y disparos, la represión policial volvió a subir de tono el lunes por la noche.
En otros lugares de Francia se están produciendo escenas similares. En Marsella, una joven fue bestialmente golpeada en el suelo, a continuación se produjo un estallido de violencia.
En Estrasburgo, la universidad ocupada por estudiantes, fue desalojada por la gendarmería. En Tolbiac (Paris) un cordón de CRS (Compañías Republicanas de Seguridad - Policía antidisturbios) reprimió a los estudiantes que acudieron en su apoyo, mientras que en Donges la policía intervino con una veintena de autobuses de CRS, para desalojar un piquete que bloqueaba el depósito de petróleo, disparando en el lugar. A su vez, en Fos-sur-Mer, los trabajadores del depósito de petróleo están requisados. Las requisas de huelguistas son un mecanismo particularmente autoritario que tiene el Estado francés para obligar a trabajadores en huelga a retornar a sus puestos de trabajo. El procedimiento de requisa, especialmente coercitivo, amenaza a los huelguistas con seis meses de cárcel y 10.000 euros de multa si se niegan a volver a sus puestos.
Los resultados de las detenciones fueron bestiales: 287 detenciones en toda Francia durante la noche, de las cuales 234 se realizaron en París. Una terrible ofensiva contra el nuevo giro que ha tomado la protesta contra la reforma jubilatoria y el gobierno, que refleja el temor del gobierno a una radicalización del movimiento.
Como dicen nuestras compañeras y compañeros de Revolution Permanente, parte de la Red Internacional La Izquierda Diario en Francia: "El gobierno se ve cada más debilitado, y la solidaridad entre los sectores movilizados es el arma contra la ofensiva autoritaria de Macron, pero también para pasar a la contraofensiva. Desde este punto de vista, debemos exigir al movimiento intersindical una respuesta a la altura de los ataques violentos contra los manifestantes y el derecho a huelga, poniendo todos los medios de las confederaciones en la organización de la solidaridad. Al mismo tiempo, hay que coordinar la base para poder realizar concentraciones masivas frente a las comisarías y los juzgados, y preparar el contraataque". |
