El jefe de gabinete, Agustín Rossi, brindó este miércoles su informe de gestión en la Cámara de Diputados. La noche anterior, envió el informe escrito de más de 1700 páginas respondiendo las 1672 preguntas de los distintos bloques.
Fue su primer informe como Jefe de Gabinete, ya que asumió el pasado 15 de febrero. La última vez había sido Juan Manzur, antes de renunciar para abocarse a las elecciones en Tucumán.
El informe de apertura tuvo dos momentos. El primero, destacando algunos datos de gestión de Alberto Fernández, sin antes excusarse en el contexto de pandemia y guerra que impactan en todo el mundo, y la sequía y el endeudamiento con el FMI. La segunda parte fue una reivindicación de los gobiernos de Néstor Kirchner, Cristina y Alberto Fernández donde buscó polemizar con Juntos por el Cambio y los liberales alrededor de las empresas públicas, los derechos humanos y el intento de asesinato contra la vicepresidenta. En ese tramo se escucharon gritos y quejas de la bancas de la oposición de derecha.
De la gestión del actual gobierno del Frente de Todos los puntos que destacó no se salieron del clásico “libreto albertista” y no tuvieron mucho brillo. Alberto Fernández está llegando al final de su mandato con las manos vacías, promesas electorales incumplidas y permanentes internas por quién será el próximo candidato. Además, Rossi esquivó los principales problemas que aquejan a las mayorías trabajadoras y a las y los jubilados, sin mencionar ni los salarios ni la pobreza. Se limitó a recordar cuatro condicionamientos: la pandemia, la guerra, el endeudamiento que dejó con el FMI el gobierno de Macri, y ahora se agrega la sequía que afecta las exportaciones agropecuarias. Apenas intentó mostrar como logros que la inversión extranjera directa en Argentina fue de 15.000 millones de dólares en 2022, que el crecimiento económico de ese año haya sido del 5,4%, la baja del desempleo que se encuentra en el 6,3% y el rol “virtuoso” de la construcción en esos números. Datos engañosos que muestran una parte de la realidad y no dan cuenta del enorme crecimiento del trabajo informal, y que los salarios siguen acumulando poder adquisitivo frente a la inflación, y una gran transferencia de recursos hacia el poder económico. Nicolás del Caño y Romina Del Plá del Frente de Izquierda señalaron estas contradicciones al momento de hacerle preguntas. Por su parte, el liberal José Luis Espert, insistió en señalar que la inflación es un “fenómeno monetario” y calificó al jefe de gabinete de “ignorante” y “caradura”. Del Caño, que habló después de Espert, arrancó diciéndole al liberal que era “un matoncito de cuarta”. Agustín Rossi se quejó al momento de responder: “nunca me insultaron tanto como usted”.
La segunda parte del informe del jefe de gabinete estuvo dedicado a polemizar con la oposición de derecha. Uno de los momentos que generó más revuelo en Juntos por el Cambio fue cuando Rossi se refirió a los “40 años de democracia” que se conmemoran este 2023. Cuestionó que “el intento de magnicidio es un acto de violencia política que hubiese merecido una respuesta más contundente de la totalidad de la dirigencia política”. Adjudicó el inicio de la violencia política al conflicto con las entidades agropecuarias por las retenciones en 2008 afirmando que “esa fue la primera vez que yo vi un cartel que decía ‘yegua’ refiriéndose a Cristina”, y advirtió sobre los “cimientos de una ultraderecha violenta extremista”. En el recinto se escuchó el grito de un diputado de Juntos por el Cambio que le gritó “¿cuándo deja de hablar el diputado y empieza a hablar el jefe de gabinete”.
Agustín Rossi interpeló a que “más allá de quién gobierne desde el 10 de diciembre de este año” haya continuidad con algunas políticas. La reivindicación de los derechos humanos y la defensa de las empresas públicas como Aerolíneas Argentinas fueron algunos de esos ejes, que el jefe de gabinete aprovechó para cuestionar las ideas y las promesas de Juntos por el Cambios. A pesar de defender las empresas públicas, decidió no contestarle a Nicolás del Caño del Frente de Izquierda que lo interpeló por la privatización de los puertos como en Rosario, una de las tantas herencia del menemismo que ningún gobierno tocó. El diputado de la izquierda se lo hizo notar cuando tomó la palabra “es fácil polarizar con sectores de la oposición de derecha y hablar de las corporaciones, pero esas corporaciones están muy contentas y felices porque son beneficiadas por este gobierno". |
