En este año se cumple el centenario de la formación de la Oposición de Izquierda dentro del Partido Comunista de la Unión Soviética. Surgida en 1923, inspirada y dirigida por León Trotsky para combatir la burocratización del Estado soviético y del PCUS por parte de la camarilla estalinista que había usurpado el poder, es el punto de partida de lo que hoy se conoce como el movimiento trotskista, pero llamado originalmente “bolchevique-leninista” para señalar la continuidad con el internacionalismo revolucionario de Lenin contra el “socialismo en un solo país” de Stalin, y que años más tarde romperá con la Internacional Comunista para fundar en 1938 la Cuarta Internacional. Como homenaje, publicaremos por entregas un libro recientemente publicado en Rusia, los Cuadernos de la cárcel política de Verjneuralsk (“Тетради Верхне-Уральского политического изолятора. 1932-1933. Сборник документов”, publicado en Moscú en 2022). Se trata de una colección de documentos escritos a mano, para circulación y debate colectivo, por los trotskistas que estaban presos entre 1932 y 1933 en esa institución penitenciaria, parte del Gulag estalinista, ubicada al pie de los montes Urales, en el límite sudeste de la Rusia europea. Este libro fue compilado y editado, y sus documentos cuidadosamente descifrados y transcriptos, por un equipo de historiadores rusos dirigido por Aleksei Gusev, junto con Aleksandr Reznik, Aleksandr Fokin y Vladislav Shabalin. Estos documentos fueron hallados por accidente en 2018 durante los trabajos de refacción de la prisión de Verjneuralsk. Los iremos publicando en IdZ Semanario, traducidos especialmente del ruso por Guillermo Iturbide, quien ya en 2020 publicó algunas traducciones de esos documentos y de textos actuales relacionados con ellos. Publicamos en esta primera entrega el prólogo escrito por Aleksei Gusev.
PRÓLOGO
Esta colección contiene documentos históricos encontrados en circunstancias inusuales. En febrero de 2018, durante unas reformas en la prisión de Verjneuralsk del Servicio Penitenciario Federal Ruso (FSIN), se abrió un suelo de madera de la celda número 312 del tercer piso del ala suroeste del edificio y se descubrió debajo un escondrijo que contenía una caja con cuadernos manuscritos. Se trataba de documentos escritos en 1932-1933 por los reclusos de la prisión política de Verjneuralsk, una cárcel especial para los opositores al régimen político que existía en el país en aquella época. Los autores de los manuscritos encontrados eran comunistas que se llamaban a sí mismos bolcheviques-leninistas pero rechazaban categóricamente la política de la dirección del partido y del Estado de la Unión Soviética, considerando a I.V. Stalin y su entorno como traidores a la revolución y usurpadores del poder. Estos presos eran representantes de la Oposición de Izquierda, expulsados del Partido Comunista en el poder a finales de los años veinte, declarados “antisoviéticos” y sometidos a persecución estatal. El conflicto entre la oposición comunista y el gobierno a finales de los años 1920 y comienzos de la década de 1930 reflejó la profundidad del conflicto que, dada la creciente crisis social y económica del país, caló en la sociedad y dividió incluso a los bolcheviques, los fundadores del Estado soviético.
La importancia del descubrimiento de estos manuscritos radica en que ha proporcionado a los investigadores un conjunto de fuentes históricas cruciales que ayudan a reconstruir la imagen de la oposición comunista en un momento en que fue derrotada tras un enfrentamiento abierto con las autoridades y en su mayoría estaba encarcelada. Para estudiar y hacer circular en ámbitos científicos este complejo documental, en 2018 se formó un equipo de investigación integrado por A.V. Gusev (MGU- Universidad Estatal de Moscú “M.V. Lomonósov”), A.A. Fokin (Universidad Estatal de Tyumen), V.V. Shabalin (Escuela Superior de Economía de la Universidad Nacional de Investigación, NIU, Perm), A.V. Reznik (Escuela Superior de Economía de la Universidad Nacional de Investigación, NIU, San Petersburgo). La Oficina Central del Servicio Penitenciario Federal (GUFSIN) de Rusia en la región de Cheliábinsk, donde actualmente se almacenan los documentos descubiertos, brindó al equipo de investigación la oportunidad de realizar copias digitales del manuscrito, que posteriormente fueron sometidas a transcripción. Los resultados del proyecto de investigación, financiado por la Fundación Rusa para la Investigación Básica [1], se han plasmado en varias publicaciones [2]. El principal resultado del trabajo del equipo de investigación fue la publicación de esta colección de documentos, titulada provisionalmente “Cuadernos de la cárcel política de Verjneuralsk” [3].
Cuando se escribieron estos cuadernos, la oposición comunista de izquierda (Oposición bolchevique-leninista) ya existía en la URSS desde hacía unos diez años. Denunciando el régimen burocrático establecido en el Partido Comunista tras la subordinación del aparato del partido a Stalin, pretendía democratizar el orden interno del partido, acelerar el desarrollo industrial, mejorar la condición material de los trabajadores y ampliar sus derechos laborales, y exigía una “clara línea de clase” en el campo para frenar el crecimiento de los elementos “kulak” y aumentar el apoyo a los campesinos pobres. Al principio funcionó como una facción dentro del gobernante Partido Comunista de la URSS (bolchevique) y, tras su expulsión del mismo en el XV° Congreso en diciembre de 1927, se convirtió en un movimiento ilegal. La mayoría de sus miembros eran seguidores de L.D. Trotsky, expulsado en 1929. Los líderes de la oposición fueron exiliados [4] en 1928, pero los grupos locales de “bolcheviques-leninistas” (especialmente en las grandes ciudades) siguieron operando en la clandestinidad durante algún tiempo, realizando propaganda y agitación entre los trabajadores, distribuyendo volantes y reclutando nuevos miembros [5]. Las autoridades respondieron con medidas represivas: detenciones y destierros, y a finales de 1928, los miembros de la oposición detenidos fueron condenados a penas de prisión. Según cifras oficiales de la OGPU, 656 comunistas oposicionistas fueron condenadas a diversas penas en 1928 [6].
Víctor Serge (V.L. Kibalchich), un opositor que se marchó al extranjero en 1936, declaró que en 1929-1930 el número de sus compañeros que habían sido deportados era de 3.000 a 4.000 [7]. Además de las represiones, la oposición se enfrentó a una grave crisis interna en 1929. La crisis interna fue provocada en gran medida por la orientación del Estado y de los dirigentes del partido hacia una política de industrialización acelerada y de colectivización de la agricultura. La causa principal fue el paso a una política de industrialización acelerada, colectivización de la agricultura y una intensa lucha contra los “elementos capitalistas” de la ciudad y el campo y las “tendencias derechistas” del partido. Muchos oposicionistas percibieron esto como una corrección de la línea del partido en el sentido de sus propias exigencias. Bajo la influencia del “giro a la izquierda” de Stalin, figuras destacadas y miembros de base de la oposición comenzaron a presentar declaraciones colectivas e individuales renunciando a las actividades de oposición y aceptando la “línea general” del PCUS.
Los oposicionistas “desarmados” fueron liberados y reincorporados al partido. Como resultado, la oposición perdió a la mayoría de sus miembros, incluidos 10 de los 13 dirigentes que firmaron la Plataforma de los “bolcheviques-leninistas” en 1927. Según Jristián Gueorguiévich Rakovsky, el segundo dirigente más importante de los trotskistas después de Trotsky, unos 800 oposicionistas permanecían en prisión en 1930 [8]. Se trataba de los más irreconciliables, aquellos que consideraban la política de Stalin y sus métodos como una perversión del programa de la oposición más que como su aplicación, y que seguían siendo oposicionistas al régimen establecido en el Partido y en el Estado.
En cuanto a los oposicionistas más activos, la Junta Especial del Colegio de la OGPU condenó a miembros de grupos clandestinos a tres años de prisión en cárceles especiales para presos políticos. El sistema de aisladores políticos, subordinado al Departamento de Prisiones de la OGPU, que incluía Suzdal, Yaroslavl, Cheliábinsk, Tobolsk y Verjneuralsk, se formó en 1925. Los miembros de estas prisiones especiales fueron inicialmente sometidos a encarcelamiento. Estas prisiones especiales estaban destinadas inicialmente a los miembros de partidos y organizaciones políticas “antisoviéticos”: socialdemócratas, socialrevolucionarios, maximalistas, anarquistas. En diciembre de 1928, la prisión política de Tobolsk recibió presos políticos, en su mayoría comunistas. La mayoría de ellos fueron trasladados posteriormente a la prisión de Verjneuralsk tras el cierre de esta en 1929. Fue el Aislador Político de Verjneuralsk el que en la primera mitad de la década de 1930 se convirtió en el centro de concentración de la mayoría de los presos de la oposición condenados a penas de prisión.
La liquidación durante 1929-1930 de la mayoría de los grupos clandestinos de la oposición, la detención de sus activistas y de los miembros de los centros nacionales y regionales “bolcheviques-leninistas” llevó a que fueran los aisladores políticos –en primer lugar, el de Verjneuralsk– los que se convirtieran en el centro de la vida ideológica y política de los comunistas antiestalinistas, que continuaron desarrollando sus posiciones programáticas y tácticas, analizando y criticando la política del PCUS(b) y manteniendo debates sobre diversas cuestiones ideológicas y políticas. Esta importante página de la historia de la oposición política en la URSS, aunque ya había recibido cierta cobertura en la historiografía nacional y extranjera [9], seguía estando muy poco estudiada hasta hace poco, principalmente debido a la falta de fuentes: los documentos producidos por los prisioneros, si sobrevivían, permanecían en archivos cerrados y eran inaccesibles para los investigadores. La principal fuente para obtener una visión general de la vida y de las actividades de los presos políticos comunistas fueron los testimonios y recuerdos posteriores de los pocos presos supervivientes: Ante Ciliga, Arben Tarov (Davtyan), Alexander Boyarchikov. Los manuscritos encontrados en 2018 proporcionan, por primera vez, una visión de la vida ideológica y política a través de una variedad de fuentes primarias relacionadas directamente con la época en que los bolcheviques-leninistas estuvieron detenidos en el Aislador Político de Verjneuralsk.
La producción de estos documentos fue posible gracias a la existencia de un “régimen político” de detención en Verjneuralsk entre los años veinte y principios de los treinta. El régimen era un compromiso informal entre los presos políticos y la administración penitenciaria, promovido por la larga lucha de los presos por sus derechos. Socialistas y anarquistas trajeron a Verjneuralsk la tradición de lucha por un “régimen político” desde Solovkí [10], y más tarde los comunistas llegaron a defenderla también. Incluía un derecho de facto a la autoorganización: el derecho a elegir delegados que representaran a los presos en las negociaciones con la administración, a crear fondos comunes y a comunicarse libremente entre sí durante las salidas, incluidas reuniones para debatir cuestiones políticas. Había delegados elegidos por cada celda y por cada grupo de recreación, estos últimos comprendían a los reclusos de entre 3 y 5 celdas, es decir, entre 25 y 30 presos (había siete grupos de este tipo para comunistas y tres para socialistas y anarquistas). Al frente del sector comunista había tres delegados principales, elegidos por su filiación política: cada uno representaba a una corriente determinada de la oposición. También había tesoreros elegidos, que gestionaban los fondos de todo el sector y de los grupos recreativos, que tenían sus propias arcas colectivas [11].
A los recién llegados al centro de detención les sorprendía el grado de libertad con el que se manejaban los reclusos. El trotskista A.I. Boyarchikov, que llegó a Verjneuralsk en 1932, recordaba: “En aquella época se metía a la gente en la cárcel por una palabra dicha sin querer, pero en el aislador, detrás de los muros de piedra, había libertad de expresión, de fracciones, de agrupamientos, de partido y de prensa (manuscrita) [...] Los días de fiesta salíamos con banderas rojas (hechas de trapos blancos teñidos con manganeso) y cantábamos canciones de la revolución, tras lo cual todo el mundo se reunía en círculo y comenzaba un mitin, en la que hablaban los líderes de grupos rivales” [12]. Otro "bolchevique-leninista" que estuvo en Verjneuralsk de 1930 a 1933, antiguo miembro del Buró Político del Partido Comunista Yugoslavo y miembro del Secretariado para los Balcanes del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, A. Ciliga, relata impresiones similares en sus memorias: “He visto muchas maravillas en la URSS, pero nunca había visto nada parecido. ¿Adónde he venido? ¿A una isla de libertad en un océano de esclavitud, o a una isla de locos? El contraste entre el terror y la opresión de todo el país y la libertad moral que existía aquí, tras los barrotes de esta prisión, era tan grande que uno más bien pensaba que había llegado a una isla de locos. En efecto, en la sexta parte del globo terráqueo que la Unión Soviética ocupaba con tanto orgullo, solo tenía dos o tres rincones, y para colmo, por una ironía del destino estos rincones eran cárceles, donde la gente conservaba el derecho a decir en voz alta lo que pensaba, y a decirlo no en forma individual sino colectivamente [13]. Por lo demás, sin embargo, las condiciones en la antigua prisión de trabajos forzados situada en la estepa cerca de la ciudad de Verjneuralsk eran duras. A los presos solo se les permitía mantener correspondencia con sus parientes más cercanos, restringida y estrictamente censurada; las visitas estaban prohibidas de hecho; las celdas, estrechas y mal iluminadas, estaban mal calefaccionadas y helaban en invierno (especialmente en el primer piso).
La comida era escasa, monótona y a veces incomible, lo que provocaba protestas (se daban rebanadas de pan blanco dos veces al año: el 1° de mayo y el 7 de noviembre). Como consecuencia, muchos prisioneros enfermaron y en el campo no había atención médica adecuada. En el verano de 1930, un grupo de oposicionistas exiliados, en una declaración ante el XVI Congreso del PCUS, caracterizó las condiciones en las prisiones, incluida Verjneuralsk, como una condena de los reclusos a la “pérdida total de salud y a la degradación” [14].
La lucha de los presos de Verjneuralsk contra esta situación desembocó repetidamente en conflictos con la administración, enfrentamientos con los carceleros y huelgas de hambre de protesta. En el verano de 1929 y en febrero de 1930, los guardias de la prisión golpearon a los manifestantes y los rociaron con agua utilizando mangueras contra incendio, y a los manifestantes más activos se los ató y dejó tumbados en el frío suelo durante tres días “en régimen de aislamiento”. Luego de esto, una persona perdió la vista [15]. Según la hija de uno de los presos que protestaron, L.E. Aronov, este sufrió graves lesiones en las articulaciones de las muñecas de ambas manos como consecuencia de las brutales ataduras [16]. Los propios presos calificaron todo esto como tortura [17].
Al igual que en las prisiones prerrevolucionarias, en Verjneuralsk también se producían conflictos porque los presos de diferentes celdas intentaban gritarse unos a otros por las ventanas y los guardias trataban de impedirlo. En abril de 1931 un guardia disparó desde la torre contra G. A. Yesayan, un preso que estaba junto a la ventana y lo hirió en el pecho. Esto provocó otra huelga de hambre masiva de 176 comunistas, a los que se unieron en solidaridad socialistas y anarquistas. La huelga de hambre terminó solo después de que la comisión que llegó al centro de detención, que incluía al fiscal interino del Tribunal Supremo de la URSS, R. P. Katanyan y al personal de la OGPU, prometiera satisfacer una serie de demandas de los reclusos y mejorar el trato que recibían. Según datos oficiales de la Fiscalía, la huelga de hambre duró 11 días; según el testimonio de A. Ciliga, que participó en ella, 18 días [18].
En una nota dirigida al secretario del Comité Ejecutivo Central de los Soviets, A.S. Yenukidzé, el fiscal Katanyan admitió que en el centro de detención “la comisión se enfrentó a un colectivo muy unido” [19]. Aunque unido frente al sistema punitivo, el “sector comunista” de Verjneuralsk comprendía varias corrientes, grupos y subgrupos, que discutían entre sí sobre diversas cuestiones. “Nuestra unidad está garantizada por la prisión”, decía uno de los dirigentes trotskistas, B.M. Eltsin [20].
El flanco de extrema izquierda del sector estaba formado por varios miembros del “Grupo Obrero”, una organización ilegal dirigida por G.I. Myasnikov, creada en 1923 sobre la base del ala radical de la “Oposición Obrera” en el PCR(b). En el espectro político, entre Myasnikov y los trotskistas estaban los decistas, partidarios de la “Plataforma de los 15” de la oposición, lanzada en 1927. El núcleo de esta corriente, dirigida por T. V. Sapronov, estaba formado por comunistas que habían sido miembros del grupo “Centralismo Democrático” del Partido Comunista ruso (bolchevique) en 1919-1921.
La mayoría de los oposicionistas encarcelados (unas 120 personas) eran trotskistas, unidos inicialmente en un solo “Colectivo de bolcheviques-leninistas de Verjneuralsk”. En 1927, sus puntos de vista estaban resumidos en el documento programático de la oposición bolchevique-leninista, “La crisis del partido y las formas de superarla” (“Plataforma de los 13”). En 1930, sin embargo, la situación había cambiado radicalmente: era necesario determinar la línea de la oposición con respecto al “gran viraje” de Stalin y sus consecuencias. En el colectivo trotskista se desarrollaron discusiones sobre la evaluación de los procesos socioeconómicos y sociopolíticos que tenían lugar en la URSS, sobre la estrategia y la táctica de la oposición en las nuevas condiciones. Los presos se enteraban de lo que ocurría fuera de los muros de la prisión a través de las publicaciones periódicas soviéticas traídas a Verjneuralsk, y también se les permitía suscribirse a los órganos centrales de prensa de los partidos comunistas extranjeros.
En 1930-1932 también llegó a la prisión material no censurado: artículos y cartas de los líderes de la Oposición: de L.D. Trotsky, deportado de la Unión Soviética, y de J.G. Rakovsky, exiliado. Los presos, a su vez, consiguieron traspasar algunos de sus documentos políticos a sus compañeros que permanecían fuera. Según A. Ciliga, la comunicación de los presos con el mundo exterior se llevaba a cabo con la ayuda de un empleado, que realizaba tareas de mantenimiento en la prisión. Cuando salía de la cárcel para recoger leña, dejaba el material en un escondite especial, que era recogido por una persona de Verjneuralsk relacionada con los socialdemócratas. Este canal de comunicación era utilizado no solo por socialistas y anarquistas, sino también por comunistas [21]. Como recordaba la esposa de L.D. Trotsky, N.I. Sedova, los documentos que recibían de Verjneuralsk eran “textos escritos con letra microscópica en pedazos de papel del tamaño de una estampilla” [22].
Todos los trotskistas estaban de acuerdo en que la Unión Soviética seguía siendo un Estado de dictadura proletaria, pero que las políticas erróneas de la dirección del PCUS(b) amenazaban con el colapso del sistema social creado por la Revolución de Octubre. El poder en el Partido ha sido usurpado por la burocracia estalinista “centrista”, desvinculada de la clase obrera y oscilante entre el proletariado y la pequeñoburguesía. Enfrentados a finales de los años ‘20 a la crisis de la NEP, agravada por graves errores de dirección, los centristas se vieron obligados, bajo la presión de la clase obrera y de la Oposición, a dar un “giro a la izquierda”, pero este tomó la forma de una “aventura izquierdista” en forma de “colectivización total”, “deskulakización” administrativa y un aumento por la fuerza del ritmo de construcción industrial. Con ello, los “centristas” en el poder profundizaron aún más la crisis y desorganizaron la economía, provocando al mismo tiempo el descontento masivo de los obreros y campesinos. Esta situación hace el juego a los elementos “termidorianos” y entraña el peligro de una contrarrevolución burguesa. Para evitarlo, creían los “bolcheviques-leninistas”, era necesaria una profunda reforma del Partido Comunista y del Estado y una transición de la política burocrática a la política proletaria de clase, lo que era imposible sin un cambio de dirección y el regreso al partido de la Oposición de Izquierda. Sin embargo, no había unidad entre los “bolcheviques-leninistas” en cuanto a los métodos de reforma interna del Partido y la naturaleza de la corrección de la política del Partido. Las disputas sobre estas cuestiones llevaron a la formación en 1930 de tres posiciones alternativas en el colectivo trotskista de Verjneuralsk, apoyadas por diferentes grupos de oposicionistas.
La posición de la mayoría de los miembros del colectivo se reflejó en las tesis “La crisis de la revolución. Las perspectivas de la lucha y las tareas de la Oposición”, redactadas en junio de 1930 y publicadas en 1931 en el “Boletín de la Oposición (bolcheviques-leninistas)”, bajo las firmas “X, Y, Z”. Sus autores eran tres graduados del Instituto de Profesores Rojos –E.B. Solntsev, G.Y. Yakovin y G.M. Stopalov [23]–. Criticando el “aventurerismo” de la dirección de Stalin y su “frenesí burocrático” en la esfera socioeconómica, las tesis subrayaban al mismo tiempo las causas objetivas de la crisis de la NEP y la necesidad de abandonar la anterior “política de seguidismo a los liberales”. Por lo tanto, no demandaban la restauración de la NEP en su totalidad y consideraban el mantenimiento de algunas exenciones monetarias y naturales del campesinado. “La Oposición”, decían las tesis, “no reclama un paso atrás, hacia la NEP, sino hacia adelante, hacia la transformación de la actual lucha administrativa contra los kulak en una lucha de clases de las amplias masas del proletariado y los campesinos pobres” [24]. Así pues, no era el contenido en sí lo que se rechazaba, sino las formas y métodos burocráticos de la política estalinista. Al mismo tiempo, los “profesores rojos” esperaban que, bajo la influencia de la profundización de la crisis, el aparato del PCUS(b), encabezado por la dirección “centrista”, “se escindiría inevitablemente en un futuro muy próximo” y una parte de él (“centristas de izquierda”) se acercaría a los “bolcheviques-leninistas” [25]. Las “Tesis de los 3” vinculaban las perspectivas de reforma del PCUS(b) con este reagrupamiento en el aparato bajo la presión de las masas del partido. Aunque evaluaban tener el apoyo del “núcleo proletario del partido”, los partidarios de las tesis temían la propagación de sentimientos “antisoviéticos” en la clase obrera.
En agosto de 1929, E.B. Solntsev escribió que en el momento de las “próximas batallas de clase”, quizás “sectores enteros de la clase obrera no estarán con nosotros” [26]. En las discusiones entre los presos de Verjneuralsk, sus compañeros de ideas subrayaban que “el frente termidoriano atraviesa también a la clase obrera”, y por lo tanto su actividad está plagada de manifestaciones de “un estado de ánimo parecido al de Kronstadt” [27] que debía mantenerse bajo control [28].
Pocas semanas después de la aparición de las Tesis de los 3, otro grupo de “bolcheviques-leninistas” publicó las “Tesis de los 2”, escritas por el yerno de L.D. Trotsky, M.S. Nevelson, y A.E. Papirmeister. A ellos se sumaron F.N. Dingelshtedt y V.B. Eltsin, respetados en los círculos de la Oposición, así como F.P. Sasorov, un economista agrario de Siberia. Una peculiaridad de las opiniones de este grupo era el deseo de la restauración total de la NEP, de las relaciones de mercado con el campesinado. Según su opinión, la reforma del sistema de partido-Estado debería tener un carácter más profundo que lo que sugerían las “Tesis de los 3” [29].
Los representantes de ambos grupos publicaban sus artículos en la revista manuscrita del “Colectivo Bolchevique-Leninista de Verjneuralsk”, que salía cada uno o dos meses y se llamaba primero “Cuadernos para el presente” y luego “La verdad tras las rejas” [30]. Su consejo de redacción estaba formado por dos representantes del primer grupo y uno del segundo. Las revistas de la cárcel consistían en conjuntos de entre 10 y 20 cuadernos, que contenían uno o varios artículos. Se publicaban por triplicado, uno por cada ala de la prisión: la norte, la suroeste y la sureste [31]. La publicación de este tipo de revistas por parte de los presos políticos era la continuación de una antigua tradición carcelaria establecida en la época prerrevolucionaria y que se mantuvo en la década de 1920.
En los años 1930 y 1931, otra tendencia fue tomando forma dentro del Colectivo bolchevique-leninista, formado por representantes de un grupo que publicaba la revista “Bolchevique militante” (G. A. Kvachadze, V. I. Reshetnichenko, O. I. Pushas y otros), y el “Grupo de los 30” (N. P. Gorlov, V. G. Densov y otros). Divergían de la mayoría de los trotskistas en sus puntos de vista sobre la naturaleza y los métodos de las reformas necesarias en el país, ya que consideraban que la posición de la mayoría no era lo suficientemente radical. En la primavera de 1931, sus diferencias se agudizaron hasta tal punto que llevaron a una escisión y a la formación de su propia organización, el Colectivo de Bolcheviques-Leninistas (de Izquierda), que empezó a publicar la revista Por la revolución permanente.
En el “Colectivo de bolcheviques-leninistas de Verjneuralsk (Mayoría)” también hubo intensos debates internos, que condujeron a una nueva división. En 1932 se formó un “Grupo de los 23”, que elaboró su propio proyecto de tesis programáticas y comenzó a publicar una nueva revista manuscrita. Fueron los materiales de este grupo los que constituyeron el grueso de los documentos de los cuadernos de la cárcel política de Verjneuralsk descubiertos en 2018. La información que contienen sugiere que una parte de los líderes del Grupo de los 23 fueron recluidos en una celda del primer piso del ala norte de la prisión.
Los manuscritos de los cuadernos de Verjneuralsk, que constituyen un archivo único en su género del Grupo de los 23, son en su mayoría “digestos” caseros (aunque hay textos escritos en hojas separadas). Se utilizaron las cubiertas de las publicaciones soviéticas como tapas. Debido a las condiciones específicas en que permanecieron guardados, algunos de los manuscritos estaban muy dañados, por lo que, de los aproximadamente 35 documentos, solo se pudieron descifrar 31, que se publican en la presente colección.
El corpus de los cuadernos de Verjneuralsk comprende documentos de varios tipos. El subcorpus central son las tesis “La crisis de la revolución y las tareas del proletariado”, firmadas por veintitrés bolcheviques-leninistas. Fueron redactadas en julio de 1932 y sometidas a discusión general en el “colectivo mayoritario”. Las tesis constaban de once secciones / cuadernos, dedicados a las cuestiones clave de la vida política y económica de la URSS y del movimiento comunista internacional (en los documentos hallados faltan dos secciones: sobre la evolución de las relaciones de clase en la URSS y en el Partido, y un apéndice sobre la historia de la elaboración del documento político colectivo).
Las tesis caracterizan la política económica de Stalin durante el período del Primer Plan Quinquenal como un intento de realizar en el menor tiempo posible (“a tercera velocidad”) el proyecto deliberadamente utópico del “socialismo en un solo país”. El voluntarismo burocrático y la búsqueda de la autarquía económica generaron una acumulación de contradicciones y desequilibrios que condenaron al país a la crisis crónica, las privaciones y el hambre. Se logra un crecimiento industrial inestable y desequilibrado a costa de despilfarrar los recursos y ejerciendo una presión extrema sobre el proletariado, al que se priva de sus derechos más elementales. La colectivización forzosa sobre una base material y técnica primitiva conduce a la ruina del campo y al declive de la agricultura. De ahí que se llegara a la conclusión de la necesidad de un cambio radical en el curso socioeconómico, para adecuarlo a las posibilidades objetivas de la construcción socialista y a los intereses de los trabajadores. Las tesis se centraban en la transición del ritmo “máximo” de industrialización al óptimo; el abandono de la autarquía; la redistribución de los recursos para aumentar los salarios de los trabajadores; el fin de la colectivización forzosa y la restauración de las relaciones con el campesinado en los términos de la NEP, predominantemente mercantiles.
En lo político, los autores de las tesis seguían pensando en una reforma democrática del sistema político existente, aunque conservando su carácter unipartidista. Sin embargo, la reforma del partido ya no era entendida como una reorganización del PCUS existente, que la oposición consideraba prácticamente destruido, sino como una recreación del Partido Comunista sobre la base del movimiento de los “bolcheviques-leninistas”. En la lucha contra la burocracia gobernante por las reformas se pretendía utilizar todos los “métodos desarrollados por la experiencia previa del movimiento obrero, desde las protestas organizadas hasta las manifestaciones, huelgas, etc.”.
Al parecer, las tesis no obtuvieron un apoyo total en la “discusión plenaria del colectivo”, por lo que a principios de 1933 el “Grupo de los 23” se constituyó como organización independiente que comenzó a publicar su propia revista, El bolchevique-leninista. El material de los cuadernos da a entender que los partidarios del grupo se retiraron posteriormente del “colectivo mayoritario”, formando una facción separada dentro del “sector comunista” [32]. Las posiciones del “Grupo de los 23” y del “Colectivo bolchevique-leninista (de izquierda)” fueron convergiendo gradualmente, y se celebraron negociaciones entre ellos para formar un bloque.
Otro importante subcorpus de los cuadernos son los materiales de la revista manuscrita “El bolchevique-leninista”. Entre los documentos encontrados hay partes de cuatro números de esta revista correspondientes a 1933: nº 1 (marzo), nº 2 (abril), nº 3 (agosto) y nº 4 (noviembre-diciembre). También hay un editorial titulado “La situación en el país y las tareas de los bolcheviques-leninistas” en el número de diciembre de 1932 de la revista general del colectivo mayoritario PZR (“La verdad tras las rejas”) que, sin embargo, solo está firmado por los miembros de la redacción alojados en el ala norte de la cárcel, y retrata las profundas diferencias de opinión en la “antigua composición” de la redacción. Es probable que esta parte de la redacción perteneciera al Grupo de los 23, que formó el núcleo de la redacción de la nueva revista “El bolchevique-leninista” y comenzó a publicarla en lugar de “La verdad tras las rejas” (esto lo atestigua también la presencia de una numeración no solo anual, sino también continua en la nueva revista, señalando su continuidad con la antigua PZR).
La estructura de las ediciones del “Bolchevique-leninista” puede verse en el contenido del cuarto número. Incluía secciones sobre política y economía, cuestiones de teoría y artículos de debate individual y colectivo. Al igual que otras ediciones de los presos de Verjneuralsk, el “Bolchevique-leninista” consistía en un conjunto de cuadernos de 15 x 11 cm hechos por ellos mismos. En la portada del nº 4 hay una inscripción a lápiz, que muestra el itinerario del paso de la revista por las celdas: “Itinerario: celda 20, celda 21, celda 23 y de vuelta a la celda 24”.
Además de los materiales incluidos en varios números del Bolchevique-leninista, los cuadernos contienen artículos independientes de carácter analítico y polémico, un registro de una de las intervenciones en una reunión del grupo de esparcimiento del ala sudeste de la prisión, y proyectos de resolución sobre diversas cuestiones. La temática de estos textos muestra qué temas ocupaban el centro de atención y eran objeto de debate entre los presos de la Oposición. Incluyen un análisis de la política económica estatal durante el período del Primer Plan Quinquenal, el desarrollo de su propio programa económico en el campo de la industria y la agricultura, las perspectivas de restablecimiento de la “NEP leninista”, evaluaciones de la situación de la clase obrera, análisis de la naturaleza social del Estado soviético y de la burocracia que gobernante, la estrategia y la táctica de la lucha política, problemas del movimiento comunista internacional (especialmente en relación con el ascenso del peligro nazi y la llegada al poder en Alemania), cuestiones teóricas (relacionadas principalmente con la teoría trotskista de la revolución permanente, que los bolcheviques-leninistas contraponían a la doctrina del “socialismo nacional” de Stalin).
Por último, el conjunto de documentos de los cuadernos de Verjneuralsk incluye cartas en las que se destaca, entre otras cosas, el proceso de trabajo colectivo para preparar la publicación del “Bolchevique-leninista”, así como listas de diversos documentos de la Oposición y de los libros y revistas a disposición de los presos.
Según el testimonio de Ciliga, la administración de la prisión suministraba papel y tinta a los presos, pero cada dos meses se realizaba una requisa completa en la cárcel y se confiscaba todo el material manuscrito que se encontraba. Ciliga creía que esto se hacía a propósito: “Los dirigentes de la GPU y del Partido consideraban nuestros materiales y artículos una fuente de información sobre la opinión pública y la mentalidad del país. Por eso toleraban e incluso alentaban nuestra libertad de expresión”. Pero no todo caía en las manos de la GPU: previendo las requisas, los presos escondían los documentos más importantes en “lugares seguros” [33]. Los escondites estaban tan bien organizados que uno de ellos recién pudo descubrirse en una prisión aún en funcionamiento ¡85 años más tarde!
Se desconoce la composición exacta del “Grupo de los 23”, al que pertenecían la mayoría de los autores de los cuadernos (no se ha encontrado ninguna lista de quienes suscribían en 1932 las tesis “La crisis de la revolución y las tareas del proletariado”) pero, al parecer, se formó sobre la base del colectivo trotskista original, cuya posición reflejaba las “Tesis de los 2” de 1930. Un papel importante en el grupo lo desempeñaron los hermanos Aron, Pável y Samuel Papirmeister, autores de varios documentos de los cuadernos, incluidos artículos en la revista Bolchevique-leninista. Todos ellos ingresaron en el Partido Bolchevique durante la Guerra Civil y se dedicaron al trabajo del partido. Aron y Pável obtuvieron títulos en universidades comunistas y luego enseñaron en ellas. Eran jóvenes miembros de la nueva intelligentsia comunista, ideólogos bolcheviques cuyas ideas sobre los fundamentos teóricos y los métodos prácticos de la construcción del socialismo divergían significativamente de las de Stalin. En las discusiones de los borradores de los documentos del Grupo de los 23 participó, asimismo, el cuarto de los hermanos Papirmeister, Lev, quien también se encontraba en la cárcel de Verjneuralsk (el quinto hermano, Abram, uno de los líderes bolcheviques de Izhevsk, había sido asesinado en 1918 durante la Guerra Civil). Los cuatro hermanos, después de ser expulsados del partido, participaron activamente en las actividades de grupos de oposición clandestinos y arribaron a la cárcel de Verjneuralsk tras su arresto en 1929-1930.
Otros dos líderes del Grupo de los 23, Viktor Eltsin y Fiódor Dingelshtedt, también pertenecían a las filas de los intelectuales comunistas. Ambos eran bolcheviques anteriores a Octubre. Dingelshtedt, de 42 años, era uno de los más veteranos de los bolcheviques-leninistas encarcelados, ya que se afilió al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en 1910, y en 1917 fue miembro del Comité de San Petersburgo del Partido Bolchevique, dirigiendo la agitación entre los marineros de Kronstadt. Durante la Guerra Civil, él y Eltsin ocuparon cargos militares y políticos en el Ejército Rojo y se dedicaron al trabajo del Partido. En los años veinte se graduaron en el Instituto de Profesores Rojos y enseñaron en la Universidad Comunista de los Trabajadores del Este. Dingelshtedt, ingeniero de montes y profesor universitario, llegó a ser rector del Instituto Forestal de Leningrado; Eltsin trabajó en la Editorial Estatal, editó las obras completas de L.D. Trotsky y fue su secretario en el Comité Principal de Concesiones. A partir de 1923, Eltsin y Dingelshtedt pertenecieron a la Oposición de Izquierda al interior del Partido, fueron expulsados del PCUS (b) en 1927 y en 1928 enviados al exilio. Allí intentaron continuar su labor de oposición y, al cabo de un tiempo, la OGPU sustituyó su exilio por penas de prisión en la cárcel política.
Es difícil identificar a los autores de los artículos del Bolchevique-leninista y otros materiales de los cuadernos, ya que la mayoría son de carácter editorial o están firmados con iniciales y seudónimos. No obstante, los documentos (en primer lugar, la lista de 30 personas que suscribieron el documento “El golpe fascista en Alemania”, el 1° de abril de 1933) permitieron recolectar información biográfica básica sobre los 43 oposicionistas encarcelados mencionados en los cuadernos (las referencias a los mismos figuran en el apéndice de esta recopilación). Estos datos nos permiten hacernos una idea de lo que constituía el principal activo de la Oposición bolchevique-leninista entre finales de los años veinte y comienzos de los treinta. Por regla general, se trataba de varones, de unos 30 años, muchos de los cuales habían luchado en la Guerra Civil, Muchos de ellos tenían experiencia de trabajo en el Partido, la Juventud Comunista y los sindicatos, habían estudiado en colegios y escuelas sindicales, y entre ellos había varios obreros.
En 1932-1933, la mayoría de los presos comunistas habían cumplido sus condenas de tres años de prisión. La OGPU no iba a ponerlos en libertad. En lugar de ser liberados, empezaron a recibir una prórroga de sus condenas por dos años más. Esto provocó una indignación general en la cárcel, y en la primavera de 1933 se decidió responder a la prórroga con una huelga de hambre.
Tras recibir información sobre la huelga de hambre, la OGPU intentó fragmentar al “sector comunista” de la cárcel de Verjneuralsk, trasladando a casi la mitad de sus miembros a otros centros penitenciarios: los de Suzdal y Yaroslavl. Sin embargo, los prisioneros acordaron iniciar una huelga de hambre en varios centros de detención en forma simultánea: en 1933, las demandas presentadas incluían el fin de los “recargos” a las condenas y la liberación inmediata de todos aquellos cuyo período inicial de pena había terminado. Como informó a Stalin el vicepresidente primero de la OGPU, G.G. Yagoda, la huelga de hambre era una acción política con el objetivo de “movilizar la atención del proletariado hacia el insoportable régimen político del país” [34]. Para informar a la opinión pública sobre la huelga de hambre en la cárcel de Verjneuralsk, se redactó un llamado: “A todos los comunistas revolucionarios de la URSS y del extranjero”, que debía distribuirse con la ayuda de los exiliados.
La huelga de hambre comenzó el 13 de diciembre de 1933. Según la OGPU, 100 reclusos de la cárcel de Verjneuralsk, 26 de la de Yaroslavl y 11 de la de Suzdal participaron en la huelga de hambre [35]. El séptimo día de la protesta, los participantes fueron sometidos a alimentación forzada para reprimir la huelga de hambre. El bolchevique-leninista A.Tarov dejó una descripción de estos hechos: “Fue un espectáculo inaudito, hubo peleas desesperadas entre los guardias y los huelguistas. Por supuesto, estos últimos fueron apaleados de forma ignominiosa. Exhaustos, nos alimentaron a la fuerza mediante surtidores, a través de la garganta. El maltrato era indescriptible: nos metían tubos de goma gruesos en la garganta, se nos arrastraba a los hambrientos a la “cámara de alimentación” como si fuéramos perros muertos”. Varios huelguistas intentaron suicidarse. En estas condiciones, la huelga de hambre, que duró quince días, fue levantada por el comité de huelga [36].
Durante la huelga de hambre e inmediatamente después de ella, una treintena de los manifestantes más activos, incluidos los miembros de la comisión que encabezó la huelga de hambre (los bolcheviques-leninistas F.N. Dingelshtedt, I.S. Kraskin y el decista A.I. Slitinsky) fueron enviados desde Verjneuralsk a otros campos de detención y concentración: Belbaltlag en Solovkí y el campo de Ujtá-Pechora en la región de Komi [37]. Los oposicionistas restantes fueron trasladados gradualmente de la cárcel al exilio, donde, entre 1934 y 1936, fueron detenidos uno a uno y enviados de nuevo a los campos del Gulag. En su lugar, la cárcel de Verjneuralsk se llenó de gente nueva que hacía tiempo que se había alejado de la oposición y había sido condenada en diversos “casos”, falsificados por la seguridad del Estado (como G. E. Zinóviev, L. B. Kámenev, etc.). Ellos, que se consideraban fieles partidarios de la “línea general” del PCUS (b), se comportaban en el pabellón de aislamiento de forma muy diferente a los oposicionistas “desarmados”: no mantenían discusiones políticas ni intentaban organizar ningún tipo de protestas. Como consecuencia, el régimen en la cárcel de Verjneuralsk empeoró, acercándose al nivel de una prisión normal, y en noviembre de 1935 todas las cárceles políticas soviéticas, incluida Verjneuralsk, fueron transformadas en “prisiones especiales del NKVD” [38] sin rastro alguno de un “régimen político”.
Así, a principios de la década de 1930, las cárceles políticas soviéticas, de las que Verjneuralsk era la más importante, constituían un fenómeno único: la oposición política que había sido destruida en el país seguía viviendo y desarrollándose tras sus muros y rejas. Los miembros de la oposición comunista las caracterizaban como una especie de universidades donde se formaron cuadros de oposicionistas al régimen estalinista [39]. Antes Ciliga escribió sobre la prisión política de Verjneuralsk: “En condiciones en las que todo el país estaba condenado al silencio o, más exactamente, a la sumisión y la repetición de una ideología oficial claramente falsa, una prisión grande e internamente comunicada demostró ser un laboratorio de ideas, el único lugar para llevar a cabo una investigación sociológica libre” [40]. En las condiciones de un sistema totalitario cada vez más estricto y una represión cada vez mayor en el período previo al Gran Terror, islas de libertad política de pensamiento y resistencia como esas estaban, por supuesto, condenadas a ser aniquiladas.
Los representantes del “sector comunista” de la cárcel de Verjneuralsk, que desarrollaban sus programas y tácticas previendo una crisis sociopolítica y el despliegue de un movimiento obrero de oposición, no consiguieron pasar de la teoría a la práctica. Se enfrentaron definitivamente al estalinismo ya en los campos del Gulag, donde iniciaron protestas y huelgas de hambre entre 1936 y 1937. De los 40 bolcheviques-leninistas mencionados en los cuadernos de Verjneuralsk, 39 fueron ejecutados en el Gulag. Las pruebas de su pensamiento y su lucha fueron destruidas o confinadas en archivos cerrados de la seguridad del Estado. La publicación de los cuadernos de la cárcel política de Verjneuralsk es un paso hacia la recuperación de la memoria de estas personas, que se mantuvieron fieles hasta el final a sus principios y a su propia interpretación alternativa del socialismo.
Traducción de Guillermo Iturbide, dedicada a la memoria de Jorge “Turco” Sobrado y de Pablo Antonini, ambos eslabones más recientes de esta misma historia.