Este jueves 13 de abril el número de manifestantes volvió a mantenerse en niveles elevados, continuando con la masividad del movimiento iniciado hace casi tres meses. Aunque las cifras han bajado, la CGT anunció un millón de manifestantes a nivel nacional y en las principales ciudades los informes de los sindicatos hablan de 400.000 en París, 130.000 en Marsella, 70.000 en Toulouse y 40.000 en Burdeos, la amplitud de la movilización sigue siendo impresionante después de más de 10 jornadas de movilizaciones.
Más allá de los números, la determinación sigue siendo fuerte en las marchas y parece reflejar menos una expectativa en la próxima decisión del Consejo Constitucional (que este viernes 14 de abril define si es legal o no la reforma del sistema jubilatorio), que un deseo persistente de torcerle el brazo a Macron. En París, esto se expresó en particular en la gran movilización de jóvenes convocada por la Interfacultades, que encabezaron la manifestación frente a una multitudinaria marcha de dirigentes sindicales. Varios centenares de jóvenes y estudiantes corearon "constitucional o no, no queremos esta ley", criticando de paso a la dirección de la CFDT (la principal central que viene ensayando todas las formas posibles para abandonar la lucha), que ya adelantó que va a reconocer la decisión del Consejo Constitucional, que es muy probable que valide lo esencial de la reforma.
"Nos manifestamos frente a la CFDT porque iremos hasta la retirada" (de la reforma de las pensiones. N de T.), dijo Ariane Anemoyannis, estudiante y activista de "Poing Levé" en Paris 1, desde la procesión:
Por la mañana de este último jueves, los recolectores de residuos parisinos reanudaron la huelga. Esos trabajadores, junto a sus simpatizantes, estaban presentes en las distintas plantas de tratamiento de residuos. Por su parte, los ferroviarios y los trabajadores de la RATP (la empresa pública que gestiona la red de metro de París) invadieron la sede de Louis Vuitton, propiedad del multimillonario Bernard Arnault. Signos del ambiente encendido por la rabia, que también se expresa en huelgas salariales, a pesar de que los índices de paro están mermando a escala nacional, no por la falta de voluntad de lucha de trabajadoras y trabajadores (que estos meses vinieron dando muestra de ella), sino más bien por la política de las direcciones sindicales que se detuvo en el llamado a medidas aisladas, sin unificar ni generalizar la lucha, ampliando las demandas por ejemplo.
Gobierno desesperado: reprime y rodea el Consejo Constitucional con la Policía
Una de las imágenes de este jueves, fue sin duda la de los cientos de gendarmes apostados frente al Consejo Constitucional durante el paso de la manifestación parisina. Una escena que simbolizó para muchos manifestantes la fragilidad de un régimen obligado a atrincherar sus instituciones.
Una Policía que se lanzó a la ofensiva contra los manifestantes en muchas ciudades, sacando cañones de agua en Lille, Nantes y Rennes, gaseando y apaleando a los manifestantes. En Lyon, un periodista de Actu.fr fue violentamente golpeado durante una carga policial, al igual que muchos manifestantes en todo el país.
En el mismo sentido, la decisión tomada por Gérald Darmanin -el ministro del interior- de prohibir que las movilizaciones de este viernes pasen cerca del Consejo Constitucional, muestra el temor del Gobierno a que la movilización continúe.
La intersindical sigue sin proponer ninguna alternativa para la continuación del movimiento.
Como era de esperar, a lo largo de este jueves, la cuestión de la continuidad del movimiento se planteó de forma candente en las movilizaciones. A este problema (que hace a las vías para que la lucha tenga perspectiva de triunfo), la intersindical responde esperando una deliberación de un Consejo Constitucional que seguramente validará lo esencial de la reforma. Ya ni siquiera hay una fecha de movilización para antes del 1 de mayo.
El máximo dirigente de la CFDT, Laurent Berger, lleva varios días insinuando que pronto abandonaría el movimiento, explicando que "no se trata de impugnar la legitimidad del Consejo Constitucional" y que "la CFDT no seguirá movilizándose seis meses por esta reforma de las pensiones". Por su parte, Sophie Binet, la nueva Secretaria General de la CGT, afirmó en la manifestación de París que la jornada de este viernes no es una "última resistencia" (a la reforma N. de T.), pero no dijo nada sobre la continuidad de la lucha. La dirigente de la CGT también sostiene -de forma impotente- la esperanza de que una censura, aunque sea parcial, obligue a Macron a no promulgar su proyecto de ley.
Ante esta pasividad que prepara de hecho el fin del movimiento, este viernes 14 de abril, será un momento crucial en el movimiento que comenzó el 19 de enero. Ya se han convocado concentraciones en toda Francia ante las gobernaciones e intendencias para volver a rechazar la reforma de Macron. En París, el movimiento juvenil y estudiantil convoca una manifestación, a la tarde temprano, desde la estación de Saint-Lazare.
Estas movilizaciones, en las que el movimiento intersindical no ha participado directamente, deben ser la ocasión de continuar la lucha. No para alimentar la vana esperanza de una decisión favorable del Consejo Constitucional, sino para plantear la cuestión de otra estrategia para que el Gobierno retroceda y caiga la reforma jubilatoria. Esto puede lograrse si el movimiento, por medio de la organización independiente puede imponerle a las centrales sindicales una huelga general contra el gobierno.
Traducción y adaptación de artículo original publicado en Révolution Permanente |