Con Alberto Fernández en retirada, pidiendo que hagan una película sobre su vida, el dólar se encuentra en el centro de la escena. Hace sólo 10 días el “blue” cotizaba a $ 400 y este lunes cerró a $ 462, haciendo que la brecha cambiaria con el oficial supere el 105 %. El Gobierno se está quedando sin dólares pese a los grandes beneficios entregados a las multinacionales del campo, haciendo posible que la crisis pueda derivar en una devaluación y agrave aún más la situación social.
Las patronales del campo ya venían mostrando pocas intenciones de liquidar sus granos al nuevo tipo de cambio. El tipo de cambio a $ 300 no les parece suficiente y en el inicio de la tercera semana del programa apenas llevan liquidados US$ 1.390 millones, muy por debajo de los US$ 2.750 millones que se habían liquidado en la primeras ocho ruedas de la versión original del dólar soja, en septiembre pasado.
La sequía, la inflación en ascenso, el estancamiento de la producción y la crisis de deuda externa no son para las grandes empresas del agro una emergencia que las llevé a exportar más, por el contrario ven una oportunidad para bajar las ventas y especular con una devaluación que les permita hacer crecer sus ingresos. El Gobierno esperaba que el nuevo tipo de cambio privilegiado a $ 300 sea bien recibido por los ruralistas, pero ante la inestabilidad, agravada por la cercanía de las elecciones, los agroexportadores están apostando por una crisis de reservas internacionales en el Banco Central (BCRA).
Massa se encuentra negociando a contra reloj con el Fondo Monetario Internacional un anticipo de los fondos que deberían entrar al país hasta fin de año para intentar ponerle un freno a la corrida. Pero entre este viernes y el martes de la próxima semana se debería pagar US$ 1.300 millones al FMI por intereses y capital del crédito tomado por Mauricio Macri y avalado por el Frente de Todos; algunos analistas afirman que las reservas podrían acercarse a 0 cuando la transferencia sea realizada.
Las apuestas por el dólar
Mientras que la inflación acumuló en el primer trimestre casi 22 %, el contado con liquidación, la forma que eligen las empresas para dolarizarse, había subido 20.6 %; mientras que el dólar MEP apenas le ganaba al incremento de los precios, con una suba de 23,8 %. El dólar blue era el tipo de cambio más rezagado: hasta fines de marzo subía apenas por encima del 11 %, pero con la escalada de los últimos días ya sube más de 33 % en lo que va del año y el techo podría no estar cerca.
Con la crisis que estalló luego de la renuncia de Martín Guzmán, la brecha cambiaria entre el dólar blue y la cotización oficial se elevó hasta el 160 %, una distancia de ese tipo implicaría que en la actualidad supere los $ 570. Pero a diferencia de las otras corridas enfrentadas por este Gobierno, en menos de cuatro meses serán las PASO donde se podrá votar a candidatos como Larreta y Bullrich que proponen liberar el cepo cambiario o Milei que hace campaña por una dolarización. Con esas posibilidades en el horizonte las posibilidades de que la situación se vaya de control son mayores.
El poder sobre el comercio exterior está concentrado en un puñado de empresas, entre las principales se encuentran: Cofco (China), Cargill (EEUU), ADM-Toepfer (EEUU), AGD (Argentina), Viterra (Glencore, Suiza). Estos grupos que vienen de realizar ganancias multimillonarias están utilizando sus privilegios para mejorar aún más sus condiciones a costa de empeorar las condiciones de vida de la población que ya son críticas, el 40 % se encuentra sumergida en la pobreza. El Gobierno les cede cada vez más con la esperanza de poder llegar a las elecciones sin que la economía estalle.
Las condiciones de vida de 40 millones de personas no pueden depender de los intereses de algunas decenas de empresarios. Establecer un monopolio estatal del comercio exterior permitiría decidir qué se exporta y cuando para poner la producción en función de las necesidades de las grandes mayorías.
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