Las trabajadoras y trabajadores de Uruguay ¿seguiremos esperando el milagro o las próximas elecciones?
En un mundo donde pocos privilegiados se arman el festín a costa de los muchos trabajadores y trabajadoras precarizadas, ¿hasta cuándo la pasiva espera de les dirigentes de nuestra clase? ¿De qué sirve una convención obrera donde se concentran millones de asalariades si no se arma un plan de lucha para un cambio de sociedad para una vida digna de cada mano de obra del país?
Mientras la mayoría de les trabajadores empiezan el año con disconformidad por los bajos salarios por debajo de las subas de comestibles, útiles, ropa y vivienda, el Estado se empeña en hacer del Uruguay un país turístico para millonarios. Hasta que llega el último ciclista, no se ve la verdadera crisis social que hay y la cantidad de personas por debajo del índice de pobreza.
¿"La izquierda" tiene un programa de lucha para conquistar las demandas de sus representades, o se demostrará una vez más que no es la fuerza que necesitamos?
No hay muestras de que la izquierda en Uruguay se digne a tomar las banderas de nuestra clase. Ni siquiera a 50 años de la dictadura podemos compararnos con aquellas luchadoras y luchadores que sí querían cambiar toda la estructura de la sociedad de desigualdades.
Los progresismos, con el discurso superador en marketing pero corto en el contenido y bien de conciliación de clases, retrocedieron nuestras conquistas no solo de mejoras laborales sino también de ideas y de herramientas para conseguir la emancipación de explotades por la patronal y el Estado opresor.
La única propuesta continua es de "volveremos”. Vuelven, pero avalando todas las reformas impuestas desde el día 1 de ser elegida la Coalición. No se vio a nadie de la oposición luchando contra la policía represora dentro y fuera del Pit-Cnt. No se vio a nadie enfrentando consecuentemente los efectos de una Pandemia también utilizada por el negocio, real, pero puesta al servicio de la ganancia inescrupulosa de las corporaciones farmacéuticas, laboratorios y los gobiernos de turno comprando PCR hasta cuando ya no había más COVID o habían bajado los casos. ¿En serio todavía se espera el milagro?
¿Acaso el impacto social de la precarización no les toca las puertas?
Si tuvo la dicha de que no, nos alegramos, pero hoy en día está de moda una palabra muy bonita llamada empatía, y hay que empezar a organizarse para que todas las personas de nuestro país y el mundo puedan acceder a las necesidades básicas tan siquiera.
La igualdad de Derechos hace la vida más digna y menos egoísta. Que algunos/as no lleguemos a fin de mes es responsabilidad de los supuestos dirigentes. Dirigentes qué no organizan la resistencia a estos planes neoliberales, y menos aún construyen una organización revolucionaria de nuestra clase.
¡Basta de naturalizar el oportunismo de burócratas! Que usan fechas como el 8 de marzo para promocionar sus futuras candidaturas "anticapitalistas y anti patriarcales" cuando sabemos que hacen llorar a compañeras en las asambleas, las ningunean por sus opiniones, por sus demandas y siguen siendo reformistas y les encanta el escalón piramidal de género.
Solo confiando en nuestras propias fuerzas conseguiremos que nuevos dirigentes y dirigentas tengan la consecuencia diaria de levantar nuestras banderas de lucha, para que no haya más explotados ni explotadas, y podremos superar el escueto horizonte que nos plantea la izquierda con sus promesas de candidaturas. Esta nueva dirección que debemos construir deberá crear conciencia de que existe un mundo mejor y sociedades más creativas y más parejas que la capitalista neoliberal reformista y parásita que la democracia burguesa. |