El impacto de las actuaciones versátiles, un guión de novela que construye una atmósfera híbrida a través del choque de las palabras, un juego de luces y sonidos combinados con un silencio y una oscuridad ensordecedores que no permiten en ningún momento desviar la mirada por fuera del escenario. Con estos ingredientes se formó Pampa Escarlata, la obra de teatro que con ironía y rudeza trata a su manera del saqueo que dio nacimiento al Estado argentino.
La obra escrita y dirigida por Julián Cnochaert, joven de 26 años egresado de la EMAD y estudiante de la carrera de Letras en la UBA, además de contar con un equipo extraordinario de actrices y actores como Lucía Adúriz, que encarna a Mildred Warren, Pablo Bronstein como el profesor Woodcock y Carolina Llargues como Isidra, ganó el Premio Óperas Primas del Centro Cultural Rojas. En ella, Mildred es una muchacha inglesa del siglo XIX que estudia pintura pero no logra complacer al profesor Woodcock que no ve en ella ninguna emoción para el arte. Por este motivo, ella busca su inspiración bajo cualquier costo.
Todo cambia cuando Isidra, la sirvienta criolla de la casa inglesa irrumpe en escena. Isidra ve angustiada a Mildred por su falta de inspiración, por lo que le entrega algo suyo, algo propio que aprendió de sus ancestros en su tierra, algo de la Pampa húmeda; algo escarlata. A partir de ese momento, la inglesa se vuelve adicta a ese secreto pampeano.
Así, para alcanzar su máxima riqueza artística, Mildred necesita servirse de la otra. Necesita del cuerpo de Isidra, necesita de su infancia, de sus paisajes, de sus pastizales, de su tierra porque es lo que la ayudará a convertirse en una elegante pintora de sociedad. La trama aborda la temática de la apropiación cultural desde el punto de vista de que los símbolos que construyen la identidad argentina desde su fundación surgen desde una configuración exterior, europea, aristocrática. Resuenan los nombres de Ángel Della Valle, Eduardo Sívori y Prilidiano Pueyrredón, todos pintores argentinos que venían de familias patricias y viajaron a Europa. Los que aportaron, sobre todo en la década de 1880, a forjar una identidad nacional.
La imagen que constituyen estos pintores es en ocasiones el paisaje llano, tranquilo, pero vacío; el desierto. Otras veces figura ese rival oriundo de estas tierras, incontrolable como una maleza, maltratador de niñas blancas; el indio. La pampa aparece vacía donde antes vivían infinidad de personas y los pueblos originarios aparecen como verdaderos delincuentes a los cuales disciplinar, cuando son ellos los nativos a los que les saquearon todo. Es decir, en los cuadros de estos artistas aparece aquello y a aquellos que fueron apropiados a través del fuego y la sangre pero contado desde esa perspectiva patricia. Lo que choca de la obra es que es eso lo que se pone en cuestión.
Consultado por la actualidad de los debates sobre la constitución cultural de la identidad nacional, Julián Cnochaert nos responde: “Todo debate que tenga una tradición artística, o más específicamente literaria, puede ser actual en tanto suscite algo hoy. Eso que se suscita puede ir desde una simple curiosidad hasta iluminaciones profundas en el sujeto que hace una lectura individual a puertas cerradas y para sus adentros. Y, por supuesto, puede ser actual al incitar una discusión en la contemporaneidad. Eso es un poco lo que me sucedió a mí en principio: interesarme por una tradición literaria de la que yo ignoraba bastante, la de la literatura argentina del siglo XIX, para luego empezar a investigar sobre cómo se utilizó políticamente esa literatura para producir modelos de país”. “El caso de Martín Fierro es particularmente interesante: es nuestro poema épico nacional y se lo han apropiado tanto sectores del conservadurismo más reaccionario como sectores progresistas, aunque siempre con una voluntad de construir el ser nacional, ya sea atravesados por el rechazo o por la adopción de ese modelo. Mucho de lo argentino se sitúa en ese “entre”, en esas contradicciones. Es inasible. Argentina no ha producido un “Sueño Argentino” tan contundente y abarcador como el American Dream en Estados Unidos, por ejemplo. Los mitos argentinos son más polares”, afirma.
Es que en la constitución de esa identidad conviven desde Sarmiento los elementos que se formatean desde una mirada burguesa, blanca y agropecuaria: “la civilización” (es decir ellos mismos y lo que viene de Europa) Y la “barbarie” (como denomina a los pueblos originarios). La obra trabaja de manera detallada esta operación. Allí coexiste un castellano con acento inglés y una lengua criolla que cada vez se apodera más de la escena en la medida que sirve como recurso natural para una extracción descarnizada.
La novela europea del siglo XIX, en ese sentido, es uno de los grandes cimientos de la literatura argentina, como en el Facundo de Sarmiento. Pero en Pampa Escarlata esto tiene una vuelta de tuerca. Sobre qué inspiró a escribirla, el director y guionista dice que “la temática de la obra surge por un deseo de investigar desde la escritura el universo y el léxico de las novelas decimonónicas inglesas, en especial las escritas por autoras mujeres como Jane Austen, las hermanas Brontë, e incluso Mary Shelly con su Frankenstein, también tomando en cuenta la cuestión de la traducción y la inserción de cierto corpus de palabras en el español: cordel, doncella, jolgorio, brizna, institutriz, lóbrego... palabras características de esa época que están muy lejos de nuestro cotidiano, si bien pueden ser reconocibles para gran parte del público”.
Como uno de los ingredientes claves para que se desaten los momentos de mayor tensión de la obra, el director destaca que “esas novelas portan una enorme intensidad emocional y un detallismo psicológico que me parecía que podía ser muy nutricio a la hora de proponer situaciones de actuación muy altas en su energía. Los personajes de estas novelas atraviesan arrebatamientos y fuerzas que impulsan sus conductas, sus impresiones y sus juicios que me interesaba trasladar al decir y al comportamiento de los personajes de mi obra”. Esos arrebatos de energía son los que ponen a funcionar a los personajes y los que construyen el contagio y el choque mutuo entre las distintas culturas.
Ficha de la obra:
Pampa Escarlata
Ganadora de la convocatoria Óperas Primas del Centro Cultural Rojas (UBA)
NOMINADA a los PREMIOS TRINIDAD GUEVARA 2021
Lucía Adúriz (Revelación Femenina)
Julián Cnochaert (Revelación Masculina)
CUARTA TEMPORADA
VIERNES 22:30 H - TEATRO EL EXTRANJERO (VALENTÍN GÓMEZ 3378)
Entradas por Alternativa Teatral
Autoría: Julián Cnochaert
Actúan: Lucía Adúriz, Pablo Bronstein, Carolina Llargues
Diseño de vestuario: Paola Delgado
Diseño de escenografía: Cecilia Zuvialde
Diseño De Sonido: Cecilia Castro
Diseño De Iluminación: Ricardo Sica
Fotografía: Marianela Muniz
Asistencia de dirección: Lucía Gusmán (Luchitron)
Prensa: Carolina Stegmayer
Producción: Carolina Stegmayer
Dirección: Julián Cnochaert