Jorge Belarmino fue activista sindical de los años de 1970, escritor, periodista, historiador, pero sobre todo una persona de muy buen humor. Falleció el día 1 de enero de 2023. Su eterno amigo Paco Taibo II lo inmortalizó en su obra El regreso de la verdadera araña: Belarmino fue retratado viajando en los chimecos en el barrio de Ecatepec entre protestas y mítines. A diferencia de su amigo creador de Belascoaran Shayne, “Belar” se mantuvo independiente de la 4 Transformación. ¿Qué podemos aprender de su obra San Ecatepec de los obreros? Valga la pena este 1 de mayo recordar y poner en contexto su libro sobre Ecatepec.
Sobre la invisible clase obrera
Pedro Salmerón, intelectual de la 4T, escribió una nueva antología breve de la revolución mexicana, Historia Breve de la Revolución en México, que dedica, sin más, unas 3 páginas al Partido Liberal Mexicano dirigido por los hermanos Flores Magón. En el fondo, aunque recién se publicó una nueva biografía de Ricardo, de Claudio Lomnitz, con el Regreso del camarada Flores Magón, la historiografía de la Revolución de 1910 insiste en los tópicos del caudillismo. Un ejemplo de ello es la obra de Salmerón que, al ser orgánico de Morena, invisibiliza a la clase obrera mexicana en la revolución de 1910. Lo mismo sucede con los años sesenta y setenta en la memorialística de los tiempos. En México en los años sesenta y setenta vivimos un periodo cruento de enfrentamiento entre estudiantes radicalizados, campesinos pobres, movimientos armados en la sierra y las ciudades, la emergencia de las revistas de izquierda contra el régimen político del PRI.
Consideramos que hay por lo menos 4 tópicos para comprender el 68 en México en términos historiográficos. Existieron el juvenilismo estudianil (González de Alba, Alvarez Garín), el de la guerra sucia (Sergio Aguayo con La Charola), de la cultura rebelde (Volpi, Imaginación al poder) y el de la guerrilla urbana y rural (Guerra en el paraíso de Montemayor) pero existe un hoyo negro, un vacío, para la historia de la clase obrera y sus luchas en los años 1970. Dado que existen muchos estudios sobre los tres primeros casos abordaremos el último para hacer un contrapunto con el problema que queremos plantear.
En el caso de los estudios de guerrilla urbana y rural la obra clave es la de Carlos Montemayor. El autor de Guerra en el paraíso, que narra la vida de Lucio Cabañas, escribió un documento altamente citado entre las principales academias de historia del país. La obra titulada La guerrilla recurrente sostiene que en México la recurrencia de la historia es el surgimiento de movimientos guerrilleros. De Lucio Cabañas a Genaro Vázquez, Montemayor, sostiene que la historia del país puede sólo entenderse a raíz de los movimientos armados. En un sentido parecido la principal historiadora de los movimientos armados Laura Castellanos en México Armado analiza la efervescencia del movimiento guerrillero en México. Del MAR a la L23S pasando por el “Asalto al cielo” este libro constituye un texto que analiza la historia de la guerrilla en México. Además de estas obras es un lugar común que en México los años sesenta y setenta estuvieron marcados fundamentalmente por movimientos armados rurales (los cívicos de Genaro y los pobres de Lucio Cabañas) y urbanos con la L23 de Septiembre.
Aún más. Para autores setentistas el movimiento de mayor influencia en el movimiento obrero fue la L23 de Septiembre. La Tesis de la Universidad fábrica del foquismo urbano justificó en intento de insurrección entre los trabajadores de implantación (obreros agrícolas) de Culiacán en 1974 en Sinaloa que culminó en un abierto fracaso con la participación de algunos cientos expropiando tierras. Esta acción, llamada “el asalto al cielo” fue el inicio del fin de la organización armada. La LC23S participó en la insurgencia obrera de Ecatepec con métodos contrarios a la tradición del movimiento obrero y hubo casos, como el de la Modelo, que obligó a los obreros a repudiar los ataques de la LC23S. Eso lo contó en innumerables ocasiones “Belar”.
De conjunto, en síntesis, la mayoría de los historiadores, la academia y los analistas de los años setenta insisten en invisibilizar al sujeto clase obrera. Aunque parezca insólito uno de los principales autores del trotskismo en México, Manuel Aguilar Mora, en su balance político intelectual del 68 al 89 (Las huellas del porvenir) dedicó, correctamente un capítulo a la fundación de la LOM, GCI y a la fundación del PRT y la delimitación de la corriente cardenista pero desde nuestro punto de vista falta una reflexión en torno a las luchas obreras de los años 1970. Resulta pues necesario la lectura y relectura de Belarmino y su San Ecatepec de los Obreros.
La importancia de San Ecatepec
Los años sesenta y sesenta no fueron sólo movimiento estudiantil y juvenil, guerrilla rural y urbana, poetas infrarrealistas y cultura radical. Tampoco fueron sólo revistas de intelectuales de izquierda como Punto crítico, Cuadernos Políticos en la que escribía Bolívar Echeverría o Coyoacán de Adolfo Gilly, también Crítica de la Economía Política. En México existieron importantes luchas obreras. Los obreros que cursaban clase en el CCH se ponían en contacto con los intelectuales de izquierda y en algunas ocasiones se organizaban en común. Ese fenómeno se expresó bastante avanzado en Ecatepec. Ensayo sobre un proletariado sin cabeza de José Revueltas era “fondo del aire”, como el ensayo marxista más importante del país, de un cambio profundo dentro de la situación política del país y que también se expresaba en el movimiento obrero.
Son pocos los textos de historia de lucha obrera y de memoria de resistencia escrita sobre los años 1970. Luis K. Fong, años después de la insurgencia de los años sesenta escribió El Alacrane que cuenta la proletarización y las peripecias del Partido Revolucionario de las y los Trabajadores en la frontera. Es una obra peculiar: “Después de mucho pensarlo, pensamos que la mejor manera de que nuestro Alacrane (publicación escrita por militantes del PRT en Cd. Juárez) era estar ahí a la brava. Que fuéramos y repartiéramos 200 en la mera puerta de la fábrica, así tejiendo una red”. [1] Pero no hay mucho más escrito. Son los espartaquistas de José Revueltas quienes estuvieron más cerca de la insurgencia obrera de los años 1970. Pocas son las obras que expliquen en México que también puede entenderse el país por su movimiento obrero: un movimiento, cuyos ciclos de protesta y subjetividad no son tan avanzados como en Sudamerica ni abrieron procesos revolucionarios como allí (en Argentina las coordinadoras interfabriles o en Chile los cordones industriales o en Brasil en el ABC) pero que invirtiendo la lógica de Montemayor puede explicarnos la historia del país: el movimiento obrero si fue un sujeto recurrente. [2]
La lucha obrera de los años 1970 fue anticipada por el movimiento ferrocarrilero y culmina con la toma de Spicer y el movimiento antiburocrático de Ecatepec. Para este periodo existen fundamentalmente libros de historiadores como Raúl Trejo de la FCPyS de la UNAM que desarrollan algunas cuestiones pero que a raíz de nuevas investigaciones han quedado desactualizados. [3]
Belarmino dejó algunas obras importantes, pero sin duda, para nosotros, su texto más importante es el titulado San Ecatepec de los obreros. Este es un texto muy herético. Escrito al margen de las instituciones académicas y de sus mandamases. Su texto constituye una valiosísima aportación para la historia de la clase obrera de los años 1970. Un texto de memoria, de historia oral, pero también de autobiografía, constituyen una obra de la historia de los setenta a “contrapelo” pensando en términos de lo que Walter Benjamin llamó el verdadero sentido de la historia. El texto dialoga con lo que E. P. Thompson llamó la historia “social” de los de “abajo”. Es una obra más importante de lo que parece. En este texto se retrata la historia de los de abajo, de los silenciados, de los ocultos, los pocos sobrevivientes de las más importantes gestas de lucha de Ecatepec y sus alrededores. La lucha de los trabajadores de Laminadora Kreimerman en contra del cierre de su centro de trabajo, ligada a pequeños combates, como el de los obreros de Trailmobil por un sindicato independiente, el de VISA, el de TOSA, el de la empacadora Bremer, el del rastro de Xalostoc, fueron creando una situación de insurgencia sindical en la región. Señala Belarmino en San Ecatepec de los obreros, huelgas como la de General Electric o la de Kelvinator tuvieron un impacto importante en un proletariado relativamente recién llegado de muchos lugares del país, pero, principalmente, de Hidalgo.
Pequeños balazos de lucha obrera y memoria: “Ahí llegaron como 200 pistoleros. Salieron todos de la empresa Kelvinator y empezaron a repartir madrazos. Aunque los golpes fueron encabezados por Robles Santibañez, fue la FTDF de Gamboa Pascoe la que defendió al día siguiente la acción contra los trabajadores" [4]
Esta Insurgencia Obrera -como fue llamada- llegó a congregar en 5 acciones nacionales a por lo menos 50 mil trabajadores industriales. Según las notas de Belarmino, 16 mil fueron convocadas en Puebla, mil en Tampico, 10 mil en León, 3 mil en Veracruz y a ellas se sumaron locales o regionales del STERM de Galván, la toma de unas 17 secciones de su sindicato por el Movimiento Sindical Ferrocarrilero de Vallejo, y en algunas ciudades la formación de frentes en los cuales la Insurgencia participaba. Una de las huelgas más importantes de la época fue la encabezada por los más de 600 trabajadores del Spicer que en 1975 la sostuvieron por más de 120 días.
Esta lucha tuvo de “todo”, huelgas de hambre, enfrentamiento físico con la patronal y los esquiroles... Para algunos quienes relatan el acontecimiento en la fábrica hubo un “poder obrero” entre el 11 y 15 de agosto es decir una ocupación y una puesta a producir bajo control obrero. [5] Ubicada en San Juan Ixhuatepec, en La Presa, estado de México, la fábrica Spicer se instaló en enero de 1953 bajo el nombre de “Amarillo, S. A.” En 1959 se llama “Perfect Circle” y en 1967 cambia su razón social a “Spicer, S. A.” Desde un principio se dedicó a fabricar e importar accesorios y partes para vehículos, especialmente ejes de automóviles y camiones, que son su producción fundamental. La pelea obrera surge por el aumento de la producción por parte de la empresa.
Según un texto de la revista Cuadernos políticos “La semana del 11 al 15 de agosto es llamada por los panegiristas del movimiento la “semana del poder obrero” (sic) porque en ella los trabajadores retrasaban la producción con tortuguismo y realizaban constantes actos de protesta (marchas dentro de la planta, mítines, asambleas). El ambiente era tenso. Fuera de la fábrica, piquetes de la policía del Estado de México custodiaban las entradas y salidas. Adentro, los enfrentamientos entre trabajadores de ambos sindicatos pasaban de la violencia verbal a la física. El descontento espontáneo se manifestaba en desordenadas formas de protesta. Cuando los trabajadores recordaban que algunos de sus compañeros seguían despedidos, por ejemplo, comenzaban a gritar “¡reinstalación-reinstalación!” y detenían el trabajo por varios minutos. Algunos supervisores, que no pueden controlar esa situación, renuncian a sus cargos. La producción disminuye, según los obreros, al 10%.” [6]
Esta lucha terminó en una solución desfavorable a los trabajadores. Lo que es una realidad es que la citada huelga concitó la solidaridad de clase de otros gremios para evitar el esquirolaje: varias secciones sindicales se negaron a suministrar esquiroles para sustituir a los compañeros de Spicer. Entre ellas están las secciones de las plantas de Aceros Ecatepec, Altos Hornos-San Martín y Altos Hornos-Lechería solidarios con la lucha de Spicer. Si bien no existía un poder obrero si existió un abierto cuestionamiento al poder de la patronal en la empresa.
En síntesis, la obra de Belarmino, en su contexto es más importante de lo que parece. “Si la publicidad es el ardid de los sueños, la narración de la historia del pasado, de las pequeñas historias de valentía, de coraje, humor, astucia e incondicionalidad es una tarea política del historiador que revela/salva a los derrotados de la historia, como parte de una descripción de una contraimagen infernal del mundo verdadero, el despojo de la forma fetichizada de la sociedad moderna. Lo cual significa que la historia narrada de la lucha de clases detona el material explosivo que yace en lo que ha sido por medio de la narración de las pequeñas historias de los vencidos.” [7] Acercarse así a lo que ha sido no significa como hasta ahora, tratarlo de modo histórico, sino de modo político, con categorías políticas. ¿Para qué nos preocupamos por el pasado? Dice Walter Benjamin, para incidir en la realidad.
La historia no es un pasatiempo es un acto de intervención política. Ese es el mensaje que quería darnos Walter Benjamin: la escritura de la historia es un acto político que sirve en el presente. Sobre la urgencia de una nueva insurgencia laboral por derechos y dignidad. Terminamos esta aproximación e invitación a leer a Belarmino con su motivación inicial de escribir esta memoria de lucha obrera “Estas páginas no son una historia del movimiento obrero en Ecatepec, sino un acercamiento cálido al recuerdo, que se refiere a las luchas y a una variedad de asuntos. Está hecho de viñetas separadas entre sí. Unas son testimonio de los demás, otras las escribí yo y en el resto participamos todo. Las de los demás se asoman al interior de fábricas y colonias, y al de los propios personajes. En las que me tocan hablo desde mí mismo o desde la veintena que componíamos un informal grupo involucrado en la organización obrera. A ratos trato así de mirarnos por dentro, usando mi historia personal. Me tomo la libertad de cambiar e inventar algunos nombres, advirtiéndolo en cada caso con una nota al pie de la página, pues los hemos olvidado o lo piden los protagonistas.” [8]
Bibliografía
Belarmino, Jorge, San Ecatepec de los obreros, Brigada para leer en Libertad. 2010. Disponible en https://brigadaparaleerenlibertad.com/libro/san-ecatepec-de-los-obreros
Montemeyor, Carlos, La guerrilla recurrente, Debate, México. 2007.
Montemayor Carlos, Guerra en el paraíso, Del Bolsillo, México. 2009
Aguilar Mora, Manuel, Las huellas del porvenir, Juan Pablos Editor, México, 1989.
Salmerón, Pedro, Breve historia de la revolución mexicana, Crítica, España. 2017.
Taibo II, Paco Ignacio, El regreso de la verdadera araña, México. Joaquín Mortíz. 1976.
Benjamin, Walter, Libro de los pasajes, AKAL, España. 2007.
Castellanos, Laura, México armado, ERA, México. 2007. |