Como venimos reflejando en este medio, el 28 de noviembre de 2022, Juancito perdió la vida tras una persecución totalmente ilegal. Su familia, en redes y en sus manifestaciones, denuncia que soportaron durante siete horas que la policía tuviera todo absolutamente cerrado para que nadie pudiera pasar cuando ocurrió el hecho. Esto es una muestra de la impunidad que intentan instalar. Solo gracias a la fuerza de lucha de su familia no lograron ocultar este accionar. Quienes se mantienen en pie de lucha para que paguen los culpables y los encubridores, que hasta ahora no están imputados en la causa, pero se siguen sumando las pruebas.
Ante un nuevo mes de su pérdida, toman las calles. En esta oportunidad, acompañados por el abogado que interviene en la causa, Gabriel Ganon, realizaron un acto en la puerta de la comisaría en el centro de la ciudad.
Su hermana Maricel dijo: “Hoy ya hace 5 meses de la muerte de Juan, cuando lo asesinaron. Y, más que nada, estamos aquí para darle a la policía un aviso de que la familia no lo olvida, no lo va a dejar pasar.” Por su parte, su tío agradeció, en nombre de toda la familia, el acompañamiento, expresando que es un proceso largo, “pero vamos a estar acompañándolos como familia, como vecinos, como amigos”. Lamentablemente, nos tocó a nosotros. Queremos que lo de Juan haya sido el último, pero sabemos que no va a ser así. Necesitamos el acompañamiento de toda la ciudad, de todo el pueblo. Queremos que se aclare el caso de Juan.
Su hermano Renzo advirtió: “Seamos cientos, seamos diez, seamos veinte, seamos mil. Vamos a estar todos los meses”. El abogado de la familia, Gabriel Ganon, también se dirigió a los presentes: “Estamos acompañando a la familia”. “Estamos luchando contra una institución que ya hace muchísimos años se comporta violando la ley”, y en medios locales sentenció que utilizaron una vez más el patrullero como arma.
Cerrando el acto, su madre Viviana conmovió a todos y contó los sueños, proyectos y pasiones de Juan. Cerró el acto al grito de ¡Justicia, Justicia!
En estos meses, donde vemos profundizar el ajuste y la precarización sobre la vida de la juventud y los trabajadores, lejos de terminar con esta práctica represiva, cada día resuena un nuevo pibe que nos arrebatan de los barrios obreros, de las escuelas, en manos de la policía por el hecho de ser joven. Si llevas visera, si vas en moto, si estás por el centro, si sos morocho, siempre "sos sospechoso", y van como perros guardianes detrás de la vida, arrebatando en minutos sus sueños de juventud. Esto es así porque mientras el Estado no puede brindar las mínimas necesidades de trabajo, salud, educación de calidad y vivienda digna, la forma que tienen de mantener su orden y seguir ganando es vigilar y castigar, como un mensaje social.
Si bien en los años 90 se instaló el "gatillo fácil", práctica ya instalada en la dictadura, luego de la pandemia represiva, los encierros y choques con el patrullero son cada vez más cotidianos, intentando argumentar que fueron accidentes, cuando son acciones totalmente deliberadas. No es de extrañar estas prácticas, ya que como explica Carla Lacorte en su libro "La disciplina de las balas", tanto la Policía Federal como la Bonaerense y la mayoría de las fuerzas del Estado tienen estatutos que regulan sus instituciones con normas sancionadas bajo gobiernos dictatoriales. Por esta razón, no son hechos aislados, sino una práctica sistemática que intentan legitimar aun en estos 40 años de democracia, donde ninguno de los gobiernos de turno cambió estas condiciones y siguen ganando los mismos de siempre. Por este motivo, el Estado es responsable.
El camino es la fuerza y la organización en las calles, como demuestran las valientes madres a quienes les arrebataron sus hijos. Junto a ellas, estaremos desde La Izquierda Diario para que se escuche su voz, que intentan callar también los grandes medios, para exigir justicia y castigo a todos los culpables. ¡Con los pibes no! |