La derecha y la extrema derecha arrancaron su campaña ayer de una manera bastante insólita: dando aliento a la manifestación del grupo de matones Desokypa contra dos centros sociales ocupados en el barrio de la Bonanova, uno de los que tienen una renta per cápita más alta de toda la ciudad. Vox, Valents y Ciutadans se han metido de lleno en los actos de acoso a ambos centros sociales, y el PP, si bien no ha participado directamente, se suma a la campaña de criminalización de la ocupación de viviendas de la banca y los grandes tenedores.
Estas opciones reaccionarias tienen malas perspectivas electorales en la ciudad, las encuestas les dan entre 3 y 5 regidores a repartir entre el PP y Vox. Pero si los hechos de la Bonanova demuestran algo es que no se les puede enfrentar y frenar con las políticas del neorreformismo municipal. Mientras cientos de jóvenes se concentraron para defenderse de la acción de la ultraderecha, el gobierno de Colau se limitó a repetir que ellos están trabajando para lograr un desalojo como marca la ley. Comprando así el discurso y la agenda de la misma derecha.
El otro candidato derechista es Xavier Trias, de JxCat. Este fiel representante del procesismo y heredero directo del pujolismo, se presenta abiertamente como el candidato de Foment o el Cercle de Economía. Lo hace con un programa a favor de los grandes negocios inmobiliarios y el modelo de ciudad de turismo masivo y grandes eventos.
Las críticas de Trias al gobierno de Colau se tienen que concentrar en cuestiones de relato como la inseguridad o la suciedad de la ciudad. Y es que con Barcelona en Comú en el ayuntamiento los precios de los alquileres se han disparado casi un 80%, se han abierto más de 60 nuevos hoteles, batido récords de cruceristas y la misma alcaldesa se ha implicado personalmente para consolidar eventos como el Mobile Wiorld Congres. Justamente, recetas casi calcadas de la propuesta convergente.ç
Esta gestión neoliberal “progre” se ha realizado de la mano del PSC en 6 de los 8 años. Un cogobierno con el partido que ha gobernado la ciudad durante más de 3 décadas y que es el padrino del modelo de la “Marca Barcelona”. Su candidato Collboni promete una campaña vacía, ya que el legado de Colau es también el suyo, aunque los vientos de cola electorales con que cuenta este partido en Catalunya pueden hacer mejorar su situación.
Algo parecido le sucede a ERC. Maragall espera disputar la alcaldía, pero en estos 4 años ha respaldado la mayor parte de las políticas de Barcelona en Comú y ERC,. Desde la Generalitat su partido aplica un programa que combina el mismo neoliberalismo “progre” con grandes pelotazos como el Hard Rock, el cuarto cinturón o la ampliación del aeropuerto, como vimos en la aprobación de los presupuestos con el respaldo del PSC y los Comunes.
Así, Colau trata de vendernos que ella y su partido son la garantía de continuidad de políticas sociales. Pero los datos matan los relatos del progresismo de manos vacías. En estos 8 años el acceso a la vivienda se ha complicado enormemente, los desahucios han seguido creciendo hasta los más de 10 diarios, miles de trabajadoras y trabajadores del ayuntamiento han seguido cedidos a subcontratas de Florentino Pérez y otras multinacionales explotadoras, la Guardia Urbana y sus antidisturbios están a la cabeza de la represión de colectivos como los inmigrantes y vendedores del top manta y las cifras de pobreza siguen disparadas desde la pandemia.
A la derecha de verdad no se la puede frenar con una izquierda de mentira. En lo esencial el gobierno de Colau no se ha diferenciado de los tradicionales gobiernos del PSC integrados o apoyados en el consistorio por ICV, hoy dentro de los Comunes. Es este reformismo del “no se puede” el que le está abriendo la derecha a los Trias en Barcelona y al resto de la derecha españolista en muchos barrios y ciudades.
La CUP por su parte, aspira a volver al ayuntamiento con una campaña que apela a “los que luchan”. Un discurso con algunas denuncias correctas al modelo de ciudad al servicio de lobbies empresariales y especuladores, pero que se limita a un programa de reformas y, sobre todo, que contrasta con su práctica en los gobiernos de Badalona, Sabadell o el último en Sant Cugat, en donde han aplicado un programa equivalente al de Colau en la capital: reparto de algunas migajas para dejar en pie lo fundamental.
Ante esta falta de una alternativa electoral, desde la CRT se llama al voto nulo y a que la clase trabajadora, la juventud y los sectores populares, demos un paso adelante para construir una alternativa política anticapitalista, de clase y socialista. Que luche desde los centros de trabajo, estudio y los barrios por medidas como la municipalización de todos los servicios públicos, la expropiación de los pisos en manos de grandes tenedores, la disolución de la Guardia Urbana y el resto de cuerpos policiales y la reconversión bajo control de sus trabajadoras de todo el sector turístico que ahoga la vida de las familias humildes.
Como parte de su campaña, la CRT viene realizando también el podcast de Esquerra Diari “Contraprograma: desmontando las municipales”, analizando los diferentes ejes programáticos de los principales candidatos – vivienda, energía, orden público o servicios públicos, entre otros – para desvelar como ninguno de ellos pretende dar una salida a los grandes problemas sociales en favor de las mayorías sociales. |