Las dos grandes compañías globales de litio firmaron un acuerdo de fusión, lo que implica una única entidad empresaria que se completará a finales de 2023. En Argentina, concentrarán la producción de carbonato de litio. Contra el saqueo de las multinacionales, la alternativa de la izquierda.
Las empresas de minería extractivista de litio Alkem y Livent firmaron un “Acuerdo de Transacción" para fusionarse. Se espera que la transacción se cierre a finales de 2023. Los accionistas de Alkem se quedarán aproximadamente con el 56 % y los de Livent con el respectivo 44 %.
Alkem, fusión de las empresas Orocobre Limited y Galaxy Lithium, ya era la quinta productora de litio a nivel mundial, detrás de Albemarle Corp. (EE UU), SQM (Chile), Ganfeng Lithium Co. (China) y Tianqi Lithium Corp. (China). Con esta fusión, según el comunicado de prensa oficial, las “dos compañías globales de productos químicos de litio, combinarán su gama altamente complementaria de activos, proyectos de crecimiento y habilidades operativas en extracción y procesamiento bajo un modelo comercial integrado verticalmente”.
Asimismo, resaltaron que “dada la proximidad de ciertos activos en Argentina y Canadá, se espera lograr importantes sinergias de costos y ahorros de capital, además de otras sinergias comerciales anticipadas, a partir de la oportunidad de co-desarrollar y reducir el riesgo de futuros proyectos y operaciones de expansión.”
Efectivamente, en Argentina, estas empresas operan en los dos proyectos extractivistas de carbonato de litio que se encuentran en producción, por lo que esta fusión implica la concentración de la producción a nivel local.
Livent es la empresa con sede en Estados Unidos que opera desde 1997 con el proyecto Fénix, en el Salar del Hombre Muerto en Antofagasta de la Sierra, Catamarca. En 2021, Livent anunció una expansión de este proyecto con una segunda planta de producción de carbonato de litio para aumentar la producción.
Alkem, de origen australiano, opera en el Salar de Olaroz en el departamento de Susques, Jujuy, desde 2015. La instalación es administrada por Sales de Jujuy S.A., una empresa conjunta en la que también participan JEMSE, la compañía de inversión minera propiedad del gobierno provincial de Jujuy, como socia menor, y la gigante comercial japonesa Toyota Tsusho Corporation. En la actualidad la producción es de 13 000 toneladas de carbonato de litio anuales y este año sus ganancias aumentaron un 194 %.
Además, Alkem tiene un proyecto avanzado, Sal de Vida, en el norte del Salar del Hombre Muerto, a 19 km de donde se encuentra Fénix de Livent. Según sus estimaciones, una vez en funcionamiento, calculan una producción anual de 15 000 tonales en la primera etapa y luego de una segunda etapa de expansión, 45 000 toneladas en total.
Ubicación de proyectos operativos y avanzados de Alkem y Livent
En la presentación de la “integración vertical” propuesta a sus inversores, queda clara la división entre la extracción y obtención de carbonato de litio en Argentina, y su posterior procesamiento en China, Japón, Australia y Estado Unidos, acentuando el carácter “primarizador” (es decir, con poco o nulo valor agregado) de la producción local para la exportación.
El Frente de Todos y de Juntos por el Cambio, avalan este modelo extractivista que implica un verdadero saqueo económico y ambiental.
Como denunció el economista Gastón Remy, candidato a intendente en San Salvador de Jujuy por el PTS-Frente de Izquierda, estas dos empresas se destacan por el fraude al fisco, declarando montos de facturación menores a los precios de exportación del mineral. Por si fuera poco, la AFIP estipuló precios mínimos de exportación menores a los precios internacionales, legitimando el saqueo.
Lejos de cualquier perspectiva soberana o nacionalista, estas mineras son dueñas del litio y dejan regalías miserables del 3 % de boca de mina, es decir, no llegan al 1 % de las exportaciones.
Por otro lado, las empresas aluden a la “descarbonización” y a “compromisos de sustentabilidad y crecimiento responsable”, pero los métodos de extracción de litio que utilizan ambas empresas, ya sea el convencional o la extracción directa de litio (DLE) patentada por Livent implican la pérdida de enormes cantidades de agua por evaporación y la utilización de agua dulce para el procesamiento químico.
Esto ya provocó que varias vegas del río Trapiche se secaran, y con los planes de expansión, la utilización del caudal del río Los Patos en el Salar del Hombre Muerto, corre el mismo peligro. Es por esto que se dice que la minería de litio es una minería extractivista de agua.
A pesar de los diferentes mecanismos de cooptación de las empresas y del aval de los gobiernos provinciales y nacionales que habilitan la minería extrativista, son muchos los sectores de comunidades indígenas que resisten en diversos territorios, defendiendo el bien común del agua y exigiendo la protección de los salares altoandinos, que son humedales.
Marcha de comunidades indígenas de Salinas Grandes y Guayatayoc contra el saqueo del litio en sus territorios
Por su parte, el diputado Alejandro Vilca del PTS en el Frente de Izquierda junto a Natalia Morales, Gastón Remy y Keila Sequeiros, se puso a disposición de las comunidades para elaborar un proyecto de ley para estatizar el litio bajo control de los trabajadores y las comunidades, frenar el saqueo y la contaminación en curso, y que los bienes comunes sean utilizados en función de las necesidades populares y en armonía con el ambiente.
Sólo el FIT plantea poner un freno al saqueo del litio. Que deje de ser un negocio de las multinacionales. Sólo los trabajadores y las comunidades indígenas, pueden tomar el control del mismo, que sea estatizado y tenga una función social, donde además se cuide el agua.
