Este jueves continuó el juicio oral y público por la Causa Nora en la que se juzga a Eduardo Garzuzi por el delito de por reducir o mantener a Nora en condición de esclavitud o servidumbre, por promover, facilitar y/o comercializarla para la prostitución, forzándola a una unión de hecho bajo amenazas según los articulos de la ley de trata invocados. Además, se lo juzga por las amenazas proferidas a Miriam Sabatino, madre de la joven. Entre otros datos surgidos de la primera audiencia y según fuentes vinculadas a la causa, la propia Nora señaló que Garzuzi la había "preparado" para decir (desde dos o tres meses antes de producido el rescate) que si pasaba algo, ella tenía que sostener que eran pareja y que ella lo amaba.
De la jornada del lunes, los testimonios, tanto de Nora como de Miriam Sabatino, fueron muy claros y contundentes, así como las declaraciones de la Lic. en Psicología Jaquelina Irigo (su terapeuta), en tanto apuntan a señalar que Garzuzi tenía por finalidad captar a Nora, doblegar su voluntad y explotarla sexualmente. Esto, tal como surge también de los testimonios, se habría dado con el concurso de Eduardo Zanello (imputado pero con la investigación aún en proceso), quien habría ofrecido el teléfono de Nora a Garzuzi para que éste la contactara. Es decir, actuaron de manera coordinada y mancomunada para lograr el cometido de la explotación y reducción a la servidumbre.
Este jueves declararon la propia hermana de Nora, Natalia, Senon Sosa, allegado a la familia, profesor y director de una obra teatral de la que participó la propia Nora; así como un testigo aportado por la defensa de Garzuzi, Diego Forcada.
Los testigos
"Tenía los pies inmundos y Garzuzi estaba impecable"
La jornada comenzó apenas pasada las 10 de la mañana, con la declaración de Natalia, hermana de Nora. Natalia contó cómo se enteró de la existencia de Garzuzi en ocasión de que no pudieran contactarse con Nora porque había olvidado su teléfono en casa. En el intento de rastrearla y dar con ella, decidió revisar el teléfono de Nora y encontró un chat con el contacto de Garzuzi agendado como "no sé quién es" que le ofrecía sustancias psicoactivas y la invitaba a consumir. Cuando logró contactarse con Nora (mediante el teléfono de Garzuzi), ésta le comentó que estaba con Garzuzi, un abogado que había conocido a través de Eduardo Zanello, su vecino.
Luego contó, cómo con el transcurso de los meses veía en peor estado a su hermana. EN una ocasión, dijo, mi hermana me llamo para pedirme que fuera a buscarla: "Ese día ella me llamó y estaba como asustada, hablando bajo, como si estuviera escondida o dentro de un baño (porque retumbaba la voz)", señaló. Luego afirmó que mientras ella se prepara para ir a buscarla, en en trayecto desde el lugar en el que estaba hasta su casa, Nora volvió a llamarla, ahora con otra voz, para pedirle que no fuera, que ya estaba todo bien. Sin embargo, su hermana decidió ir igual y pidió ayuda al profesor Sosa. "Yo tenía miedo, no sabía con qué me iba a encontrar, por eso no hablé con mi mamá sino que hablé con Senon que ya nos estaba ayudando".
"Cuando la vi, estaba muy mal. Bajó por unos minutos y estaba toda sucia, drogada, con la ropa sucia , descalza, no recuerdo bien, pero tengo el recuerdo de estaba descalza, que tenía los pies inmundos y que Garzuzi estaba impecable." Contó además que a los pocos minutos bajó Garzuzi e invitó a subir al departamento (en la calle Corro al 200) "de los 10 minutos que dura la conversación ese día con Garzuzi, éste me decía todos el tiempo que le estaba enseñando a drogarse que estaban en una etapa de aprendizaje. De aprendizaje, así me decía." Luego señaló que el departamento estaba sucio, desordenado, que no parecía que alguien viviera allí y que no era un lugar habitable: "había ratas, no me olvido más de eso, había dos ratas" señaló en referencia a los hámsteres que tenía Garzuzi y andaban por la casa.
Natalia contó que después de ese episodio, habló con su madre para contarle de la situación y al día siguiente "fuimos a la comisaría para hacer la denuncia. Esa que está allí cerca de la maternidad" (en referencia al Hospital Neonatal). Después afirmó: "Recuerdo que salimos muy mal de ahí. Porque recuerdo que mientras les contábamos todo, nos prestaban atención, nos dieron bola hasta que nombramos a Garzuzi. Ahí todo se dio vuelta y nos empezaron a culpar a nosotros, como si nosotros tuviéramos la culpa de que ella estuviera así. Nos dijeron que ella era mayor, que cómo no nos habíamos dado cuenta antes, fue horrible. Estábamos denunciando lo que pasaba y parecía que nosotros éramos los culpables. No quisieron tomarnos la denuncia. Pero no sólo eso, cuando nos dirigíamos hacia la Comisaría de la calle Santa Rosa, cerca del hospital Clínicas, me llamó mi hermana para decirme que qué estábamos haciendo porque Garzuzi se había enojado con ella porque nosotros estábamos haciendo algo. Entendí que en el trayecto de un lugar a otro, Garzuzi se había enterado de que estábamos queriendo denunciar y se lo recriminaba a ella", señaló, dando a entender de que habrían dado aviso de la denuncia que querían radicar contra Garzuzi.
Natalia contó también que su hermana, iba a la casa una vez a la semana, por breves intervalos "y arrasaba con toda la comida que encontraba a mano, las sobras de la cena, leche, pan, manteca, mermelada. Lo que hubiera, como si no hubiera comido en mucho tiempo". "Estaba muy mal, yo creo que su voluntad no era libre" señaló cuando le preguntaron si opinaba que su hermana era ejercía libre consentimiento.
"Ella era su regalo de cumpleaños"
El segundo testigo en declarar fue Diego Forcada, un profesor de tenis y amigo de Garzuzi (o "Tiki" como dijo llamarlo) conocidos desde la infancia en Mendoza. El testimonio de Forcada, pretendió presentar a Garzuzi como un hombre "de un corazón enorme" que le habría ofrecido su departamento mientras Forcada viajaba a Córdoba para realizar estudios como Técnico en Prótesis Dental.
Forcada refirió (sin mucha precisión) que durante los años (entre 2016 y 2018) en que vino a estudiar como protesista dental, Garzuzi le prestaba su departamento porque tras reencontrarse en Mendoza después de décadas, el imputado le habría dicho que poseía un departamento en el centro que sólo usaba "para ir al baño", es decir, que no vivía allí.
Forcada se refirió así, cuando se le solicitaron precisiones, a un departamento de la calle Bv San Juan. Cuando la Fiscalía indicó que precisara la dirección, el testigo señaló que él conoció 3 domicilios de Garzuzi: "un departamento en la calle San Juan, otro sobre la misma calle a media cuadra y otro en la calle Corro". Ante una nueva pregunta, esta vez de la jueza Carolina Prado, Forcada dijo que fue a mediados de 2019 la última vez que visitó a Garzuzi en su departamento de la calle Corro. Ante la pregunta de la jueza sobre las condiciones en que estaba ese departamento cuando el venía de visita, señaló que "a veces estaba sucio y a veces no".
El dato es importante porque uno de los aspectos que se intenta probar es que Nora estaba sometida a una especie de servidumbre, retenida contra su voluntad (no podía entrar ni salir libremente de ese departamento) y en condiciones de deshumanización y maltrato tales que minaban su autoestima garantizando la coerción ejercida por el acusado Garzuzi.
En otro momento del testimonio, Forcada señala que Garzuzi tenía problema con el consumo de drogas, que a veces el lo veía muy mal, y que consumía prostitución, que "tenía sexo cama afuera". Luego, preguntado por lo último, Furcada señaló que en ocasiones en que él se quedaba en el departamento, Garzuzi le pedía que se lo dejara libre porque "iba a ir con señoritas".
Consultado sobre si conocía a quien sería la supuesta pareja de Garzuzi, Nora, Forcada indicó que no la conocía personalmente pero que sí sabía de su existencia. Puso a disposición del tribunal un audio supuestamente dirigido hacia Nora en ocasión del cumpleaños de Garzuzi, el 30 de abril de 2020. En dicho audio, Forcada saluda a Garzuzi, lo felicita por verlo bien y le dice que le agradece a Nora por su aporte a ese bienestar, explicitando que la propia Nora era el propio "regalo de cumpleaños" para Garzuzi. Según Forcada, Garzuzi le habría contado que había conocido "a una pendeja de 18 años, que tenía una cabeza y una madurez tal que podían pasar horas y horas hablando". Garzuzi en ese momento tenía 51 años.
Este testigo citado para la defensa de Garzuzi, pareciera no haberle llamado siquiera la atención de su amigo con una joven que ni siquiera había terminado el secundario a pesar de ser mayor de edad. Aparentemente, tampoco le resulta parece advertir que tratar a una persona como "regalo de cumpleaños" es tratarla como objeto puesto a disposición de su amigo justamente acusado de explotar a Nora aprovechándose de su situación de extrema vulnerabilidad.
Si Sonsini Astudillo buscaba que el testimonio juegue a favor de su defendido, sólo consigue dejar expuesta la misoginia tanto de Garzuzi y sus amigos, como la de su propia mirada como abogado. La estrategia de la defensa, construida sobre la idea del libre consentimiento y el vínculo amoroso entre Nora y Garzuzi, lejos de fortalecerse aparece cada vez más imposible de sostener.
"Ella era una chica muy capaz"
El tercer testigo en declarar, alrededor de las 12 del mediodía, fue Senon Sosa, profesor de teatro, quien conoció a Nora porque ella quería hacer teatro. Esta actividad era parte del proceso de recuperación en un tratamiento por adicciones.
En su declaración, Sosa ratificó el relato elaborado por la hermana de Nora, a quien acompañó en el proceso de la denuncia, los distintos momentos del tratamiento (con internación y ambulatorio) de la joven, así como en el momento de su rescate.
En su declaración testimonial, refirió también el episodio en que junto a Natalia fueron a buscar a su hermana al departamento de Garzuzi, coincidiendo con la descripción del estado en que se encontraba la joven y la diferencia de aspecto que observaron con Garzuzi.
Sosa agregó que no sólo vio a Garzuzi bien vestido sino además, muy consciente, a diferencia del mal estado en que habría visto a Nora cuando estaba con el acusado. "Ella era una chica muy capaz, escribió los textos de la obra que estábamos trabajando, ensayó muy intensamente y la obra fue un éxito. Viajamos a Ecuador y allí, en el festival donde la expusimos, tuvo muy buena recepción y crítica."
Luego afirmó que el día en que fueron junto a Natalia al departamento de Eduardo Garzuzi para buscar a Nora, sintió miedo "porque Garzuzi nos dijo que era fiscal. Después nos enteramos que no era fiscal, que era un abogado que trabajaba en la Justicia, pero en ese momento no lo sabíamos, pero se mostraba como un tipo que tenía poder".
Luego, cuando el abogado querellante consultó a Sosa respecto a si creía que Nora actuaba con libre determinación, el testigo fue rotundo: "No, no creo que haya habido libre determinación porque Garzuzi era una persona con poder" y porque, según indicó, ella estaba cada vez peor, porque su problema de consumo era más grave.
Tanto los testimonios de Natalia como de Senon Sosa, dieron cuenta de la condición humilde de una familia de la clase trabajadora, con un padre zapatero y una madre ama de casa (ahora, trabajadora en casa de familia), con los recursos económicos siempre justos para llegar a fin de mes.
De los testimonios de la jornada, surge con mayor evidencia la situación de vulnerabilidad en la que se encontraba Nora, provocada esta por su situación de consumo problemático previo, pero agravada por la condición humilde de Nora y su familia, así como de la posición de poder económico y político-simbólico que ejercía Garzuzi tanto en relación con Nora como con Miriam Sabatino, a quien habría amenazado e intimidado haciendo ostentación de esa condición jerárquica.
La tercera audiencia, se llevará a cabo el día martes 23 de mayo, a las 9:30hs, en la misma sala del segundo piso de Tribunales Federales. |