Este jueves, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dio a conocer nuevos resultados del Censo 2022 relacionados a las condiciones habitacionales de las viviendas particulares ocupadas, el primero de una serie de diez informes.
Uno de los datos que se destaca es que solo el 65,5 % de los hogares en todo el país disponen de vivienda propia. Es decir, uno de cada tres hogares no la tienen (35,5 %), quienes declaran ser inquilinos o bien habitan una vivienda cedida por trabajo, prestada u optó por “otra” categoría”.
Aún con los resultados publicados no se conoce el dato actualizado del déficit habitacional. En el Censo Nacional de 2010, el déficit habitacional alcanzaba a 3,5 millones de viviendas: 1,3 millones de viviendas faltantes y 2,2 millones de viviendas que no proveían a quien la habitan las condiciones mínimas para mantener un nivel de vida digno.
La cantidad de hogares con vivienda propia cayó entre ambos censos. En el 2010 el 72,95 % de los encuestados tenía un régimen de tenencia de vivienda propia (68,69% había respondido en esa oportunidad ser propietario de la vivienda y el terreno y 4,26% de la vivienda solamente).
El problema de la falta de acceso a la vivienda tiene una sencilla explicación: los salarios e ingresos de las mayorías trabajadoras está cada vez más deteriorados y no permiten el ahorro, son licuados por la inflación que a su vez impacta en los valores de los inmuebles, y prácticamente no hay créditos hipotecarios.
Asimismo, este problema se ve acentuado en la Ciudad de Buenos Aires donde solamente uno de cada dos hogares es propietario (52,9 %). Allí, el precio de las propiedades es mucho más elevado, el mercado inmobiliario funciona de manera cada vez más precaria y convive con alquileres temporarios y crecientemente dolarizados.
De acuerdo al último índice de Accesibilidad al Crédito Hipotecario de la Dirección de Estadísticas y Censo de la Ciudad de Buenos Aires “el ingreso de una pareja aspirante representó poco más de un tercio del mínimo necesario para acceder a un crédito hipotecario en la Ciudad de Buenos Aires. Así, una pareja de calificación ocupacional alta debería casi triplicar sus ingresos para poder calificar a un préstamo para la compra de un departamento de 2 ambientes”.
Los datos corresponden al tercer trimestre de 2002 y estipulan que “la cuota inicial del crédito representó el 80,5 % del ingreso promedio, muy alejado de la restricción general que impone el mercado crediticio –30%–”.
Diferencias zonales
En las provincias del NOA y el NEA se encuentran los porcentajes más altos de vivienda propia, por encima de la media nacional. En Santiago del Estero, por ejemplo, alcanza el 83,7 %.
Por su parte, en la provincia de Buenos Aires asciende al 67,3 %.
Entre las jurisdicciones con menor porcentaje de viviendas propias se ubica la Ciudad de Buenos Aires con 52,9 %, Tierra del Fuego, Antártida a Islas del Atlántico Sur con 55,9 % y Santa Cruz con 57,8 %.
Otros indicadores habitacionales del Censo 2022
Saneamiento: el 94,5 % de las viviendas particulares ocupadas de todo el país tienen baño o letrina dentro de la vivienda. En tanto, tan solo el 24,9 % tiene uno más baños. En la misma línea el 90,9 % el baño tiene inodoro a botón, mochila o cadena (arrastre de agua).
Gas de red y electricidad: el 58,4 % de las viviendas particulares ocupadas utilizan principalmente gas de redo electricidad para cocinar. Este déficit obliga a los hogares a utilizar recursos como leña o carbón para cocina o calefacción, lo que impacta en la salud y genera malas condiciones habitacionales.
Agua: el 92,3 % tienen agua por cañería dentro de la vivienda, y en el 85,4% el agua para beber y cocinar que usan los hogares proviene de la red pública.
Tecnologías de la información y comunicación: en el 78 % de las viviendas particulares ocupadas hay conexión a internet. En tanto, en el 89,7 % poseen celular con internet, mientras que el 59,3 % tienen dispositivos como computadora o tablet.
Chau FMI: por un plan de obras públicas y viviendas populares
A pesar del déficit habitacional que afecta a millones de hogares, el ministro Sergio Massa no dudó en recortar los fondos para vivienda, junto a otros sectores como salud y educación, para complacer al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Mientras los sectores concentrados y los grupos económicos, los bancos, agroexportadores, y grandes capitalistas amasan millones, para la clase trabajadora y el pueblo pobre es cada vez más lejano, sino imposible, el sueño de la casa propia.
Ante este problema agudo y estructural, es necesario un plan de obras públicas para la construcción de viviendas populares y otros establecimientos necesarios (como escuelas, jardines, hospitales, etc), pero para ello se deben invertir las prioridades, rechazar al FMI y desconocer la fraudulenta deuda externa. |