El ministro de Economía Sergio Massa se reunió este lunes con empresarios del sector bancario en el salón Belgrano del Palacio de Hacienda y anunció un acuerdo destinado a que las entidades financieras suban un 30% el tope al consumo con tarjetas de crédito, como una medida para intentar frenar la caída del consumo. La medida busca contrarrestar los efectos de la suba de la tasa de interés al 97 % anual que dificultan el acceso al crédito para el consumo.
Los anuncios implican un incremento del 30 % en los límites de compra en cuotas con tarjetas de crédito y del 25 % para las operaciones de pago en una sola cuota. También aumentarán un 25 % los márgenes de adelanto en cuenta corriente a mipymes. Con la inflación mensual acercándose a los dígitos estos aumentos pueden quedar desactualizados en poco tiempo, en el marco de una oferta crediticia muy limitada para los trabajadores y sus familias.
De acuerdo al último índice de Accesibilidad al Crédito Hipotecario de la Dirección de Estadísticas y Censo de la Ciudad de Buenos Aires “el ingreso de una pareja aspirante representó poco más de un tercio del mínimo necesario para acceder a un crédito hipotecario en la Ciudad de Buenos Aires. Así, una pareja de calificación ocupacional alta debería casi triplicar sus ingresos para poder calificar a un préstamo para la compra de un departamento de 2 ambientes”. La casa propia continuará siendo un sueño imposible cada vez para un sector mayor de la población, el aumento otorgado apenas si servirá para financiar la compra de alimentos, vestimenta, útiles escolares o muebles para los hogares.
El último informe sobre bancos del BCRA detalla que en los últimos doce meses (medido hasta marzo) obtuvieron ganancias $ 877.613. Por ejemplo, en su balance presentado hace unas semanas ante la Bolsa, el banco Santander comunicó una ganancia neta de $ 74.948 millones durante el 2022, 256 % por encima de los $ 21.039 millones obtenidos en 2021. Es decir, que los bancos tienen un amplio margen para financiar esta medida que además puede no generarles pérdidas.
La medida es anunciada mientras el ministerio de Economía sigue enfocado en aplicar un fuerte ajuste del presupuesto que afecta a los sectores más vulnerables. El último informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso detalló que los gastos se contrajeron en términos reales 7,6% en los primeros cuatro meses del año. Se redujeron partidas sensibles como jubilaciones, políticas alimentarias, Asignación Universal por Hijo (AUH), al mismo tiempo que subió lo destinado a los intereses de deuda.
El ministro hace los deberes para cumplir con el FMI. En abril Massa podó Jubilaciones (-6,1%), AUH (-16,9%), Potenciar Trabajo (-12,2%), Políticas Alimentarias (-13,1%), Becas Progresar (-38,2%), subsidios a la energía (-34,9%) en términos reales en relación al mismo mes de 2022.
El Gobierno ajusta cuando los niveles de privación alimentaria afectan a un tercio de la población de niños, niñas y adolescentes (4,2 millones), según un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA.
En este contexto, es urgente una suba de emergencia del salario, las jubilaciones y de los programas sociales para recuperar lo perdido. Que nadie gane menos de lo que cuesta una canasta de pobreza, en la actualidad en $ 203.361 (abril), en el camino de lograr un salario mínimo igual a la canasta familiar que los trabajadores del Indec calcularon en $ 322.290 (abril).
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