Victoria clave para el PP en Andalucía que ha logrado 1,4 millones de votos (38% de los votos) y gobernará en todas las capitales de provincia de esta región. Al PSOE con un 33,3% de los votos le queda el consuelo de rascar algunos concejales más que el PP (3738 del PSOE frente a los 3336 del PP). Por otra parte, el neorreformismo de Unidas Podemos sufre una gran caída de apoyos y Adelante Andalucía sufre una derrota contundente incluso en su plaza más importante, Cádiz.
Hegemonía de la derecha
La victoria del PP es clara con el 38% de los votos y mayorías absolutas en Málaga, Almería, Córdoba, Granada y Cádiz. Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía por el PP, ha logrado mantener el impulso de las pasadas elecciones autonómicas y consolidar un importante éxito de cara a las próximas elecciones generales a final de año. La única capital de provincia donde no tiene un gobierno asegurado es Jaén, donde el PSOE depende de los concejales de una escisión para intentar formar gobierno.
La victoria en Sevilla es un gran logro para un PP que ha arrebatado un feudo histórico al PSOE y que accede a un gobierno que pocas veces han tenido históricamente. Una de las claves ha sido continuar absorbiendo el voto de Ciudadanos que tras su desaparición a nivel autonómico ha continuado su camino a la irrelevancia en estas municipales. En términos cuantitativos el PP suma 400.000 votos y 843 ediles respecto a 2019.
Como premio extra, el éxito electoral les permite ser independientes de pactos con Vox, quien también ha mejorado sus resultados logrando 231 concejales, 128 más que las pasadas elecciones municipales, y que ha entrado a los ayuntamientos de varias capitales de provincia.
Con este resultado, queda claro que el PP andaluz ha tenido éxito a la hora de vender una idea muy simple, que no había tanta diferencia entre ellos y el PSOE-A. Una cuestión que sus rivales difícilmente han sabido rebatir porque en gran parte era cierto, el PSOE en Andalucía ha aplicado durante décadas políticas neoliberales que poco tenían que envidiar a las del PP.
Esta situación deja al PP en una gran posición de cara a las elecciones generales donde el PSOE podría haber perdido su histórico granero de votos frente a una derecha que ha sabido aprovechar el desgaste de un gobierno de coalición que no ha cumplido sus promesas y que ha demostrado que también gobierna para los grandes capitalistas.
Debacle del PSOE
Con un 33,3% de los votos el golpe al PSOE ha sido tremendo al perder las cuatro capitales que gobernaba (Sevilla, Huelva, Jaén y Granada) frente aun PP con mayoría absoluta. Un nuevo episodio en la crisis de un PSOE-A que no supo renovarse ni diferenciarse del PP de Juanma Moreno.
El PSOE ni siquiera podría echar balones fuera y culpar al neorreformismo de la pérdida de los gobiernos, ya que el espacio a la izquierda del PSOE es básicamente irrelevante en Andalucía y continúa siéndolo cada vez más. En concreto ha perdido 200.000 votos y 470 concejales respecto a 2019.
Se abre la incógnita de cómo afrontaran esta dura derrota en un contexto electoral que no termina, sino que sigue abierto hasta final de año. Aunque tras la derrota de las autonómicas Juan Espadas, secretario general del PSOE-A, afirmaba que su estrategia incluía la opción de perder en un primer momento para posteriormente ganar con impulso, una tesis que basaba en cómo logró él mismo la alcaldía de Sevilla al segundo intento, cabe preguntarse si logrará mantener el liderazgo de una organización que sufre una grave crisis política y que tiene la sombra de un posible conflicto interno. Espadas fue aupado por Pedro Sánchez como rival del ala susanista del PSOE-A, un sector que podría ver en esta debacle una oportunidad para recuperar posiciones de poder tras el fracaso del candidato seleccionado por Moncloa.
La perdida de influencia del PSOE, que también se ha dado en el medio rural, una parte de Andalucía que hasta hace poco era inaccesible al PP, habla también de que resultados están teniendo décadas de proyectos neoliberales y el hecho de que el gobierno de coalición a nivel estatal no esté demostrando nada distinto en absoluto.
Neorreformismo en números rojos y catástrofe para Adelante Andalucía
El desgaste del espacio de Unidas Podemos, renombrado en diferentes ocasiones y en múltiples candidaturas, a veces enfrentadas entre sí y a veces no, continúa con este ciclo municipal donde las candidaturas unitarias languidecen y en algunos casos Podemos directamente desaparece como es el caso de Cádiz donde apenas lograron 999 votos al presentarse en solitario.
De forma general, los resultados de estas candidaturas en las capitales de provincia han sido minoritarios con entre uno o dos ediles a excepción de Córdoba donde logran 4 concejales que en ningún caso serán determinantes para ningún gobierno debido a la victoria aplastante de la derecha de forma generalizada. En términos amplios, el desgaste se visualiza de forma más pronunciada ya que por ejemplo Izquierda Unida ha pasado de 292 ediles a 85 respecto a 2019. Si bien de forma separada las dos candidaturas neorreformista han logrado en torno a 700 ediles. Por un lado, Con Andalucía (Podemos-IU y Más País) logra 540 ediles en toda Andalucía y Para la Gente (IU-Podemos) 187.
Aunque pueda debatirse hasta qué punto los constantes conflictos internos en clave política y organizativa han podido limitar sus opciones electorales, la realidad es que el neorreformismo ya estaba en números rojos. Podemos y Más País no son organizaciones realmente existentes en el territorio salvo una minoría de posiciones institucionales mientras que Izquierda Unida acumula varios procesos electorales donde ha perdido una gran cantidad de apoyos. Incluso si la división de candidaturas ha podido afectar en ciertos municipios, el quid de la cuestión es el desgaste que a nivel estatal sufre Unidas Podemos al demostrarse que su único plan es ser socio minoritario del PSOE y sus políticas pro-burguesas sin plantear ninguna alternativa.
Un ejemplo clave de esto es Cádiz, donde salvo Podemos todo este espacio en alianza con Adelante Andalucía ha sufrido una dura derrota que ha dado la victoria absoluta al PP tras 8 años de gobierno del cambio dirigido por Anticapitalistas. De 13 a 6 concejales a pesar de haber presentado una candidatura común entre andalucistas y neorreformistas.
El éxito de la derecha en Cádiz pone sobre la mesa el fracaso del proyecto de Anticapitalistas que tras 8 años de gobierno municipal “responsable”, solo ha logrado pagar la deuda de años de gobierno de la derecha y poco más. Kichi se va por la puerta chica dejando a su sucesor el marrón de no haber cumplido ninguna de sus grandes promesas electorales (auditoria de la deuda, remunicipalización de servicios, fin de los desahucios…) y habiendo actuado como un ayuntamiento más respetando las normas de la institución burguesa. Ni siquiera con el conflicto del metal quisieron ir con los trabajadores hasta el final, en aquel momento Kichi decidió ser arbitro y mediar entre ambas partes, colocándose de facto en contra de los trabajadores, pues fingir que patronal y trabajadores son dos partes con el mismo poder en una negociación, es apoyar al empresario y no al obrero.
Un balance serio de lo ocurrido en esta ciudad debería reflexionar sobre de qué han servido estos 8 años donde no se han construido nada que ayude a impulsar la autoorganización de los trabajadores, nada que les permita defenderse mejor del chantaje patronal que supone la industria de barcos de guerra, nada que les permita romper con las ilusiones reformistas. 8 años donde se han lavado los platos sucios dejados por la derecha y se les ha dejado en bandeja volver para continuar el proceso de explotación y empobrecimiento de la clase obrera gaditana.
Un balance que deberá incluir el fracaso de que Adelante Andalucía no logre representación en ninguna capital de provincia a excepción de Cádiz y que deberá plantearse exactamente el valor político de levantar una opción electoral que tampoco defiende la independencia política del neorreformismo. Un mínimo político que se ha abandonado en estas elecciones municipales y para nada, para repartirse una minoría de cargos institucionales con Izquierda Unida. |