Después de semanas de negociaciones clandestinas, el acuerdo para finalmente elevar el techo de la deuda y evitar un incumplimiento catastrófico del pago a los acreedores por parta de Estados Unidos, fue aprobado por la Cámara de representantes el miércoles, aunque con deserciones de algunos republicanos y demócratas: 71 republicanos y 46 demócratas se opusieron. Luego, el proyecto de ley fue aprobado por el Senado el jueves por la noche, tras prometer que esa cámara podría negociar fondos suplementarios de emergencia para el Pentágono en cualquier momento en el futuro. Alexandria Ocasio Cortez, Bernie Sanders y gran parte del ala progresista del Partido Demócrata votaron en contra, argumentando en contra de los recortes de facto a los programas sociales. Biden firmará el acuerdo este fin de semana.
Un incumplimiento de pago de la deuda de EE. UU. habría desestabilizado la economía global, habría sido un golpe para la economía de EE. UU. al rebajar la calificación crediticia del principal imperialismo del mundo y habría resultado en el retraso del pago de la seguridad social, entre otras obligaciones internas. La mayoría de los demócratas y los republicanos han aplaudido este acuerdo; Biden y los demócratas porque el proyecto de ley evitó un default y no recortó tanto el presupuesto como querían inicialmente los republicanos, y los republicanos porque lo que era un procedimiento de rutina (aumentar el techo de la deuda) se convirtió en un mecanismo para implementar y legitimar una mayor austeridad.
Este acuerdo de techo de deuda muestra una vez más que los demócratas no son el mal menor. En lugar de actuar como un freno a los ataques de la derecha contra la clase trabajadora y el planeta, los demócratas firman con entusiasmo esos ataques y lo llaman una victoria. Después de todo, es una victoria para la clase capitalista que quiere que la clase trabajadora pague por la crisis.
¿Qué dice el acuerdo?
Este acuerdo, destinado a evitar un incumplimiento económicamente catastrófico, no es más que un recorte del gasto social futuro. Limita todos los gastos, menos los relacionados con Defensa, en 2024 y lo aumenta solo un 1 % en 2025. Con la inflación, eso equivaldrá a recortes devastadores en áreas como la educación pública, el transporte y otros servicios sociales vitales, todos los cuales ya han recibido fondos insuficientes por décadas.
El acuerdo también incluye "requisitos de trabajo" (demostrar que se tiene o busca un empleo) para acceder a cupones de alimentos. Hasta ahora las personas menores de 49 años solo podían acceder a cupones de alimentos demostrando que poseían algún tipo de empleo, pero con el nuevo acuerdo de techo de deuda esa edad se elevó a los 55 años. En esencia, esto hará que sea aún más difícil para las personas mayores y de bajos ingresos acceder a ayuda para conseguir comida. El Food Research & Action Center dice que “la expansión de estos límites de tiempo crueles, duros y arbitrarios en el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP) para adultos mayores desempleados y subempleados que luchan en el mercado laboral solo profundizará el hambre y la pobreza”. En el país más rico del mundo, este acuerdo dificulta que las personas mayores obtengan nueve dólares al día para comer algo.
El workfare (el sistema por el cual los beneficiarios de asistencia social tienen que demostrar que realizan alguna contraprestación laboral) ha sido un pilar de la agenda de la derecha durante décadas. Se trata de un círculo vicioso para asegurarse que las personas que están pasando hambre acepten trabajos con salarios bajos. Ideológicamente, se basa en el mito de que los beneficiarios de la asistencia social son "perezosos" y solo necesitan conseguir un trabajo. Una de las principales iniciativas de workfare fue creada y apoyada por la administración Clinton: la iniciativa Welfare to Work de 1996 (Ley de Reconciliación de Responsabilidad Personal y Oportunidades Laborales). Después de la “gran renuncia” de 2021 (personas que dejaron su empleo tras la pandemia por los bajos salarios) y en medio de una ola de sindicalización, este es un paso pequeño, pero significativo, hacia políticas laborales más draconianas.
Este acuerdo también pondrá fin a la pausa en los pagos de la deuda estudiantil, lo que obligará a las personas a comenzar a pagar la deuda de préstamos estudiantiles a partir de septiembre. Esto ocurre mientras sigue la espera para saber si la Corte Suprema se pronuncia sobre la condonación de hasta 10.000 dólares de prestamos educativos (para aquellas personas que ganen menos de 125.000 dólares al año) que fue aprobada por la administración Biden. Dada la composición conservadora de la corte y la falta de movilización en las calles, lo más probable es que la Corte Suprema anule esta condonación de préstamos.
Si bien la administración de Biden prometió que la deuda estudiantil sería condonada bajo su administración, este acuerdo de techo de deuda obligará a los 40 millones de personas que tienen deudas educativas a comenzar a pagar, una carga financiera importante para la clase trabajadora, especialmente en el contexto de alta inflación.
Además, este acuerdo incluye avanzar en el oleoducto Mountain Valley, que se utilizará para transportar gas extraído mediante fracturación hidráulica, destruirá más de 1,000 arroyos y humedales y dañará a las comunidades que ya luchan en los Apalaches. Oil Change International informó que el oleoducto Mountain Valley generaría 89 millones de toneladas métricas de contaminación al año, el equivalente a 26 nuevas centrales eléctricas de carbón al año. Este es un proyecto impulsado por el demócrata conservador Joe Manchin, cuyos principales donantes de campaña son los intereses de los combustibles fósiles.
Siempre hay suficiente dinero para los militares
Mientras que este proyecto de ley para elevar el techo de la deuda reduce el gasto social, al mismo tiempo aumenta los recursos para hacer crecer aún más el ya enorme complejo industrial militar. Permite un gasto militar de hasta $886 mil millones en 2024, en línea con la propuesta de Biden de un aumento del 3% en el gasto militar.
Y esto ni siquiera incluye la “ayuda” masiva enviada a Ucrania, que ya supera los 75 mil millones de dólares. Y tanto los demócratas como los republicanos ya están tratando de aumentar el gasto militar mediante el uso de fondos de emergencia para Ucrania a fin de aumentar el presupuesto del Pentágono. El propio Biden ya está diciendo que está abierto a más gastos militares a través de un proyecto de ley complementario.
Estados Unidos ya tiene el gasto militar más grande del mundo, gastando más que los siguientes diez países combinados. Usan este presupuesto para lanzar bombas con drones sobre niños, apoyar golpes de estado, contribuir masivamente al cambio climático y actuar como una fuerza global amenazante con unas 750 bases militares en todo el mundo en más de 80 países.
Esta acumulación militar masiva tiene como objetivo la competencia estratégica y el conflicto con China en el contexto de mayores tensiones geopolíticas. La financiación masiva para la guerra en Ucrania es un intento de apuntalar la influencia de la OTAN, liderada por EE. UU., en Europa en el contexto del declive de la hegemonía imperialista estadounidense. Y Estados Unidos intentará ejercer su fuerza militar para intentar frenar el ascenso de China, disuadir la expansión del capital chino o, peor aún, prepararse para un posible conflicto militar futuro. Esto es evidente con el aumento de la presencia militar estadounidense en Filipinas y el Mar de China Meridional. El objetivo detrás del aumento perpetuo del presupuesto militar de EE. UU. es usar las fuerzas armadas para detener la posibilidad de un mundo multipolar.
Toda esta debacle del techo de la deuda es una muestra de una potencia hegemónica global en crisis. Biden incluso tuvo que cancelar su viaje a Australia y Papúa Nueva Guinea para poder regresar a Estados Unidos y negociar con los republicanos. El hecho es que toda la economía global pende de un hilo de un país que no puede arreglar sus problemas. Incluso la revista Foreign Policy tuvo que destacar que:
"El compromiso propuesto en sí mismo no es de ninguna manera algo que deba inspirar confianza en el papel de liderazgo de Estados Unidos en el mundo. El punto más importante es que cuando a un país rico y poderoso le resulta más fácil reducir la forma en que invierte en su gente, en educación, en ciencia y en asegurarse de que los más débiles entre ellos no se queden completamente atrás que reducir gastos inútiles y derrochadores en armas, hay razones para preocuparse por los fundamentos de su poder".
La debacle del techo de la deuda y los recortes en el gasto social resaltan un país, y la potencia imperial reinante en el mundo, en crisis.
La administración Biden está supervisando un ataque masivo contra la clase trabajadora
En el ámbito interno, es claro que el proyecto de ley de límite de deuda es un ataque a la clase trabajadora, y no es el único. Estamos viendo cómo la Reserva Federal está empujando hacia una recesión al aumentar las tasas de interés. Y estamos viendo como los salarios de los trabajadores se devalúan por la inflación mes a mes.
Si bien Biden prometió gobernar para la clase trabajadora y promocionó sus grandes planes de gasto en sus primeros meses en el cargo, estaba supervisando un recorte en el gasto social.
Biden y la mayoría de los demócratas argumentan que este acuerdo de techo de deuda “no es tan malo como podría ser”. Esta es esencialmente la tarjeta de presentación del Partido Demócrata. Es una política de bajas expectativas y derrotismo. No es de extrañar que amplios sectores se vean arrastrados a los brazos de la extrema derecha, mientras que otros abandonan la política por completo.
La verdad es que cuando Biden y otros dicen que no hay dinero, eso es mentira. Sabemos dónde está el dinero. Va al complejo industrial militar para llenar los bolsillos de Raytheon y Lockheed Martin. Y está en los bolsillos de los multimillonarios que se enriquecen cada día.
El acuerdo del techo de la deuda no fue un error de cálculo político. Es una victoria para la clase capitalista, que ha evitado un incumplimiento a costa de los trabajadores. Los demócratas están supervisando la austeridad contra la clase trabajadora a la luz de una recesión que se avecina y en una competencia con China, mientras que al mismo tiempo intentan responsabilizar a la Reserva Federal, la economía y los republicanos para ganar los votos de la clase trabajadora. 2024.
Mientras la crisis climática se agudiza, los demócratas intentan actuar como si fueran el mal menor, en comparación con los políticos de extrema derecha que niegan la ciencia en el Partido Republicano. Pero mientras los demócratas afirman luchar contra el cambio climático, Biden ha superado hasta ahora a Trump en la aprobación de proyectos de perforación de petróleo y gas. Y con el proyecto de ley actual, ahora está acelerando un proyecto masivo de combustibles fósiles. Los demócratas tampoco son el mal menor para el planeta.
Necesitamos nuestro propio partido político
El proyecto de ley del techo de la deuda ha sido aprobado y, aunque algunos demócratas progresistas votaron en contra, estos votos son simbólicos. Están destinados a fingir oposición en un contexto en el que el acuerdo de techo de deuda iba a aprobarse independientemente de su voto. Si fueran serios acerca de oponerse a los recortes al gasto social y al aumento del complejo industrial militar, se habrían organizado activamente para hundir este acuerdo de techo de deuda.
Una vez más, los demócratas se han confabulado con la autodenominada oposición en el Partido Republicano para supervisar e instituir políticas que perjudicarán directamente a los trabajadores y a los oprimidos de todo el país, mientras nos dicen que deberíamos estar agradecidos de que no sea tan malo como el primer plan presentado por los republicanos.
El Partido Demócrata no es ni puede ser una herramienta para la clase trabajadora, y su papel principal siempre será proteger las ganancias de los patrones e instituir ataques contra la clase trabajadora y el planeta. Pero no podemos aceptar la resignación de que "podría ser peor". Necesitamos un partido de la clase obrera, por y para los trabajadores, que luche por nuestros intereses. Tal partido habría sido capaz de organizar y construir protestas masivas contra este acuerdo de techo de deuda de austeridad mucho antes de que llegara al Congreso, cambiando necesariamente los planes de ambos partidos capitalistas al mostrar el poder y la voluntad del pueblo. Necesitamos un partido que luche no solo contra estos ataques, sino por el futuro del planeta y una sociedad pensada en función de los intereses de las personas y no de las ganancias.
El presente artículo es una traducción del original publicado en ingles en el sitio Left Voice. |